El retraso en pagos afecta al 90% de las empresas de Europa Occidental
2016 constituye un desafío para hacer negocios en Europa. En un entorno de disminución de los precios de las materias primas y desaceleración de la economía china, el nivel absoluto de quiebras en la zona euro permanece un 66% por encima de los niveles previos a la crisis.
En ese entorno, de acuerdo con el Barómetro de Prácticas de Pago distribuido por Crédito y Caución, alrededor del 90% de las empresas de Europa Occidental ha padecido en el último año el retraso en pagos de sus clientes empresariales. La morosidad afecta a cerca del 40% del valor de las facturas entre empresas. Los mayores niveles de impagos de los clientes domésticos se dan en Italia y Grecia, donde alcanzaron casi el 50% del valor de las facturas. Y en clientes de exportación, la morosidad más alta se registra en gran Bretaña, con un 46%.
El Barómetro de Prácticas de Pago para Europa Occidental difundido por Crédito y Caución se basa en el comportamiento en pago de clientes B2B de aproximadamente 3.000 empresas en 13 países. En un entorno de alta insolvencia, se ha incrementado el porcentaje de empresas –58% frente al 51% de 2015– que atribuye la morosidad de sus operaciones domésticas a la insuficiente disponibilidad de fondos de sus clientes. Y en las operaciones de exportación, este porcentaje también ha crecido: lo ha hecho en un 40%, frente al 37% de 2015.
El impago de las facturas por parte de los clientes generó un efecto dominó en la cadena de suministro. Casi el 25% de las empresas que participaron en el Barómetro ha retrasado el pago a sus propios proveedores debido al retraso en el pago de sus clientes. Alrededor del 20% adoptó medidas específicas para corregir sus flujos de caja y cerca del 15% ha tenido que recurrir a financiación adicional.
Y el efecto dominó en España ha sido intenso: comparado con 2015, las empresas españolas están menos dispuestas a vender a crédito a sus clientes empresariales: sólo el 43% del valor de sus facturas corresponde a ventas a crédito. El valor está por encima de la media europea –41%–, pero supone un retroceso frente a 2015 –49%–. Esta menor propensión a vender a crédito podría reflejar el desafiante entorno de insolvencia que se registra en España.
Cerca del 87% de las empresas españolas experimentaron la morosidad de sus clientes, que afectó al 42% del valor de sus operaciones. El efecto dominó de la morosidad es más intenso en España que en los mercados de su entorno: un 30% de las empresas, 6 puntos más que en Europa, deben retrasar sus propios pagos a proveedores, y un 20% incrementar sus préstamos bancarios.
Las empresas de Europa Occidental parecen muy conscientes de la necesidad de proteger la rentabilidad de su negocio contra el riesgo de impago. Alrededor del 45% no modificarán su combinación de herramientas de gestión de riesgo para asegurar un firme control sobre la gestión del crédito comercial, cerca del 35% comprobará la solvencia más a menudo y casi el 33% incrementará los chequeos del historial de los clientes.
Andreas Tesch, chief market officer de Atradius, afirmó que “se espera que en 2016 las condiciones del mundo empresarial continúen siendo difíciles en muchos mercados avanzados. Debido al aumento de la incertidumbre que llega del exterior, en concreto por los precios de las materias primas y la ralentización de China, en la mayoría de los mercados sólo se prevé una pequeña mejoría en los niveles de insolvencia. En la eurozona, el nivel absoluto de insolvencia es actualmente un 66% más alto que antes de la crisis, y se prevén fuertes aumentos en China, Brasil, Rusia y Sudáfrica. Con este telón de fondo, una cartera de clientes diversificada y un buen control de la gestión de facturas y del seguro de crédito pueden ser de gran valor para limitar los riesgos de impago y garantizar el crecimiento de la empresa, también en momentos difíciles para la economía.”