Los retos de la electrificación
El análisis de los retos para lograr el acceso universal a la energía eléctrica ha sido el objetivo del Foro BP de Energía y Sostenibilidad que se ha celebrado en Madrid los días 29 y 30 de enero, con la participación de más de 30 expertos de distintas nacionalidades.
Durante la celebración, se han analizado los principales retos existentes y las causas del problema, así como las soluciones desde el punto de vista de la planificación, la regulación, y el papel del consumidor, que permitan establecer modelos de negocio viables y sostenibles. Ignacio Pérez-Arriaga (Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Pontificia Comillas) y Enrique González (director de Comunicación y Relaciones Institucionales de BP España) presentaron un resumen de los temas más destacados en el Foro.
Ignacio Pérez Arriaga, durante su intervención.
Actualmente hay aproximadamente 1.000 millones de personas sin acceso a la energía eléctrica, un elemento fundamental para su desarrollo, y quizá uno de los mayores imperativos morales de nuestro tiempo. En los últimos años se han realizado muchos progresos, pero, a pesar de las grandes inversiones realizadas, el progreso hacia el cumplimiento en 2030 de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 'Energía asequible y no contaminante para todos', no avanza al ritmo necesario. Es imprescindible aumentar drásticamente la escala de los mismos, “pensar a lo grande”, lo que supone fijarse como objetivo electrificar regiones o países enteros, y para ello movilizar grandes volúmenes de capital público, pero mayoritariamente privado. Y, simultáneamente, “pensar en lo pequeño”, reconociendo que los procesos de electrificación sólo tienen éxito si se adaptan a las condiciones específicas de cada país, de cada comunidad y a las preferencias y necesidades de los usuarios finales.
La electrificación debe centrarse en el consumidor y no en el acceso, sino en los servicios que el acceso hace posibles, con el objetivo último de lograr el desarrollo sostenible de las poblaciones
Según se avanza en la electrificación se va alcanzando una mayor comprensión del problema y un consenso sobre cómo proceder. Se reconoce que el acceso a la electricidad en sí mismo – tener “conexión” – no es suficiente. El acceso debe ser fiable, predecible, con una tensión adecuada y por un número de horas suficiente; y debe permitir la realización de actividades productivas. Es más, para las poblaciones rurales desfavorecidas, el acceso debiera venir acompañado de apoyo para el desarrollo de estas actividades, estableciendo puentes con los sectores agrícola, de comunicaciones o de educación, entre otros.
El suministro eléctrico centralizado, que hasta ahora constituye la mayoría, consiste en una cadena de actividades: generación, transporte, distribución y comercialización. Todas ellas generalmente fallan en los países con bajo nivel de acceso, pero existe unanimidad en considerar que el cuello de botella se encuentra en “la última milla”, en la distribución. Allí se encuentra con el apoyo y la competencia de las soluciones descentralizadas: mini-redes y sistemas aislados, que desafortunadamente solamente pueden contribuir a resolver parte del problema por sus propias limitaciones económicas y técnicas. El Foro se centró en la resolución de los problemas de esta última milla.
A lo largo del Foro se han presentado y discutido numerosas experiencias en distintos páises que han tenido éxito en la electrificación de poblaciones rurales o que están en proceso de electrificación: Nigeria, Ruanda, Indonesia, India, o Perú, entre otros, y que pueden servir de inspiración para las soluciones que se buscan a gran escala. La necesidad de no dejar a nadie desatendido y la garantía de permanencia del servicio eléctrico a largo plazo sugieren la necesidad de concesiones territoriales – al modo de las compañías tradicionales – aunque los formatos de organización, tecnológicos y geográficos puedan ser totalmente novedosos.
La viabilidad económica de los negocios de electrificación centró buena parte del debate en el Foro. El “viability gap” o “deficit de viabilidad” – la diferencia entre el coste del suministro eléctrico y lo que los consumidores pueden o están dispuestos a pagar por ello, puede reducirse con mejoras de eficiencia en la gestión de la distribución, en la medición y facturación, en la estandarización, aumentando la demanda con usos prodictivos y comunitarios, o con subsidios cruzados diseñados al efecto. Pero en general no se puede eliminar. Aquí entra en juego el soporte público, los subsidios, los mecanismos de gestión de riesgo y las garantías que puedan obtenerse de los organismos financieros de ayuda al desarrollo. Y los mecanismos para su implementación. Este aspecto es clave para la entrada de capital privado a gran escala y también para la viabilidad de las empresas locales que trabajan en el entorno de la última milla.
Los modelos de negocio deben estar adaptados al terreno, y ser lo suficientemente flexibles, además de contar con agentes locales
Las inversiones a esta escala necesitan una visión de largo plazo, para establecer los modos de electrificación de menor coste que permitan cubrir la demanda prevista, la trayectoria de inversiones y los costes estimados y su financiación. Para ello existen sofisticados modelos de cálculo basados en sistemas de información geográfica que pueden planificar la electrificación de países enteros con un gran nivel de detalle y que fueron discutidos por los participantes en el Foro, entre los que se encontraban desarrolladores y utilizadores de los mismos.
La consideración del contexto local es fundamental, así como el papel de los emprendedores y las preferencias de los consumidores. Por tanto, los modelos de negocio deben estar adaptados al terreno, y ser lo suficientemente flexibles, además de contar con agentes locales. Esto hace que no deba hablarse de un único modelo de negocio, sino de distintas posibilidades, que deben probarse en terreno, algo para lo que es esencial contar con proyectos piloto. El gran reto es cómo combinar esta adaptación al terreno con la necesidad de trabajar a gran escala para lograr alcanzar el objetivo de acceso universal en un corto plazo.
Si el debate del Foro se pudiese resumir en una sola palabra, ésta sería “integración”, que comprendería múltiples ámbitos: integración de las empresas incumbentes de distribución – generalmente de propiedad pública – en partenariado (PPP) con inversores privados que aporten capital, tecnología, gestión y habilidades de interacción con los consumidores; integración de los distintos modos de electrificación bajo la gestión de una empresa única, “la empresa integrada de distribución”; e integración de los servicios eléctricos con usos productivos que establecen puentes con la agricultura, las comunicaciones, el suministro de agua o la educación.
Los asistentes del Foro coincidieron en lo obvio, muchas veces olvidado: que la electrificación debe centrarse en el consumidor, y no en el acceso, sino en los servicios que el acceso hace posibles. Y que el objetivo último de estos servicios es el desarrollo sostenible de las poblaciones.
La presencia de participantes de empresas españolas y otras europeas, así como de las instituciones hizo reflexionar sobre el relevante papel que España, y Europa, pueden desempeñar en todos estos procesos, no sólo financiando proyectos de electrificación, sino exportando su experiencia y conocimiento tecnológico.
Para las poblaciones rurales desfavorecidas, el acceso debiera venir acompañado de apoyo para el desarrollo de estas actividades, estableciendo puentes con los sectores agrícola, de comunicaciones o de educación, entre otros