El sector de la construcción iniciará su recuperación a partir de 2013
23 de enero de 2012
La empresa Camarero & Pueyo Asociados ha elaborado un completo informe sobre la construcción que recoge datos desde el año 2000 y previsiones sobre la evolución sectorial que llegan al año 2020. En este estudio, entre otras conclusiones, se apunta que a partir del 2013 el mercado protagonizará “una suave recuperación, que adquirirá mayor fuerza en el 2014”.
Desde el año 1992 Camarero & Pueyo Asociados elabora informes relacionados con la construcción que resultan muy útiles a la hora de conocer la evolución seguida por el sector y las previsiones a corto, medio y largo plazo. Su último estudio se titula ‘Construcción 2000-2020’ y además de llevar las previsiones hasta el año 2020 supone una importante referencia a la hora de conocer las diferencias que se dan entre las diferentes comunidades autónomas.
La recuperación de la construcción variará según las comunidades autónomas.
Como se afirma en la introducción, “aún cuando el empacho en el sector ha afectado a todos, la intensidad del mismo, la indigestión, la reacción y la recuperación, son muy diferentes en unas comunidades autónomas que en otras”.
Basándose en datos “fiables” aportados por los Colegios de Ingenieros de la Edificación y empleando un leguaje “de fácil comprensión y asequible a los profanos en econometría”, Camarero & Pueyo Asociados desglosa en este estudio su visión de la situación que atraviesa la construcción en España.
El origen del lío
Según se recoge en el informe, España tiene un mercado ‘natural’ de vivienda nueva para abastecer su demanda propia, la proveniente del exterior y de segundas residencias, de 385.467 viviendas/año.
Por el contrario, la media de visados durante ocho años (2000 – 2007) fue de 642.219 visados/año, lo que implica que durante esos ocho años se visaron 2.054.016 viviendas nuevas más de las necesarias. Eso significa que con ese exceso de visados se habría podrido cubrir la demanda de 5,3 años.
Este hecho ha sido diferente por cada Comunidad Autónoma, lo que ha supuesto, además, alterar las cuotas ‘naturales’ de mercado.
Datos de la indigestión
Si el análisis se amplia en el tiempo y se hace desde el año 2000 y hasta el 2011, se estima que el exceso de visados de viviendas nuevas es de 1.045.981. O lo que es lo mismo, frente a una necesidad media de 385 mil viviendas nuevas/año se han proyectado algo más de 472.800 viviendas/año (y eso que desde el año 2008, el número de viviendas nuevas visadas ha caído vertiginosamente).
Para equilibrar este exceso sería necesario que los arquitectos se pasaran aún 2,7 años sin presentar un solo proyecto (hasta septiembre de 2014).
Quede claro que ese no es el número de viviendas ‘sobrantes’ en España ya que muchos de los proyectos visados no se han puesto en marcha, otros están en ejecución, otros sencillamente paralizados y, además, es necesario un stock permanente de viviendas ‘a la venta’ (dado el plazo de ejecución de los proyectos) de entorno a unas 750.000 viviendas (650.000 de venta natural como primera residencia y el resto, para el mercado exterior).
Estamos, por tanto, a ‘media digestión’ (en términos globales), si bien, tal cual indican los datos, hay zonas en las que el ajuste ya se ha producido en su totalidad (País Vasco y Baleares), en otras está a punto de producirse (Cataluña y Madrid) y otras en las que aún durará mucho tiempo (Castilla-La Mancha, La Rioja, Murcia y Cantabria).
Sin embargo, y como es de sentido común, ni la recuperación será tan espectacular, ni la caída pendiente en algunas zonas tan dramática, sino que tanto una como otra serán progresivas, más aún considerando que, adicional a las conclusiones ‘objetivas’, el sector de la construcción también se mueve por impulsos. Esto es, el optimismo o el pesimismo se contagian de unas zonas a otras y hace que, en su conjunto, el sector vaya mejor o peor de lo que la ‘lógica’ apunta.
Ejecución
Pocas alegrías nos va a deparar el 2012, salvo la de que la caída de la actividad ya no será tan ‘dramática’ como en años anteriores y el hecho de que será el último año de caída.
Desde que se inició la crisis (2008) hasta finales de 2011, el sector ha sufrido una caída de actividad de casi un 87,5% (con más de la mitad de puestos de trabajo –contratados, no autónomos -, destruidos) y es de esperar que caiga hasta un 88,3% para iniciar una suave recuperación en el 2013, que adquirirá mayor fuerza en el 2014, momento a partir del cual se consolidará y mantendrá.
Sí está claro y debemos ser conscientes de ello, de que los niveles de actividad no volverán a ser los de antaño, salvo que se caiga en el error (poco probable a corto plazo y de modo generalizado) de crear una nueva burbuja inmobiliaria.
