Entrevista al diseñador Andrés Reisinger
Andrés Reisinger es un artista, diseñador, arquitecto… cuya obra crea un dialogo continuo entre lo virtual y lo real, rompiendo barreras y límites entre concepto y materia. Coincidiendo con su última exposición, ‘Una rueda de ondas que se forma con el humo’, en el marco de ARCO 2025, entrevistamos a Andrés Reisinger, quien nos desvela cómo la tecnología está transformando el mundo del diseño sin comprometer la creatividad.
En su trabajo fusiona lo digital y lo físico de forma innovadora. ¿Cómo cree que esta hibridación está transformando el futuro de la arquitectura y el diseño?
No veo lo digital y lo físico como mundos separados, sino como diferentes manifestaciones del mismo impulso creativo. Esta hibridación está derribando las barreras tradicionales entre concepción y materialización, permitiendo una mayor libertad para explorar formas, texturas y experiencias que antes eran imposibles de imaginar.
En el futuro de la arquitectura y el diseño esta fusión nos permitirá replantear, fundamentalmente, nuestra relación con los espacios. Ya no se tratará solo de construir estructuras funcionales, sino de crear experiencias que puedan evolucionar, adaptarse y dialogar con quienes las habitan. Lo más interesante no está en la separación entre estos mundos, sino en ese umbral donde ambos conversan, donde uno informa y transforma al otro.
La verdadera transformación ocurrirá cuando dejemos de pensar en términos de ‘digital versus físico’ y empecemos a entender que estamos creando un nuevo lenguaje que toma elementos de ambos, para expresar posibilidades que ninguno podría articular por separado.
Andrés Reisinger junto a la rama plateada que se diseñó digitalmente y luego creada de forma artesanal como pieza central de su última exposición en el marco de ARCO. Foto: Rochi Lamastra.
En este sentido, con Hortensia Chair rompió las reglas del juego. ¿Qué opinión lo merece?
Hortensia surgió como una exploración de esos espacios intermedios que tanto me interesan, donde lo imaginado y lo tangible se encuentran. No busqué conscientemente romper reglas, sino seguir una intuición sobre cómo podría existir un objeto simultáneamente en diferentes realidades. Lo que me sorprendió fue la respuesta emocional que generó. La gente conectó con Hortensia no solo como un objeto de diseño, sino como una especie de presencia, algo que evocaba sensaciones y recuerdos. Esto me confirmó algo fundamental: los objetos más significativos son aquellos que logran trascender su funcionalidad para tocar algo más profundo en nuestra experiencia.
Si Hortensia cambió algo fue quizás demostrar que las fronteras entre lo conceptual y lo funcional, entre lo digital y lo artesanal, entre el arte y el diseño, son mucho más porosas de lo que solíamos pensar. Y que hay un público deseoso de experiencias que habiten, precisamente, esos espacios intermedios.
El color, especialmente el rosa (Pink Reisinger como se le conoce), y la textura juegan un papel crucial en su obra. ¿Cómo selecciona y utiliza estos elementos para crear atmósferas y emociones en sus espacios?
El color y la textura son para mí lenguajes emocionales directos, formas de comunicación que no necesitan traducción. Trabajo con ellos de manera intuitiva, buscando esas combinaciones que generan una resonancia particular, casi como acordes musicales.
El rosa ha aparecido, recurrentemente, en mi trabajo porque tiene esa cualidad única de ser simultáneamente suave y vibrante, familiar y ligeramente extraño. Me interesa cómo puede transformar completamente la percepción de un espacio o un objeto, creando una atmósfera que se siente al mismo tiempo acogedora y ligeramente onírica.
En cuanto a las texturas, me atraen especialmente aquellas que invitan al tacto, que generan una curiosidad sensorial. La materialidad, sea física o digital, es siempre una invitación a experimentar el mundo de manera más plena, más allá de lo puramente visual. En mis creaciones, la textura funciona como una firma táctil, algo que permanece en la memoria sensorial más allá de la imagen.
En su última exposición tiende un puente entre el diseño virtual y la artesanía. ¿Cómo integra las tecnologías analógicas con las digitales?
En ‘Una rueda de ondas que se forma con el humo’ esta integración fue fundamental. La pieza central, una rama plateada, ejemplifica perfectamente este diálogo: fue concebida digitalmente, pero ejecutada de manera tradicional con técnicas de galvanizado en plata y níquel.
Este proceso refleja cómo trabajo con ambas tecnologías: cada una aporta cualidades únicas. Lo digital me permite modelar, experimentar y reimaginar con una libertad casi ilimitada. Lo analógico, por su parte, aporta historia, tactilidad, imperfecciones que resuenan con nuestra propia naturaleza humana.
Los proyectores Super 8, los radiocasetes vintage, conviven con procesos 3D y conceptos digitales porque así es como experimentamos la realidad contemporánea: en esa constante conversación entre lo táctil y lo virtual. Me interesa ese momento de traducción donde una idea atraviesa el umbral de un medio a otro, transformándose en el proceso, como sucede con nuestros recuerdos cuando intentamos articularlos o compartirlos.
