La impresión 3D ha llegado para quedarse y para que la sociedad, y en última instancia las empresas, apuesten de verdad por la sostenibilidad
La impresión 3D o la apuesta por la sostenibilidad en la fabricación
Menor consumo de material y de energía, eliminación del stock y producción a demanda y una reducción notable de la huella de carbono son algunas de las ventajas que posicionan a la tecnología 3D como una de las principales vías de fabricación sostenible. El futuro se pinta en verde. En todos los sectores se están poniendo los cimientos necesarios para el cambio de paradigma que la crisis medioambiental exige. También en el área de la producción, que ve en las nuevas tecnologías como la fabricación aditiva la herramienta más útil en este sentido.
Ejemplos hay muchos. La firma de moda Mango, por poner uno, ya produce piezas de bisutería en impresión 3D con materiales sostenibles en una clara muestra de su compromiso por la innovación y la sostenibilidad; y la firma de ingeniería industrial Ficep S3 produce desde hace tiempo cuando lo necesita y personalizadas piezas de maquinaria industrial impresas en 3D, con lo que optimiza cada nueva tirada y reduce significativamente la aparición de residuos.
Aunque la fabricación aditiva no nació con el ánimo de convertirse en la solución ecológica a la producción tradicional, si es cierto que “su uso no genera el volumen de desperdicios que produce la fabricación por sustracción o el fresado CNC”, explica José María Ferrándiz, director de la Línea de Negocio 3D de Grupo Solitium. “Además — continúa el ingeniero— permite la reusabilidad del material sobrante en el proceso de fabricación de piezas; reduce notablemente los tiempos de producción que suponen un importante ahorro de energía; ofrece la posibilidad de fabricar sin moldes y adhoc; elimina el stock y por tanto evita la necesidad de espacios de almacenaje; y genera menos CO2 total que fabricar en China grandes cantidades, transportarlas a Europa y, a veces, destruir aquello que no se llega a usar”.
Reciclado de materiales
Todo este potencial sostenible aparecía, hasta ahora, siempre en un discreto segundo plano, pues el económico invadía la escena. No en vano, la impresión 3D permite un notable ahorro de costes y posiciona a la industria en el momento que exige el mercado, que reclama tiradas cortas y productos personalizados fabricados en masa. Algo que, de momento, sólo puede ofrecer esta tecnología.
Ampliar el ciclo de vida de los productos también se encuentra en el amplio catálogo de ventajas de la fabricación aditiva, pues permite imprimir partes aisladas de ciertas piezas con el fin de repararlas.
La impresión 3D ha llegado para quedarse y para que la sociedad, y en última instancia las empresas, apuesten de verdad por la sostenibilidad.