Un petróleo débil y a la baja
El reciente acuerdo para reducir la producción mundial de petróleo, no logra remontar el precio de un petróleo débil y a la baja en los mercados. El acuerdo fue suscrito por miembros de la OPEP liderados por Arabia Saudí, junto con Rusia y México, con la colaboración de Estados Unidos, y el beneplácito de otros países productores no intengrantes de la OPEP. Aunque el acuerdo ha sido calificado por muchos analistas internacionales de histórico, como hiciera Goldman Sachs, lo cierto es que el recorte se estima en un 10% sobre la oferta actual, si bien la demanda ha caído bastante más (sobre el 20% desde que empezara la pandemia del Covid-19).
Recorte insuficiente
El acuerdo llevaba tiempo rumiándose entre los países productores, pero las diferentes estrategias para el sector energético, especialmente entre Arabia Saudí y Rusia, dificultaban el consenso. Finalmente se ha logrado en medio de la pandemia ante el acusado desplome de los precios en los mercados, que se suma a la tendencia a la baja arrasatrada desde 2019. En un contexto de baja demanda y fuertes stocks, debilidad del precio y «guerras» estratégicas, los países productores se han visto en la necesidad de acordar una reducción de la producción para lograr una estabilización del precio. De esta manera, la OPEP consiguió acordar la semana pasada una reducción colectiva entre mayo y junio de 9,7 millones de barriles diarios (mbd). El acuerdo también incluye el compromiso de seguir revisando este recorte hasta abril de 2022, para gestionar la evolución de la pandemia y los excesos de stocks.
El lunes se han unido otros países como México, Canadá o Estados Unidos, comprometiéndose a recortar sus respectivas producciones. El total de recorte estimado para los dos próximos meses será de 14 mbd, cantidad del todo insuficiente para compensar los 20 mbd que expertos como la consultora IHS Markit estiman se ha reducido la demanda. «Este es un alivio críticamente necesario ante la disminución de la demanda de crudo estimada en alrededor de 20 mbd. Alejándose de una guerra de precios destructiva, el regreso a la gestión del mercado por parte de Arabia Saudí y Rusia y respaldado por Estados Unidos y un presidente Trump muy involucrado, marca un punto de inflexión física y psicológica para el mercado petrolero «, comenta Roger Diwan, vicepresidente de servicios financieros de IHS Markit.
Este acuerdo para, al menos temporalmente, la cruenta guerra estratégica sobre los precios del crudo. Y si bien representa un alivio a la presión bajista sobre su cotización, como estima IHS Markit, no ha conseguido revitalizar un petróleo a la baja. El primer impacto fue un alza en las cotizaciones, tanto del petróleo West Texas (WTI) como del Brent, pero ambos han recuperado su tendencia bajista. Que los recortes acordados no lleguen a cubrir totalmente la caída de la demanda es el principal motivo, si bien algunos analistas también critican que el acuerdo sea de aplicación a partir de mayo, o que países como Estados Unidos no hayan firmado el acuerdo, sólo se han comprometido verbalmente. No obstante, el compromiso parece firme, algo que el propio presidente Donald Trump ha expresando públicamente, ratificando su satisfacción porque de esta manera se facilitará el matnenimiento del empleo de americanos en el sector energético.
Perspectivas a la baja
No obstante, las perspectivas no son halagüeñas. El precio podria bajar de los 20 dólares el barril, en el caso del WTI, algo que no pasa en décadas, si la demanda no se estabiliza. Situación muy poco probable según las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). «Los mercados mundiales de petróleo y gas se enfrentan a una situación sin precedentes: la demanda está colapsando debido al impacto del coronavirus, mientras que el suministro, que ya es demasiado abundante, aumenta significativamente», afirma la AIE.
El organismo internacional, que está llevando a cabo un análisis especial sobre el impacto de la pandemia en los mercados energéticos, independientemente de su analisis periódico habitual, constata que las previsiones de la caída de la demanda serán superiores al 20% actual para el crudo. Algunos analistas estiman que puede llegar a ser hasta del 30%, lo que obligaría a una drástica revisión de inventarios y producción por parte de los países productores, si desean contratacar de forma coordinada en pro de la estabilización de precios.
En cualquier caso, tal y como afirma la AIE, la evolución de los mercados y su demanda, dependerá fundamentalmente de cuán rápido sean capaces los paíes de controlar la pandemia y recuperar la actividad productiva mundial. De momento, tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial estiman que vamos camino de la mayor recesión desde el crack del ’29, con un contexto de recuperación similar a lo que aconteciera en la posguerra de la II Guerra Mundial.
Para la AIE, la contracción de la demanda durará hasta final de año, retrotrayéndonos al consumo de década atrás.