Divisando el camino hacia la fábrica del futuro
Hace unos 540 millones de años, se produjo un repentino estallido en la evolución conocido como la explosión cámbrica. Una hipótesis que la sustenta es que la evolución de la visión dio origen a una carrera armamentística. La visión compleja mejoró la capacidad de los animales de explorar e identificar objetos, y es considerada ahora como el sentido más importante. Dentro de la industria, se está incorporando la visión artificial para desarrollar más los procesos industriales, identificar áreas de mejora y facilitar una locomoción inteligente dentro de la robótica.
La visión artificial es una tecnología de procesamiento de imágenes que posibilita el escaneado automatizado de objetos dentro de un campo de visión establecido. Los operarios de planta pueden montar cámaras en las líneas de producción o celdas para el control de procesos, la inspección y clasificación de productos, y el guiado robótico en tiempo real.
La tecnología hace posible que los robots interpreten sus entornos visuales, lo que les puede permitir desplazarse con independencia. La información visual se puede utilizar para reconocer el entorno y tomar decisiones que no estén programadas directamente.
Sacar conclusiones
Una cámara no ve de la misma forma que lo hace el ojo humano, pero los sistemas de visión artificial utilizan un software de detección de patrones para examinar datos y extraer conclusiones basándose en conocimientos previos.
Esta técnica resulta especialmente útil a la hora de inspeccionar la calidad de materias primas y productos finales en busca de fallos o defectos. Por ejemplo, en caso de encontrarse alguna complicación, se puede redirigir una pieza o corregir el proceso para resolver el problema.
Además de la detección de fallos, la visión artificial también se puede emplear para garantizar la trazabilidad de las operaciones mediante etiquetas de identificación. Una cámara puede leer las etiquetas, permitiendo que la información se use para dirigir el producto o registrar la fase en la que se encuentra cada pieza de la cadena de suministro.
Las cámaras y sensores inteligentes pueden digitalizar y transferir información, descodificando lo que captan y eliminando la necesidad de interpretación humana. A continuación, la máquina puede decidir si hay que comunicar la información a un sistema de control central. Se trata de sistemas de bajo coste y fáciles de usar que suelen ser una buena opción para aquellos que buscan simplificar la fabricación automatizada.
La visión artificial utiliza un software de detección de patrones para inspeccionar la calidad de los productos. Las cámaras y sensores inteligentes pueden digitalizar y transferir información para simplificar la fabricación automatizada.
Fábricas más inteligentes
La visión artificial es esencial para el concepto de fábrica inteligente, la cual se basa en un sistema auto organizado compuesto por una red de comunicación y un intercambio inteligente de información. Actuando como los ojos de la fábrica, los sistemas de procesamiento de imágenes que incorporan cámaras industriales pueden calcular información que antes se hacía mediante pruebas manuales. Esto reduce los errores humanos y permite que los robots reaccionen de forma flexible ante la información para controlar la producción.
Dado que los equipos de procesamiento de imágenes captan, recopilan e intercambian datos, se trata de una tecnología esencial para los procesos de producción interconectados. Esos datos se pueden transmitir a la cadena de valor, pero también usarse para activar medidas inteligentes.
La tecnología puede emplearse para examinar el estado de desgaste de las máquinas de producción. Además, esa información resulta útil para las actividades de mantenimiento y puede prevenir a un gestor de planta de la necesidad de pedir un componente industrial de repuesto antes de que se averíe.
Si los sistemas de visión artificial disminuyen en tamaño y aumentan en velocidad, precisión y resolución, la popularidad de estos sistemas podría crecer espectacularmente en los próximos años, de forma similar a lo que ocurrió en la explosión cámbrica.