La sostenibilidad energética, el desarrollo tecnológico y la fortaleza industrial, claves para lograr el objetivo de cero emisiones
En el marco de las actividades de la Cátedra de Transición Energética Fundación Repsol - Universidad de Barcelona, el 22 de junio se celebró la jornada ‘Cero emisiones netas: qué, por qué y para qué’, organizada por Fundación Repsol en colaboración con Deusto Business School. En la cita, centrada en las tecnologías de captura, uso y almacenamiento del CO2, se abordaron las diferentes opciones tecnológicas en la lucha contra el cambio climático y la oportunidad de negocio que ofrece la gestión del carbono bajo criterios sostenibles.
La principal conclusión de la jornada es que la sostenibilidad energética, el desarrollo tecnológico y la fortaleza industrial son elementos clave para lograr el objetivo de cero emisiones. Los participantes en el evento coincidieron en que son necesarias acciones globales y urgentes para evitar el calentamiento global, un asunto que concita un gran consenso político y social.
En la jornada se hizo referencia a la próxima celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26), que tendrá lugar en noviembre en Glasgow, Reino Unido. La conferencia tiene como eje fundamental la presentación de objetivos de cero emisiones netas.
La apertura institucional, informaron fuentes de Fundación Repsol en una nota de prensa, corrió a cargo del rector de la Universidad de Deusto, José María Guibert, y del vicepresidente de la Fundación Repsol, António Calçada. Ambos coincidieron en la importancia de abordar un debate sobre las mejores fórmulas de gestión del carbono para lograr las cero emisiones netas en un futuro cercano. Calçada señaló que la respuesta al problema de las emisiones de CO2 y de la gestión de la descarbonización ha de ser integral.
Tras una breve presentación por parte del director de programas de Deusto Business School, Juan Moscoso del Prado, tomó la palabra Mariano Marzo, director de la Cátedra de Transición Energética Fundación Repsol en la Universidad de Barcelona, quien fue el encargado de contextualizar la jornada, junto con la directora de Relaciones Corporativas de Deusto Business School en Madrid, Marta Aguilar Barrón.
Diferentes opciones tecnológicas
A continuación, la directora de Transformación Digital y Emprendimiento del Gobierno Vasco, Leyre Madariaga, intervino en una mesa moderada por el catedrático de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto, José Luis del Val, para exponer las diferentes opciones tecnológicas que se están teniendo en cuenta en la lucha contra el cambio climático.
Madariaga opinó que la correcta sincronía de acciones dirigidas a impulsar la transición verde y digital “puede ser el método más eficaz para garantizar el futuro de nuestra sociedad, optimizando la protección al medioambiente y consiguiendo un crecimiento económico sostenible y justo para todos”.
Asimismo, la directora de Transformación Digital y Emprendimiento del Gobierno Vasco, destacó que el uso de tecnologías digitales innovadoras ofrece un gran campo de oportunidades a los sectores económicos que contribuyen a la transición económica sostenible. En este sentido, explicó que la digitalización de la industria supone un cambio en la forma en la que se diseñan, fabrican, distribuyen y mantienen los productos, haciéndolos más competitivos y contribuyendo al cumplimiento del Pacto Verde Europeo a través de la reducción de emisiones y consumo energético, entre otros.
Por su parte, Elías Unzueta, gerente de Petronor Innovación, consideró que la actual década será “clave para crear la pauta de desarrollo tecnológico, escalado y validación acelerada que será necesaria para las siguientes décadas”. En su opinión, el gran reto pasa por mantener la competitividad de nuestra industria en un mundo descarbonizado y expresó su convencimiento acerca del papel del hidrógeno: “será un elemento clave para cerrar el círculo y conseguir las emisiones netas cero, además de ser el mejor aliado de la expansión de las energías renovables”.
El papel de los sistemas CCUS
El director de la Cátedra de Transición Energética, Mariano Marzo, incidió durante su turno de palabra en la idea de que la transición energética no solo consiste en reducir emisiones mediante la mejora de la eficiencia en el uso final de la energía y la descarbonización de las fuentes de energía primaria. “Se trata también de retirar el C02 de la atmósfera mediante métodos denominados CCUS” (acrónimo de carbon capture, use and storage; captura, uso y almacenamiento de carbono).
