La pandemia del COVID-19 ha supuesto un duro golpe a la economía global. El obligado confinamiento de la sociedad como medida de prevención ha resultado en un impacto en la actividad de las empresas, especialmente de aquellas empresas productoras o proveedoras de bienes no esenciales. Algunas experimentan falta de suministro de materiales debido a que su proveedor de materias primas ha tenido que reducir su personal, bien para garantizar su seguridad o bien por una reducción en la demanda; otras han tenido que reducir su capacidad de producción; otras se han visto faltas de stock porque la cadena de suministro está afectada desde un inicio; y otras se han visto perjudicadas por la reducción en las importaciones. Entonces, ante esta afectación de la cadena de suministro, ¿qué otras opciones existen para seguir produciendo?
Sin duda, la impresión 3D es una de las opciones que más ha dado que hablar durante la crisis del COVID-19. Ante la necesidad de suplir la urgente falta de suministros médicos y de protección personal, multitud de empresas y particulares han visto en la impresión 3D una respuesta rápida y eficaz para su propósito. Se han llegado a fabricar respiradores, equipamiento de protección individual (gafas, mascarillas, protectores faciales), abridores de puertas con manos libres, válvulas, componentes para respiradores, material quirúrgico, soportes para mamparas de metacrilato para proteger mostradores...Todo en tiempo récord. Y es que la impresión 3D ha demostrado ser una técnica de fabricación rápida, que permite producir prototipos y series cortas, y que no depende de una cadena de suministros más allá del material que se utiliza para imprimir. Un ejemplo de ello es el bifurcador para respirador surgido de la alianza entre Leitat y Consorci de la Zona Franca. Este bifurcador, diseñado por Leitat, es una pieza muy sencilla pero que permite conectar entre dos y cuatro pacientes a un solo respirador. Fabricadas con poliamida 12 (PA12) y mediante tecnología Multi Jet Fusion (MJF) de HP, se pueden obtener hasta 107 piezas de una sola impresión.
CAD de los bifurcadores diseñados por Leitat. Fuente: Leitat.
Gracias a la colaboración de las empresas 3DSix, Avinent-Corus, Barel, Eurecat, Fundació CIM-UPC, Hipra, HP, Ineo, Pantur y Prometal3D, se han podido producir una gran cantidad de bifurcadores en un periodo muy corto de tiempo.
De esta situación de crisis ha surgido una oportunidad de descubrimiento y reinvención para muchas empresas, no solo a corto plazo, sino que puede suponer un punto de inflexión en sus negocios. Aquellas que de manera altruista han proveído material sanitario impreso en 3D, podría suponer posicionarse como empresa que ofrece material sanitario más ligero, personalizado, que tiene más prestaciones que aquel fabricado con las técnicas habituales, y que resulta mucho más económico. Por ejemplo, el respirador de campaña LEITAT1 (fruto de la alianza entre Leitat, el Consorci de la Zona Franca y HP, junto al CatSalut, a través del Consorci Sanitari de Terrassa (CST) y el Hospital Parc Taulí de Sabadell), tiene un coste 10 veces inferior a los respiradores convencionales y puede alcanzar una producción diaria de 50 unidades.
Respirador 3D de campaña. Fuente: Leitat.
Un claro ejemplo de reinvención es la empresa belga Materialise. A su porfolio de servicios de fabricación médicos e industriales vinculados a la impresión 3D, han añadido nuevos productos basados en necesidades generadas por el COVID-19 pero que tienen posibilidad de comercialización a largo plazo, como un accesorio que permite abrir las puertas sin tener que utilizar las manos, o una máscara PEEP no invasiva.
Abridor de puertas en 3D. Fuente: Materialise.
Además de las oportunidades ya nombradas, los tiempos de crisis también pueden ser una perfecta ocasión para que las empresas inviertan su tiempo en desarrollar sus productos o en proveerles de un valor añadido mediante la tecnología de impresión 3D, aplicable a las fases de diseño y desarrollo, a la fase de industrialización y, si se ha diseñado aprovechando las ventajas que ofrece, aplicable también a la fase de producción. Es también el momento para dedicar atención a la última fase de la vida de los productos: su mantenimiento en el mercado mediante la reparación y reutilización mediante la sustitución de componentes con piezas de recambio fabricadas con impresión 3D. La fabricación aditiva no entiende de sectores industriales, se ha demostrado válida para todos ellos.
Las épocas de crisis son épocas de nuevas oportunidades, y durante el COVID-19 se ha demostrado que la impresión 3D está ya en fase de postdescubrimiento e iniciando poco a poco su expansión, siendo muchas las empresas que empiezan a utilizarla para dotar a sus productos de una ventaja competitiva.
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