La Casa Bloc de Sant Andreu, Barcelona, de Josep Lluís Sert, Joan Baptista Subirana y Josep Torres Clavé
Roger Subirà
06/03/2023La historia de la vivienda obrera puede trazarse a partir de las sucesivas políticas públicas y planes urbanísticos que pretendían dar solución a la escasez de viviendas. En 1853, pocos años antes del derribo de las murallas de la ciudad de Barcelona, el Ministerio de la Gobernación instaba al Ayuntamiento a construir viviendas para los ‘pobres’ en casas de ‘alquiler reducido’ de los ‘barrios extremos’ de la ciudad. En 1911, la Ley de Casas Baratas marca el inicio de la intervención directa del Estado en este ámbito. Sus resultados fueron escasos y centrados en los años de la dictadura de Primo de Rivera.
La Casa Bloc, en Barcelona. © José Hevia/Fundación DOCOMOMO Ibérico.
Entre 1932 y 1933, durante la República, se construyó el conocido como Grup d'Habitatge de Treball, un conjunto de pequeñas casas encargadas por la Generalitat de Cataluña. Durante las obras, se llevó a cabo un control exhaustivo de costes de materiales y mano de obra con la idea de que sirviese como prototipo para futuras actuaciones. También se ensayaron ideas desarrolladas en Centroeuropa en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, en particular en la República de Weimar, vinculadas al movimiento moderno arquitectónico, como la Existenzminimum, la mínima dotación, digna y necesaria, para la vivienda obrera. De esta primera experiencia saldría la idea de construir la Casa Bloc, emblema de lo que sería la nueva vivienda obrera y obra principal del GATCPAC que firmarán Josep Lluís Sert, Joan Baptista Subirana y Josep Torres Clavé. El Presidente de la Generalitat, Francesc Macià, puso la primera piedra en 1933.
En 1924, Le Corbusier presenta su plan para la Cité Radieuse [ciudad radiante] en el que imagina una ciudad ideal que dejaría atrás la insalubridad de las densas ciudades europeas. Edificios aislados y de gran altura permitirían liberar el suelo que sería ocupado por parques. La disposición de los bloques posibilitaría un asoleo y una ventilación óptimas. Toman tres formas: torres altas de planta cruciforme, bloques apantallados o bloques en redents [un bloque continuo que se va quebrando y dibujando una cenefa]. La jerarquización de circulaciones y la separación de funciones eran los otros principios que regían un modelo de ciudad dominada por un estricto orden geométrico. Desde el primer momento, la Cité Radieuse ejerció una inmensa influencia en el urbanismo moderno.
La Casa Bloc se inspiraba en el plan para la Cité Radieuse de Le Corbusier. © José Hevia/Fundación DOCOMOMO Ibérico.
“La ciudad de hoy es una cosa moribunda porque su planificación no está en la proporción de una cuarta geométrica. El resultado de un verdadero layout geométrico es la repetición, el resultado de la repetición es un estándar. La forma perfecta”.
En 1926, el joven arquitecto catalán Josep Lluís Sert viajó a París para conocer de primera mano las ideas de Le Corbusier, en cuyo estudio colabora. En 1928, se crearon los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) que sirvieron para difundir las ideas de Le Corbusier, en los que Sert tuvo un papel destacado. A su vuelta a España, sería miembro fundador del GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea) que en Cataluña tomó el nombre de GATCPAC.
El acceso a las viviendas se raliza por un corredor exterior. © José Hevia/Fundación DOCOMOMO Ibérico.
En sintonía con la ideología del movimiento moderno centroeuropeo, el GATCPAC no escondía su vinculación con el socialismo. Sus ideas -y su estética- fueron rápidamente abrazadas por la Generalitat Republicana. El GATCPAC asumió el encargo de repensar la vivienda obrera y la Casa Bloc fue uno de sus prototipos. Como tal, incorpora todas las innovaciones que le Corbusier promovía: un bloque en redents con una planta baja abierta sobre pilotis que permite dar continuidad al parque. La estructura de hormigón armado, con pilares puntuales y sin paredes estructurales, otorga gran libertad en la organización de la planta y las fachadas. Las viviendas son dúplex a los que se accede por corredor exterior. A pesar de su ajustada superficie, las viviendas cuentan con todas las dotaciones necesarias y su configuración se adapta a las dos orientaciones (norte-sur o este-oeste), asegurando una ventilación cruzada y luz natural en todas las estancias. Pero, por encima de todo, el edificio puede entenderse como la primera pieza de un nuevo modelo de ciudad.
El siguiente paso pasaba por la creación del Comissariat de l’Estatge, que se hizo efectiva en 1936 y que serviría para elaborar una política finalmente efectiva de la vivienda, administrar los bienes inmuebles urbanos y actuar como organismo consultivo. Duró cinco meses escasos, y el efecto de sus políticas fue nulo; ni siquiera la emblemática La Casa Bloc, estandarte y modelo para futuras actuaciones de vivienda, se pudo finalizar antes del estallido de la Guerra Civil. Ambiciosos programas del GATCPAC, como el plan Macià o la Ciutat de Repòs i de Vacances, también se vieron bruscamente truncadas y ya nunca se retomarían.
La planta baja de la Casa Bloc se abre sobre pilotis que permite dar continuidad al parque. © José Hevia/Fundación DOCOMOMO Ibérico.