Expertos advierten de que el sector primario vasco deberá incrementar su competitividad para adaptarse a la futura PAC
27 de diciembre de 2011
Raúl Compés, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia y vicepresidente de la AEEA, Asociación Española de Economía Agraria, expresó que el primer problema que debe afrontar la reforma es el de los precios, ya que la sostenibilidad económica es clave para lograr la reestructuración y mejorar la competitividad del sector agrario. El catedrático analizó los retos de la Política Agraria Común, y apuntó que para lograr una mayor rentabilidad de las explotaciones es imprescindible mejorar su competividad, así como aumentar su cuota de valor en la cadena alimentaria, entre otras medidas.
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El vicepresidente de la AEEA Compés opinó que la reforma de la PAC debe estar orientada a un nuevo paradigma, basado en la multifuncionalidad y que atienda a las funciones redistributiva, estratégica, productiva, territorial y ambiental de la política agraria.
Por su parte, Pablo Medrano, director de Desarrollo Rural del Gobierno Vasco, detalló que la estrategia comunitaria para el 2020 pasa por tres ejes: el crecimiento inteligente, que busca el desarrollo de una economía basada en el conocimiento y la innovación; el crecimiento sostenible, que promueve una economía que haga un uso más eficaz de los recursos; y el crecimiento integrador, que fomenta una economía con alto nivel de empleo y que disfrute de cohesión social y territorial. En su ponencia, afirmó que el desarrollo rural requiere de la transferencia de conocimientos e innovación, la mejora de la competitividad y de la viabilidad de las explotaciones, la organización de la cadena alimentaria y la gestión del riesgo en agricultura.
Jorge Garbisu, técnico del departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco consideró que la reforma de la PAC “no va a resolver los déficit comerciales del sector agrario vasco, a pesar de que es un texto mejor articulado, con más legitimación social y más acorde a la sostenibilidad productiva del sector”. Garbisu afirmó, además, que es muy difícil evaluar el impacto de la reforma en estos momentos, porque muchas decisiones están en manos del Estado y porque todavía hay que esperar al resultado final del proceso negociador para conocer qué sectores pueden verse beneficiados y cuáles perjudicados, y en qué medida.