Por primera vez en la historia, Castilla y León es más ganadera que agricultora
19/04/2013
La rama ganadera aporta más valor que la rama agraria en las cuentas económicas de la agricultura de Castilla y León, como apunta un informe hecho público recientemente por la Consejería de Agricultura. Este hecho positivo de que el sector ganadero tenga un gran peso en el campo y en el medio rural de Castilla y León, lo es a pesar del escaso apoyo económico que la ganadería recibe de las administraciones públicas y de las muchas trabas legislativas que se ponen para ejercer la actividad, según se ha encargado de denunciar la organización agraria Asaja. Según el estudio de Agricultura, en el año 2012 la producción vegetal alcanzó la cifra de ventas 2.551 millones de euros y fue ligeramente superada por la producción animal, con unas ventas de 2.613 millones de euros, circunstancia que ocurre por vez primera. Dentro de este subsector ganadero, el mayor peso lo soportó el sector porcino con el 30,24%, seguido de la leche de vacuno y ovino con el 22,63%, el bovino de carne con el 21,82%, los huevos el 11,56% y las aves el 6,88%.
Lo que no dice el informe de la Junta es que el sector ganadero, a la vez que ha facturado más, ha ganado menos, pues el gran problema de los ganaderos ha sido hacer frente a los elevados costes de producción, unos costes que no han sido tan desproporcionados en la rama agrícola.
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Asaja considera que el sector ganadero es el gran perjudicado en la actual política agraria, y que no está siendo tenido en cuenta en la reforma de la nueva PAC, donde el dinero llegará a la superficie de cultivo y pastos y no a las cabezas de ganado; sectores como el porcino y la avicultura están excluidos de todo tipo de ayudas; se está encareciendo de forma desmedida la retirada obligatoria de cadáveres en explotaciones, y por si fuera poco las administraciones no apoyan a nuestros ganaderos en las relaciones comerciales con la industria agroalimentaria y la gran distribución. El sector ganadero se ha visto afectado por incrementos de los precios de los piensos y la energía que no han podido trasladar a la venta de los productos, unos productos que a diferencia de otros agrarios son perecederos y por tanto más difíciles de comercializar.