La austeridad llega a la Administración
10 de mayo de 2010
Desde hace tiempo escuchamos a partidos políticos, expertos en economía y a instituciones económicas reivindicar la necesidad de reducir drásticamente el gasto público. Una vía para contribuir al logro de este objetivo es la de intentar reducir costes, mejorar la productividad y la eficiencia en la mayoría de ámbitos de actuación de las Administraciones Públicas, manteniendo la eficacia operativa de los recursos.
La introducción de soluciones tecnológicas en el ámbito laboral ha ido facilitando y agilizando las tareas, además de aumentar la productividad y reducir los costes. Sin embargo, aún estamos lejos de sacar todo el rendimiento a estos sistemas, aún cuando la situación económica nos obligue a hacerlo. En este sentido, la reducción del gasto en las Administraciones Públicas también pasa por el uso de herramientas eficaces.
Muchos de los viajes y desplazamientos de los dirigentes políticos pueden sustituirse por un correcto uso de herramientas tecnológicas como la telepresencia, un sistema de videoconferencia más avanzado que evita los desplazamientos innecesarios, ahorra tiempos improductivos, acelera los procesos de decisión, mejora la comunicación y reduce las emisiones de CO2, como las que producen los desplazamientos por carretera o avión.
Utilizar la telepresencia y sustituir reuniones innecesarias por encuentros virtuales de calidad es una de las formas más sencillas y rentables de reducir drásticamente los gastos en las Administraciones Públicas, donde las consignas lanzadas desde el Ministerio de Economía sobre el ajuste de las empresas públicas (reducción de los viajes, comidas y protocolo en un 36%) hacen cada vez más necesario implantar soluciones de este tipo.
Sin embargo, a pesar de que muchas organizaciones que ya se benefician del uso de estas soluciones tecnológicas, todavía existen algunos mitos y barreras de tipo cultural que están actuando como freno a la implantación de estas herramientas, que constituyen una nueva forma de trabajar y una experiencia visual diferentes. La implantación y adopción de estos sistemas implica dejar de lado algunos prejuicios, una fuerte dosis de liderazgo y una clara voluntad de innovación. Todo un reto y una verdadera oportunidad a la capacidad y voluntad de desarrollo de las Administraciones Públicas y sus gestores.