Marzo explicó que las principales vías contempladas para la retirada del CO2 son las soluciones basadas en la naturaleza, o SBN, que incluyen la gestión de masas forestales, suelos y humedales, diversas técnicas industriales ya en funcionamiento, y las tecnologías BECCS (bioenergy with carbon capture and storage, bioenergía con captura y almacenamiento de carbono) y DACCS (direct air carbon capture and storage, captura y almacenamiento directo de carbono en el aire) todavía en fase de demostración.
Aseguró también que con los precios por tonelada de CO2 emitida vigentes en la actualidad en la Unión Europea las soluciones basadas en la naturaleza podrían desplegarse de manera inmediata, “dando tiempo así a que las otras tecnologías industriales y particularmente la BECCS y DACCS, fueran rebajando sus costes de aplicación, que todavía son elevados”.
El presidente de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad, Iván Marten, por su parte, habló del papel de la gestión del carbono con la vista puesta en la oportunidad de negocio con criterios de sostenibilidad. Defendió que el objetivo es reducir las emisiones a nivel global “y no desplazarlas de un país a otro” y explicó que reducir las emisiones de China en un 10% equivaldría a eliminar todas las emisiones conjuntas de Reino Unido, Francia e Italia.
Iván Marten opinó que fijar un precio al carbono ayuda a tomar decisiones empresariales que apoyan la conservación del medio ambiente, pero, sobre todo, alertó de la necesidad de descarbonizar toda la economía y “no solo sectores específicos”. Además, defendió la idea de que el CO2 pase a ser de un residuo a un recurso “para lo que es fundamental potenciar la economía circular” que, en el caso del carbono se basa en 4 R: reducir, reusar, reciclar y retirar.
En la misma mesa redonda participó la Senior Investment Manager de Repsol Impacto Social, Natalia Cortina, quien destacó que, ante un escenario previsible de precios del carbono al alza, las compañías deben adaptarse a un nuevo modelo económico donde la gestión que hagan de sus emisiones de CO2, determinará, en gran medida, su capacidad de acceso a fuentes de financiación, clientes, socios, captación de talento, etcétera, y, por tanto, su sostenibilidad.
Reducción de CO2 en la cadena de valor
En este sentido, señaló que el eje principal de las estrategias de descarbonización “debe de ser la reducción de las emisiones dentro de su propia cadena de valor, aplicando para ello medidas como la racionalización de actividades, introducción de energías renovables, aplicación de tecnología, digitalización, etcétera, hasta apurar su capacidad de reducción técnica y económicamente viable”.
Cortina añadió que las empresas pueden acudir al mercado voluntario de carbono financiando proyectos certificados que eviten, reduzcan o absorban emisiones de carbono fuera de su cadena de valor, “o adquiriendo créditos de carbono derivado de éstos, con los que compensar o anular su huella de carbono”.
Por último, Asier Maiztegi, director de Desarrollo de Negocio Estratégico en la División de Energía y Medioambiente de Tecnalia, puso de manifiesto que una descarbonización competitiva requiere apoyar el esfuerzo del sector privado con mayores tasas de inversión en I+D+i.
En este mismo sentido, afirmó que “se requieren nuevos mecanismos de apoyo para tecnologías en TRLs (Technology Readiness Level o Nivel de Madurez Tecnológica) que permitan elaborar proyectos de demostración y pilotos en entornos relevantes próximos al mercado que faciliten y aceleren su consolidación en éste”.
Maiztegi también se mostró partidario de que el desarrollo de una política de incentivos que equilibre la presión fiscal e impositiva que distribuya el esfuerzo entre el sector privado, público y la propia ciudadanía, bajo un criterio de corresponsabilidad. Y apuntó al papel de la digitalización como elemento globalizador “y en el caso específico de la transición energética, como palanca de aceleración y competitividad que puede conducirnos hacia una estructura económica basada en la servitización cuando se requiere inversión para incrementar el peso de la industria en la economía y robustecer así nuestro tejido productivo y la balanza comercial”.
La directora general de Deusto Business School, Almudena Eizaguirre, y el director de la Cátedra de Transición Energética cerraron la jornada resumiendo las principales reflexiones en torno a la buena gobernanza, la neutralidad tecnológica y los criterios de inversión sostenible.