La cooperación permite aumentar la competitividad y aceptar mayores proyectos

Dinámico, sensible a la competitividad y a las exigencias de mercado, el sector moldista portugués es un segmento industrial muy bien preparado. Las constantes inversiones para mejorar su parque de máquinas, software y formar a sus empleados, posicionan al sector entre los mejor reconocidos a nivel internacional. Y es que el portugués es un sector privilegiado: la cooperación entre empresas les permite afrontar las amenazas como la deslocalización y mantener sus altos índices de exportación que superan el 85 por ciento del total de la producción. Los dos ejes productivos están concentrados en Marinha Grande y Oliveira de Azeméis, donde se concentran unas 250 empresas moldistas que emplean alrededor de 7.000 personas.

El sector moldista portugués se caracteriza por un tejido industrial joven, con más de la mitad de empresas formadas en la década de los 80. No obstante, la etapa de bonanza económica para los moldistas se inició a partir de los setenta. A pesar de que hay numerosas empresas con pocos años de actividad, éstas han alcanzado su madurez a un fuerte ritmo. Precisamente, algunas de las firmas más destacadas por su tecnología y tamaño son las que pertenecen a las más jóvenes.

Esta generación de nuevas empresas mantiene un alto índice de cooperación entre ellas, una característica sobresaliente del sector portugués ya que, tanto la cooperación para incrementar la competitividad, tanto en el caso de los grupos empresariales como de empresas que cooperan entre sí, el nivel de colaboración es mucho mayor que la de cualquier otro país, lo que incluso ha dado lugar a una cierta "cultura de relaciones" entre los moldistas del sector.

Este entorno de colaboración es el que ha propiciado la aparición de un subsector contratista, formado por empresas dedicadas a cada fase de construcción del molde, como por ejemplo: mecanizado de desbaste, mecanizado de acabado y electroerosionadores, además de los que suelen existir en otros países como pulidores, tratamentistas y otros.

Estas relaciones de colaboración llegan incluso a la adquisición conjunta de equipos, como máquinas para el ensayo de moldes o sistemas de CAD/CAM o bien para compartir la capacidad de la máquina o para realizar una selección e implantación conjunta y obtener mejores condiciones de compra.

Tradicionalmente el destino de la mayor parte de las exportaciones de moldes portugueses ha sido Estados Unidos, llegando incluso a superar el 50% del valor total de las exportaciones. En los últimos años el volumen han descendido considerablemente – y más actualmente por factores como el precio del dólar– y la exportación se ha distribuido en varios destinos, muchos de ellos de europeos y en algunos casos, asiáticos o del continente africano.

No obstante, la recuperación actual hacia cotas anteriores está marcada por el aumento de la competitividad del mercado norteamericano y la presión de la competencia de los países asiáticos.

Precisamente el cambio de dirección de una parte de las antiguas exportaciones que se destinaban a Estados Unidos se dirigen al mercado europeo, donde se han potenciado las relaciones entre países. En este contexto, Portugal forma parte del proyecto europeo ET21 en el que cooperan varias empresas de diferentes países europeos para dinamizar el sector. En cuanto a su dinamismo para innovar y unir iniciativas, la industria moldista ha sido capaz de interpretar la estrategia de unir las capacidades de promoción, especialmente a nivel internacional. En este sentido, la internacional “Image Campaign”, encabezada por Cefamol y apoyada por Icep está siendo un éxito. También en esta dirección, Centimfe y Cefamol promueven, cada dos años, la semana dedicada a los moldes Moulds Event, donde se organizan actividades internacionales que permiten acercarse a la realidad del sector.

Como resultado del desarrollo de actividades, se presentaron diversos proyectos de I+D creando una mayor red de cooperación internacional que se consolidó en Bruselas en la presentación del 6º Framework Programme, en octubre de 2003. En ese momento, cuatro organizaciones europeas –Centimfe (Portugal), Ascamm (España), IPT Fraunho fer Institut (Alemania) y CRIF (Bélgica)- decidieron promover e impulsar ET21.

ET21 se dirige a potenciar las industrias europeas de fabricantes de moldes y moldes especial. Se pretende incrementar el valor añadido ofrecido por estas compañías en la cadena global de suministradores, así como para el trabajador por hora trabajada.

Incrementar la producción y reducir los ciclos de producción y entrega, simplificando los procesos de fabricación son algunas de las metas que se plantean los moldistas portugueses. “Nuestra fuerza recae en la integración de los procesos” dice el director de una importante compañía moldista portuguesa. El know how de varias décadas de actividad permite a las compañías lusas ofrecer servicios integrales que cubren:

• El concepto y diseño de nuevos productos.
• Ingeniería y desarrollo de productos. Desde moldes más efectivos y ciclos de inyección más cortos hasta menores costes de material y reducción de requerimientos de mantenimiento.
• Prototipado. Utilizando los últimos desarrollos en tecnología de prototipado rápido -desde estereolitrografía a la mecanización de alta velocidad- significa que los fabricantes pueden probar y determinar productos reales. Lo que reduce los ciclos.
• Selección de material. Los ingenieros plásticos que trabajan con compañías de moldes portuguesas están sorprendidos de los beneficios que pueden obtener al escoger el material exacto para cada producto.
• Fabricación de moldes. La industria portuguesa invierte más en tecnología y formación que muchos de sus competidores. Las compañías están equipadas para producir moldes precisos hasta los más altos estándard –particularmente moldes que integran múltiples cavidades, insertos, y partes intercambiables–.
  Las compañías portuguesas son también pioneras en el empleo de tecnologías que permiten, por ejemplo, la inyección de productos con partes móviles, desde un molde simple, el uso de etiquetado y decoración en el molde y la inyección de productos que combinan diferentes materiales, tan duros como el plástico engomado desde una herramienta simple.
• Ensayos y servicios de fabricación. Las firmas portuguesas ofrecen a sus clientes un servicio completo. Han invertido en la capacidad de ensayar y moldear perfectamente antes de ser ensamblados para el fabricante, siempre con lo último en tecnología de inyección. También ofrecen ensamblaje completo, mantenimiento y servicios durante la vida del producto.

“No pensamos que nuestro servicio concluye cuando el molde se ha acabado” dice el director comercial de una empresa, “nuestra responsabilidad continúa mientras nuestros moldes continúan produciendo”.

La ingeniería portuguesa y las compañías moldistas han conseguido el reconocimiento internacional por sus exigencias del cliente, creando una reputación tan versátil, tecnológicamente avanzada y ofreciendo una buena calidad-precio. En una colaboración, un moldistas portugués propuso una forma simple de fijar un panel de la puerta a un vehículo. El resultado fue reducir 150.000 euros de un coste original de 1,4 millones de euros del total. Además, se consiguió una reducción del ciclo de inyección de 60 a 50 segundos para una de los moldes, un importante ahorro para una compañía que produce 200.000 unidades al año.

El “know how” de las compañías portuguesas permiten ofrecer ahorros en el proceso de fabricación que en ocasiones, cubre el coste completo del molde.

• Ventajas competitivas. Entre las empresas de primer nivel que confían en la industria moldista portuguesa se encuentran: Electrolux, Samsonite, General Electric, Delphi, Visteon, Johnson Controls, Thermos, IBM, Rubbermaid, General Motors/Opel, Volkswagen, Renault, Nokia, BMW, Mercedes, Tupperware, PSA Peugeot, Citröen, Hewlett Packard y muchos otros.