Primera víctima mortal por las trampas a los mountain bikers

Jesús Ángel Santos Redín, jefe del Servicio de Estudios y Obras del Ayuntamiento de Salamanca, estaba en Cantabria para visitar a su hija de doce años, de campamento en Valderredible, cuando este pasado sábado 25 de julio, decidió salir a dar una vuelta en bici de montaña y murió a causa de un cable eléctrico colocado a la altura de las caderas entre dos estacas de lado a lado de la vía.
Pasó en uno de los tramos del GR99, un sendero balizado de Gran Recorrido que parte de Fontibre y que sigue todo el caudal del río Ebro hasta su desembocadura. Un paso habitual de senderistas y ciclistas. A eso de las seis y media de la tarde, la centralita del 112 recibió una llamada: alguien le había encontrado en el suelo a la altura de la localidad de Arenillas de Ebro.
En el informe remitido al Juzgado de Reinosa por los Guardias Civiles que acudieron al lugar de los hechos se señala a dos personas como presuntos autores de un delito de «homicidio imprudente por colocar un cable pastor eléctrico cruzando el camino natural».
Estas trampas se ponen por cazadores o por ganaderos para evitar “invitados no deseados” en sus terrenos.
La Guardia Civil apunta a dos personas, las que supuestamente serían responsables de colocar el pastor eléctrico. Las investigaciones de los agentes se centran en un presunto delito de homicidio imprudente, a la espera de conocer los resultados de la autopsia. Fuentes de la investigación confirmaron este extremo y también que esas dos personas no se encontraban detenidas. Sí, han leído bien: “homicidio imprudente”.
Esta práctica ya se venía avisando de hace tiempo y no se han tomado medidas al respecto. Hace unos años se pasó de la carretera a la montaña para evitar las colisiones con los coches y ahora tampoco se puede transitar con total seguridad por la montaña: un hombre ya se había desfigurado la cara y otro se ha quedado tetrapléjico. ¿Qué más hace falta?