Sencillamente, la propia demanda natural es quien marca un ‘techo’ de actividad razonable, y que se sitúa en un 50% de los momentos de máximo esplendor del sector (año 2007).
Llegar a volúmenes de entre un 40% a un 60% de la actividad del 2007 resulta razonable y asumible por el mercado, pero todo lo que sea pasar de dichos límites es negativo, bien a corto plazo (si el volumen es menor), bien a largo plazo (si el volumen es mayor).
Sin duda alguna, 2012 va a ser el año en el que aún veamos desaparecer muchas de las empresas del sector, más por agotamiento financiero que por volúmenes de actividad, mientras que 2013 será un año de ‘pequeña capitalización’ de las que queden, y no será ya hasta el año 2014 (si el acceso al crédito mejora) ó el 2015 cuando la generación de empleo en el sector sea ya un hecho sostenido y consolidado a nivel de nuevas contrataciones.
No obstante, está claro que a nivel de profesionales autónomos, especialmente técnicos, la situación es mucho más compleja ya que por su propia condición y el alto número de ellos, hasta ahora han afrontado la crisis en buena medida a base del consumo de ‘reservas financieras’ pero, lamentablemente, en un futuro inmediato, el ajuste vendrá por la vía de la emigración (para las nuevas generaciones) y por una importante (mayor que la media) disminución de su calidad de vida.
Visados
Como buena noticia para el colectivo de arquitectos e ingenieros de la edificación, el informe señala que el 2011 ha sido el año en el que se ha tocado fondo en materia de visados.
Desde que Camarero & Pueyo Asociados empezó a elaborar sus informes, jamás había bajado el número total de visados: de 225.000 (año 1993) hasta que en 2009 se bajó de los 150.000 (se visaron 146.640) hasta llegar al límite del año 2011, en el que se visaron poco más de 105.000 proyectos (incluyendo reformas y ampliaciones).
Si a ello le añadimos el espectacular aumento de profesionales que se han ido incorporando al sector durante estos últimos 20 años (según el libro ‘Iniciación a la Arquitectura, de Alfonso Muñoz Cosme, había 19.000 arquitectos en el año 1990 y 52.000 en el año 2011), es fácil comprender la ‘debacle’ de la profesión.
Sencillamente, se ha pasado de una media de 12,5 viviendas proyectas/profesional-año, a una media, en 2011, de 2,5 viviendas proyectadas/profesional-año.
En resumen, la profesión necesita reestructurarse cuantitativamente para que los profesionales que vivan de ella puedan, simplemente, vivir de modo digno tras el esfuerzo económico y de tiempo que significa obtener una titulación superior.
Aún cuando ésta sea una realidad inapelable, también es una realidad que la situación y perspectivas mejoran de modo significativo desde este año 2012 y durante los próximos años, habida cuenta de la mejora en el número de proyectos visados, especialmente de nuevas viviendas, dado que el de reformas y ampliaciones es mucho menos sensible a las variaciones cíclicas.
“La construcción en España ha sufrido un empacho –señala el informe de Camarero & Pueyo Asociados–. Como consecuencia de la burbuja inmobiliaria, se ha construido muy por encima de sus necesidades y, además, de modo acelerado (atracón).
Y cuando se sufre un empacho (y en este caso, ha sido muy fuerte), la primera reacción del cuerpo es simple: no ingerir comida (no construir), ni tan siquiera la “razonable”.
Más tarde, y una vez que el cuerpo digiere o elimina los excesos de comida, vuelve a alimentarse, al principio de modo suave (caldos y sopas), hasta que vuelve a la normalidad y, con el tiempo (la memoria es frágil), a cometer nuevos excesos.
Esto es lo que técnicamente denominados un modelo de compensación (o cíclico).
(…) Las altas expectativas de beneficios, derivadas de la especulación con el suelo (que no de la actividad constructora en sí misma), actuaron a la par como un Martini que abre aún más el apetito, y la presentación de la comida (los posibles beneficios), que entraban por los ojos, nos animaba a comer aún mucho más de lo razonable. Y nos indigestamos, ¡vaya si nos indigestamos!
Si a ello le sumamos el que parte de la comida (pese a su presentación) debía de estar caducada (construcción con calidades bajo mínimos) y que a la indigestión se nos ha sumado la pulmonía (crisis financiera) que nos impide comprar con el tradicional bicarbonato, resulta lógico que huyamos de ingerir cualquier tipo de alimento (de construir).
Pero la actividad económica, al igual que el cuerpo, es sabia y empieza a recuperarse, en algunos casos y a diferentes ritmos, y eso es lo que un modelo como el que empleamos trata de determinar: el dónde y su ritmo”.