Sus creaciones casi oníricas se integran en la realidad. ¿Cuál es su fuente de inspiración?
Mi inspiración surge, precisamente, de esos momentos donde la realidad parece volverse ligeramente onírica, donde nuestra percepción vacila por un instante. Puede ser la cualidad particular de la luz en un hotel de Milán, el sonido de una radio AM con tangos de mi infancia, o simplemente la observación de cómo la luz transforma los espacios cotidianos a lo largo del día.
Como hijo de científicos aprendí a observar con precisión, pero me atraen aquellas preguntas que no pueden resolverse con ecuaciones. Me inspiran esos umbrales donde diferentes realidades se encuentran: el momento justo antes de despertar, cuando sueño y realidad parecen coexistir; esos espacios intermedios donde lo familiar se vuelve extraño por un instante.
También encuentro inspiración en la literatura, especialmente en escritores rioplatenses como Felisberto Hernández o Alejandra Pizarnik, que logran cristalizar sensaciones y pensamientos que, de otra manera, permanecerían difusos. Cada fragmento que me conmueve se convierte en parte de una constelación personal de ideas que eventualmente encuentra forma en mi trabajo.
E clásico ‘Pink Reisinger’ en varios espacios arquitectónicos concebidos digitalmente, creando una composición casi poética en Venecia o Miami. Fotos: Reisinger Studio.
¿Qué papel juega la sostenibilidad en sus proyectos?
La sostenibilidad en mi trabajo opera en varios niveles. Por un lado, está la dimensiónmaterial: cuando creo piezas físicas busco procesos y materiales que minimicen el impacto ambiental, explorando colaboraciones con artesanos y técnicos que comparten esta preocupación. Pero hay otra dimensión quizás menos evidente: la sostenibilidad conceptual y emocional.
Me interesa crear obras que establezcan conexiones duraderas, que no sean simplemente consumidas y descartadas. Objetos y espacios que inviten a una relación prolongada, a un diálogo continuo entre la pieza y quien la experimenta.
El trabajo digital también plantea preguntas importantes sobre sostenibilidad. Por un lado, permite experimentar sin el consumo de recursos físicos; por otro, tiene su propia huella en términos de energía y servidores. Mi enfoque busca encontrar ese balance, utilizando lo digital para explorar conceptos que luego pueden materializarse de manera consciente y significativa, evitando tanto el desperdicio material como la producción digital sin propósito.
'Dreams' se encuentra en el Museo Moco de Ámsterdam, una innovadora exposición digital e inmersiva de Andrés Reisinger. Foto: Reisinger Studio.
Es uno de los diseñadores más aclamados que combina sin esfuerzo realidad y ficción en sus espacios arquitectónicos y sus interiores. ¿Podría adelantarnos sus próximos proyectos?
Estoy explorando formas más profundas de integrar experiencias físicas y digitales, nocomo mundos paralelos sino como dimensiones complementarias de la misma realidad. Uno de los proyectos en los que estoy trabajando involucra espacios que responden y evolucionan con quienes los habitan, creando un diálogo entre la arquitectura, la tecnología y la presencia humana.
También estoy desarrollando una nueva colección que explora cómo los objetos cotidianos pueden convertirse en portales hacia experiencias sensoriales más ricas. Me interesa cómo un mueble o un elemento arquitectónico puede activar recuerdos, evocar sensaciones o invitar a formas de interacción que hemos perdido en nuestro mundo cada vez más mediado por pantallas.
En el horizonte hay también colaboraciones con artesanos tradicionales, buscando ese diálogo entre técnicas centenarias y visión contemporánea. Sin revelar demasiado, puedo decir que estos proyectos continúan explorando esos umbrales entre diferentes estados de experiencia, esos momentos donde la realidad parece tremolar ligeramente, revelando posibilidades que normalmente no percibimos en nuestra vida cotidiana.
Exposición ‘Una rueda de ondas que se forma con el humo’
Andrés Reisinger (Buenos Aires, Argentina, 1990) es un ilusionista de nueva generación. Una idea suya puede transformarse en cualquier cosa: objeto o experiencia, real o digital; pero siempre existe una ilusión, un espejismo detrás de su obra.
Sus instalaciones monumentales: ‘Pollen, The Shipping, Take Over y Hortensia, esta última custodiada por el Museo Vitra y que cuenta con una copia en ekl DHub de Barcelona, son gran muestra de ello.
Coincidiendo con ARCO, Reisinger creó en el taller industrial ACME, en Vallecas (Madrid) una instalación inmersiva efímera, donde, a través de la luz, recreaba pasajes de su memoria. De hecho, todos los espacios de ‘Una rueda de ondas que se forma con el humo’ evocan a su niñez en el taller de su abuelo, donde proyecciones, mobiliario e incluso detalles lumínicos remiten a su infancia.
La pieza central es una rama plateada que emerge de un tótem de luz en aluminio. Un diseño que va de lo digital a lo real, poniendo en valor la labor de los artesanos y los oficios.
