El tapón sintético se abre paso en la industria vinícola española
18 de noviembre de 2010
“En países como España, Portugal e Italia son más reticentes al uso de tapones sintéticos, al contrario de Inglaterra y los países nórdicos”. Así lo ve Carlos Valero, gerente de Excellent Cork, fabricante de tapones sintéticos. Y es que la tradición pesa mucho en nuestro país. “Por supuesto, un producto que ha cerrado las botellas de vino durante siglos está mucho más arraigado, desde un punto de vista cultural, que un sistema de cierre tan joven como el sintético. En España, cada día se utilizan más tapones sintéticos ya que los resultados son buenos y los precios también”. A este hándicap, César Miguel Norrman, gerente de Supercap España, añade otro: “España es el segundo productor mundial de corcho. Actualmente, empieza a haber algo de información pero mucha gente aún piensa que los tapones sintéticos son un trozo de plástico y que todos son iguales. Esto no es así”. Aun así, desde el sector se argumenta que la elección de un cierre sintético o de corcho, en la industria vinícola, dependa de diversos factores. Por ejemplo, y desde Supercap España, se citan algunos como el tipo de vino a embotellar, el tiempo que va a permanecer en la bodega, antes de llegar al consumidor final. “Nosotros disponemos de cuatro calidades diferentes en función de esa permanencia. Sin ir más lejos, hemos diseñado y fabricado un tapón para botellas que envejecen durante 60 meses”, añaden desde Supercap España. Por su parte, en Excellent Cork opinan: “En función del tipo de vino y su mercado, la bodega selecciona el tipo de tapón que considera más adecuado dentro de las opciones que ofrece el mercado, en cuanto a calidades y precios”. Así pues, más que antagonistas, la elección de un sistema de cierre u otro se basaría en unos motivos u otros, aunque sí es cierto que el tapón se ha convertido en uno de los aspectos principales que determinan la imagen del producto. “Existen preferencias diferentes según el país o incluso el continente. En España se utiliza el tapón sintético principalmente para vinos blancos, rosados y tintos del año. También se suelen emplear en todo tipo de caldos para exportación, ya que son muchos los países consumidores que prefieren el sintético. El tapón de corcho es el preferido para vinos de guarda”, asegura Carlos Valero. “Si el tapón sintético –matiza– no fuera un buen cierre, no se hubiera podido hacer un hueco en el mercado, ya que los ataques desde el sector corchero han sido bastante fuertes”. Mientras tanto, el sintético 'triunfa' en el resto de Europa, como especifica César M. Norrman. “Incluso lo exigen para evitar problemas de devolución”.
“La principal ventaja del sintético reside en la homogeneidad de su producción, que asegura la repetitividad del producto. Además, el empleo de los materiales plásticos correctos garantiza la inocuidad del producto. En el caso del corcho, al ser un producto natural tiene una gran variedad de calidades que dependen de múltiples factores medioambientales. Durante la fabricación del corcho hay que estar continuamente clasificando los tapones por la diferente calidad de los mismos. Esto dificulta la repetitividad del producto”, compara Carlos Valero, gerente de Excellent Cork. “Desconozco los costes de producción de los tapones de corcho, pero al ser este un producto natural y hecho a mano, incluso su selección final, no puede certificar sus características dimensionales y elásticas en toda la fabricación, algo que el sintético sí puede certificar”, apunta César Miguel Norrman, gerente de Supercap España. Desde el punto de vista medioambiental, las ventajas del tapón de corcho son importantes en cuanto a la conservación de los alcornocales, aunque no tanto en emisiones de CO2. Esto se debe a que en su fabricación se requiere bastante energía durante el proceso de hervido y posteriores tratamientos desinfectantes, en opinión del portavoz de Excellent Cork. En el caso del sintético, el ‘coste’ medioambiental es el mismo que en la producción de cualquiera de las mil y una piezas de plástico que utilizamos día a día”, defiende Valero.
El tapón sintético carece de normativa específica
En el caso del corcho, existe la posibilidad de certificar la calidad del tapón, a través de la acreditación Systecode de la CE Liegue (Confederación Europea del Corcho) o la certificación UNI EN ISO 9000. No sucede lo mismo con el sintético, algo que corroboran desde Supercap España y Excellent Cork. “El cierre sintético tiene que cumplir las normas establecidas en los plásticos en contacto con alimentos. Esta normativa existe desde mucho antes de la aparición del tapón sintético, siendo aplicadas después a este producto. En cambio, el corcho se regula por una norma especial. Esto es así, porque se trata de una materia ‘viva’ que se ha de tratar y producir bajo estrictos controles de calidad que aseguren y garanticen que el producto está libre de bacterias como el TCA o tricloroanisol, las cuales producen sabores que distorsionan la calidad del vino”, explica el gerente de Excellent Cork. “De todas formas –continúa– en nuestra empresa contamos con la certificación ISO 9001 casi desde el momento de su creación”. Que el cierre de corcho interactúa con el vino, modificando sus características organolépticas, es una opinión que también se comparte en Supercap España, donde también fabrican tapones sintéticos bajo la certificación ISO 9001, desde el momento en que ésta entró en vigor. La interactuación consiste en un determinado paso de oxígeno a la botella. Según la cantidad de oxígeno que el tapón deja pasar, el vino evolucionará de una forma u otra. “El paso de oxígeno, cuando la botella se cierra con corcho, no es siempre el mismo ya que factores como los cambios de temperatura que hacen que el vino se dilate y se contraiga o la posición de la botella, lo alteran. En el caso del sintético, este paso de oxígeno es menor que en la inmensa mayoría de los tapones de corcho. A partir de ahí, es el enólogo el que decide, ya que las alteraciones organolépticas están directamente relacionadas con el paso de oxígeno”, argumentan en Excellent Cork. A modo de ejemplo, tal y como apuntan desde Supercap España, la conservación de las botellas tapadas con corcho en posición vertical influye, de manera negativa, en la conservación del vino, algo que no sucede si se emplean tapones sintéticos. En cuanto a costes, no se dan diferencias que decanten la selección de uno u otro sistema de cierre. Es más, ambos se pueden usar, de manera indistinta, en las líneas de embotellado sin tener que cambiar nada, por lo que el coste de producción del envasado es el mismo.