La industria cárnica critica el previsible retraso en la reautorización de las harinas cárnicas en alimentación animal
13 de abril de 2012
La tramitación de este Reglamento de la Comisión estaba destinada inicialmente a reautorizar el uso de harinas de porcino y de aves en la alimentación de no rumiantes, respetando el principio de no canibalismo, tal y como lleva años reclamando nuestro sector cárnico, con el apoyo de la Administración española, de modo que se combinasen los más altos niveles de seguridad para los consumidores con los legítimos intereses sectoriales de toda la cadena de producción de carnes.
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Esta actitud tiene como consecuencia lamentable –a tenor de CONFECARNE– que se continúen desperdiciando miles de toneladas de proteínas de calidad como componente proteico de los piensos, con el importante déficit que arrastra la Unión Europea de esta materia prima, sin evaluar los importantes costes económicos y los efectos medioambientales que supone el tener que abastecerse con proteína vegetal importada de terceros países. Con la reutilización de las PATs en la alimentación de no rumiantes, disminuiría la demanda de importación de soja, contribuyendo a equilibrar la deficitaria balanza comercial de la UE en este capítulo, según la asociación.
Igualmente, la utilización de harinas en lugar de cereales (maíz) permitiría reorientar la producción de buena parte de éstos hacia la alimentación humana, muy necesitada en determinadas zonas del planeta de este alimento básico. En este sentido, en el seno de Naciones Unidas ya se hizo una reflexión sobre esta cuestión, señalando la falta de ética que supone tirar unas harinas que se podrían usar perfectamente para la alimentación animal, en la que se emplean cereales, mientras se constatan los problemas de hambre y desnutrición en buena parte del mundo.
CONFECARNE ha insistido finalmente en que esta prohibición coloca desde hace más de una década a la producción ganadera europea en una posición competitiva desigual frente a las producciones de terceros países en los que nunca ha estado prohibido el uso de harinas cárnicas para la alimentación de no rumiantes, y en que no existe una sola evidencia científica que avale el que la utilización de harinas de carne en la alimentación de monogástricos genere problema alguno de transmisión de enfermedades de sanidad animal y menos aún en humanos.