La oveja Merina mejora sus prestaciones en la producción de leche
A este respecto cabe recordar la utilización de la práctica del ‘doblaje’, consistente en sacrificar un número elevado de crías, a efectos de asignar dos madres a cada uno de los corderos sobrevivientes. Esto limitaba el ordeño a un reducido número de explotaciones durante un período de 15-20 días después de la retirada de los corderos, a objeto de obtener algunos quesos para el consumo familiar. Los rendimientos de 200 gramos por oveja y día se consideraban aceptables.
Se han dado grandes pasos en este aspecto. Así, en la actualidad, cuando la oveja Merina es sometida a un manejo favorable, con ración de aprisco generosa, consigue sacar adelante a sus crías sin problemas, incluso en casos de parto gemelar. Esto ha propiciado que el ordeño se extienda a un importante número de explotaciones familiares, en ocasiones de grandes dimensiones, donde se obtiene producto durante todo el año, según señala la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Merino.
En general, el período de lactación de la oveja Merina se divide en dos fases; una de 60 días, que se corresponde con el período de cría del cordero, y otra de 50 a 70 días, orientada al ordeño. La producción media de leche obtenida por oveja y año se puede estimar entre 40 y 50 litros, lo que supera con creces las cifras que se manejaban antiguamente.
De este modo, una las ventajas de la explotación de ovejas de raza Merina es que produce una leche de alta calidad, que se destina a la producción de quesos con sabores característicos.