Cataluña experimenta en genética porcina con fines productivos ecológicos
14 de diciembre de 2010.

En Cataluña está optimizándose la producción porcina para hacerla más ecológica y sostenible, obteniendo por añadidura que la calidad de la carne sea aún mayor en los cerdos criados de esta manera. En esto han trabajado el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries de Monells en Girona y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) del Ministerio de Ciencia e Innovación en el proyecto que han bautizado como ‘Definición de un modelo de calidad sensorial y nutricional diferenciada de productos cárnicos derivados de un sistema de producción porcina alternativa y sostenible basado en la producción ecológica en el Parque Natural del Montseny’.
El objetivo principal del mismo era el de estudiar el efecto tanto de dos tipos de alimentación como de dos tipos de ‘macho finalizador’ sobre la eficiencia productiva, la calidad de la canal y de la carne en un sistema de producción porcina ecológica. Para este fin se evaluaron un total de 174 cerdos, distribuidos en función de genética, alimentación y sexo. Se escogieron animales de carácter rústico debido a su mejor adaptación a las peculiaridades del sistema de producción ecológica relacionadas al entorno de la población catalana de Aiguafreda así como la legislación vigente en este ámbito productivo.
En este proyecto se cruzaron cerdos de la raza Duroc con otro con una composición genética del 50% de la raza Porc Negre Mallorquí, mientras que las madres fueron siempre de raza Duroc por Landrace. El producto de este cruce de razas resultó ser el de una carne de alta calidad tecnológica y organoléptica, enfatizó el estudio.
En la otra variable de la investigación, el de la alimentación del cerdo, ambas se constituyeron de materias primas con certificación ecológica, en una de las cuales se incluyeron ciertos niveles de ácido oleico superiores al otro a fin de poder evaluar la acumulación de este componente lipídico en la grasa del animal.
Esta investigación arrojó el mejor crecimiento de los machos castrados en comparación con las hembras, mostrando un elevado espesor de grasa dorsal. De la misma manera pudo reconocerse que los ejemplares cruzados con el Porc Negre Mallorquí crecieron mejor que los de la especie Duroc, aunque con un mayor depósito de grasa dorsal.
Más variables vislumbradas en el estudio
De igual manera, continúa el estudio de investigación catalán, el análisis de la calidad de la canal y de la carne mostró interacciones entre los efectos genéticos, de dieta y sexo en muchas variables, indicando un comportamiento diferente en función del efecto deseado. Los tratamientos que se efectuaron dieron como resultado una calidad de la carne bastante similar, si bien es cierto que el cruce con el macho Duroc presentó valores superiores de grasa intramuscular.
“Este resultado constituye uno de los criterios más decisivos para obtener una materia prima de calidad diferenciada y por esa razón, fue valorado positivamente por la empresa Embotits Salgot”, indicó un portavoz del instituto haciendo referencia a la granja de Aiguafreda donde se desarrolló parte de este experimento.
Asimismo es importante resaltar que el consumidor no percibe diferencias en relación ni con la delicadeza de la carne ni con su aceptabilidad general entre los dos tipos de alimentación porcina o entre los dos tipos de cruces genéticos.
Finalmente, concluyen los investigadores catalanes, que el factor genético es el más relevante en términos de producción ecológica de calidad, siendo la producción de machos castrados a partir de un cruce Duroc por Landrace para la madre y con un padre Duroc la opción ideal en cuanto a calidad de la canal y al nivel de grasa intramuscular.