El nuevo Reglamento del Medicamento: una oportunidad para la prevención
Miguel Ángel Sanz, técnico de pequeños rumiantes de Hipra, moderó la mesa redonda en la que se habló sobre la prevención y la reducción en el uso de antibióticos como una de las premisas de la sanidad animal en el futuro, destacando la labor de Hipra en desarrollar nuevas vacunas y en favorecer la prevención en la sanidad animal. Las nuevas obligaciones derivadas del Reglamento del Medicamento fueron analizadas en esta tertulia, con la participación de tres invitados que analizaron todos estos aspectos.
Francisco Martínez Sanmiguel – Veterinario de ovino de Gaherproga
El sector del ovino de leche no es la especie que más antibióticos consume. De hecho, es una de las que menos lo hace, pero el Reglamento del Medicamento, si bien es cierto que el Real Decreto en España lo ha modulado en la medida de lo posible, va a hacer que los veterinarios nos veamos obligados a realizar en mayor medida lo que podemos llamar una sanidad de precisión. Se trata de utilizar las herramientas de las que dispongamos, pero únicamente cuando haga falta.
En el sector ovino hay una particularidad. Hay muy pocas ventanas de utilización de medicamentos y muy pocas referencias. Para ovino lechero, únicamente hay 85 registros autorizados de antibióticos. En caprino aún es más limitado, pues sólo hay 32, comparándolo con el vacuno que tiene 312. Anteriormente, los veterinarios utilizábamos los antibióticos de vacuno para pequeños rumiantes, pero ahora es más complicado porque hay que justificarlo mucho mejor. Por lo tanto, debemos hacer más sanidad de precisión. Además, debe tenerse en cuenta que hay antibióticos que tienen indicaciones para las que luego no se utilizan en la práctica. En resumen, hay muchos aspectos complejos, por lo que obliga a hacer las cosas mucho mejor en temas sanitarios.
Los veterinarios vamos a tener que protocolizar todos los aspectos sanitarios posibles que tienen que ver con la prevención y, en ovino de leche, los dos momentos de mayor trascendencia son el del secado y la recría de corderas. El secado selectivo, en primer lugar, porque poco más del 10% de las granjas hacen control lechero oficial y, por otra parte, es muy complejo de desarrollar en la actualidad, porque la media del recuento de células somáticas es alto (por encima de 1.200.000) lo que equivale a que más de un 30% de animales tendrían teóricamente mamitis subclínicas, por lo que sería necesario un tratamiento. Un avance técnico que favorecería mucho la prevención y la menor utilización de antibióticos en el secado sería discernir los tipos de células somáticas que hay en cada recuento. En el caso de la recría, influyen de manera decisiva las instalaciones y el manejo. Organizando el secado y los problemas respiratorios en recría, se solucionarían gran parte de los problemas en ovino de leche en relación con el tema de los antibióticos.
No debemos olvidar que la primera obligación del veterinario es que la explotación tenga una sanidad adecuada. Es importante realizar un programa preventivo y que esté protocolizado, con la colaboración entre ganadero y veterinario. Los aspectos que más pueden incidir en la mala sanidad de una explotación son malas instalaciones, una inadecuada alimentación y una escasa higiene. No deben solucionarse las deficiencias en estos tres aspectos únicamente con medicación. La sanidad es una parte más de los retos que deben tener las explotaciones de ovino de leche en la actualidad para poder continuar.
María Ángeles Blanco Fernández – Responsable del Área de Servicios al Ganadero del Consorcio de Promoción del Ovino
El Reglamento del Medicamento dice que, en medicamentos de uso veterinario, está justificado su uso por motivos de protección de la salud pública, sanidad animal o medio ambiente. Hay que utilizar los antibióticos en su justa medida, pero no significa que no se pueden utilizar más. Las explotaciones deben tener su plan sanitario, con un buen programa de bioseguridad implantado, para utilizar los antibióticos únicamente cuando sea necesario. No se pueden utilizar los antibióticos para enmascarar un problema de manejo o de higiene. Es una responsabilidad compartida entre el ganadero y el veterinario.
Debemos esforzarnos por reducir el uso de antibióticos, aunque es cierto que en ovino ya se utiliza en menor medida que en otros sectores ganaderos. Esta nueva normativa obliga a adaptar los protocolos sanitarios, pero debe ser una oportunidad para el sector si los ganaderos pueden continuar en la actividad, aunque no lo será por esta nueva normativa, sino por otras razones.
El mayor consumo potencial de antibióticos en ovino de leche está en el periodo de secado y en las corderas de reposición, con los problemas respiratorios. En estos aspectos tenemos que trabajar, haciendo pruebas y observando las sensibilidades de los antibióticos con los laboratorios, pero valorando el criterio clínico del veterinario de explotación. Los ganaderos que están en Control Lechero Oficial tienen una referencia para poder hacer secado selectivo, pero el resto de explotaciones lo tienen más complicado, pero tienen herramientas, como realizar muestras de leche de tanque o realizar el test de California. Además, eliminar animales con lesiones crónicas es la principal herramienta para disminuir el recuento de células somáticas. Todo eso debe partir de un programa sanitario, basado en la prevención, y en un plan de bioseguridad, aunque todo programa sanitario debe estar sincronizado con un programa de reproducción, para que se desarrollen al mismo tiempo.
Esta nueva normativa realza la figura del veterinario de explotación y está diseñado para contener el problema de las resistencias antimicrobianas. Sin embargo, la administración y los veterinarios debemos concienciar a los ganaderos, estableciendo programas sanitarios y de bioseguridad. La administración debe ser benevolente y darnos tiempo a ganaderos y veterinarios para que nos adaptemos, partiendo de la base de que en ovino no hay un abuso generalizado de antibióticos. Por ejemplo, cuando se tiene un problema de abortos, se debe actuar de una forma rápida. Además, el ovino necesita tener más registros y más aplicaciones de antibióticos. Por último, debe haber una buena comunicación con los consumidores, para que conozcan la calidad y la seguridad de nuestras producciones.
María del Carmen González Martín – Subdirectora adjunta de la Subdirección General de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)
El Reglamento del Medicamento está en vigor desde el pasado 28 de enero. Pero ya en el año 2010, desde la Unión Europea se comentó a trabajar con el lema ‘Más vale prevenir que curar’. Y en el año 2016, se legisló que una de las obligaciones del ganadero era tener conocimientos para un uso responsable de medicamentos y tener conocimientos sobre resistencias antimicrobianas.
Debe tenerse en cuenta que las resistencias antimicrobianas son un problema muy grave de salud pública y se debe hacer un uso prudente de antibióticos. No quiere decir que esté prohibido, sino que debe aplicarse la máxima de ‘tanto como sea necesario, tan poco como sea posible’.
La nueva Política Agraria Común (PAC) ha incluido una estrategia ‘De la granja a la mesa’ por lo que el uso sostenible de antibióticos debe estar en el Plan Estratégico de la PAC de cada Estado miembro. La Unión Europea lo obliga a cumplir para que España reciba los 4.700 millones de euros anuales que percibe de la PAC.
Es cierto que el sector ovino no es el principal consumidor de antibióticos. Se han hecho las cosas bastante bien en este sector, pero aún tienen que implementarse medidas. España ha pasado de ser el segundo país en consumo de antibióticos en ganadería de toda la Unión Europea a ser el séptimo. Aún así, nuestra media de consumo en ganadería es el doble que la media europea, por lo que tenemos una presión más grande que otros Estados Miembros. No se va a pedir el mismo esfuerzo a todos los sectores. Obviamente, tendrán que realizar más esfuerzo los sectores que más consumen. De hecho, ya tenemos datos de los antibióticos que declaran los veterinarios.
A cada uno de los ganaderos se les envía un informe de su consumo de antibióticos, comparado con el mismo sistema de producción. Se establece un valor de referencia en función de la especie y de la orientación productiva. En el caso del ovino de leche, únicamente el 10,4% de las explotaciones están por encima del valor de referencia, por lo que ese 10% tendrá que hacer el esfuerzo para reducir el uso de antibióticos. En función del porcentaje que se esté por encima del valor de referencia, las medidas se irán endureciendo. Por ejemplo, estar por encima del 50% implicaría únicamente revisar el programa sanitario. Para tener que establecer medidas cautelares, las explotaciones tendrán que estar un 125% por encima del valor de referencia. No se habla de reducciones drásticas, sino que las explotaciones que más consumen deben intentar adaptarse. La Comisión Europea, y la sociedad en general, tiene muy claro que se debe cumplir con los objetivos fijados, que además está incluido en la PAC.
En el caso del ovino de cebo, se ha elaborado un documento sobre la utilización de la metafilaxia. El Ministerio es consciente de que es un cambio importante y hemos intentado que se haga de la forma más suave posible. El sector nos solicitó establecer un protocolo para los requisitos que deberían cumplirse en la justificación de una metafilaxia. Durante un periodo de cuatro años, cumpliendo una serie de requisitos, se considera que la metafilaxia está justificada. Desde el Ministerio estamos abiertos a todas las solicitudes, pero está claro que ningún documento de este tipo puede aprobar cosas que vayan en contra de la legislación.
Desde otro punto de vista, con esta nueva normativa el veterinario va a salir reforzado, porque asumirá una serie de responsabilidades, diseñando y vigilando el programa sanitario que debe tener la explotación. Y si necesita realizar una prescripción excepcional, el veterinario clínico tiene su criterio y podrá hacerlo de una forma justificada. Además, la Agencia Española del Medicamento está trabajando en la posibilidad de que haya más medicamentos autorizados para pequeños rumiantes.