"Lo sostenible debe copiarse", la opinión de Albert Puyuelo
Artículo de opinión: "Lo sostenible debe copiarse"
Temer por el planeta no es ni debería ser una moda. Muchos aprovechan el tirón de Greta Thunberg para reírse de cualquier movimiento ecologista y quitarle credibilidad. Como si algunos pensaran que para salvar al planeta tengas que renunciar a toda tu vida entera. Como si se tratara de ir en velero o bicicleta a todas partes en lugar de coger un avión. Si uno no quiere entender que el mensaje es aprender a renunciar, seguimos por el mal camino. Los más pequeños y pequeñas de cada casa suelen entenderlo a la primera. Y todas las empresas deberían empezar también a saber renunciar. A quitarse de encima todo lo que sobre. Hay un barco que se hunde, nuestro planeta, y tenemos que aprender a soltar peso para que vuelva a flote.
Los ciclistas seguramente estemos más concienciados que otros colectivos, y tengamos muy claras algunas líneas que no se deben traspasar. Lo más básico es saber qué materiales son biodegradables y aprender a guardar bien los plásticos que usamos para que no se pierdan durante nuestras salidas en bici. Tomarse un gel deportivo y meterlo de nuevo en nuestro maillot. Poner luego cada deshecho en su contenedor. De acuerdo, pero con esto no basta ni para empezar. Hay que empezar a exigir, a obligar, a renunciar.
En un futuro, es muy probable que nos parezca absurdo que accesorios, componentes o incluso un cuadro entero de bicicleta se nos vendan envueltos en plásticos de todo tipo. Cuando compras el periódico no viene envuelto en nada, cuando te tomas un café no te lo sirven en una bolsa. Te lo tomas y ya está. Y lo mismo debería pasar con todo lo que compres, con cualquier consumible. Fácilmente, dentro de unas décadas, nos asustemos al recordar que cuando comprábamos unas pastillas de freno estuvieran dentro de un blíster de plástico. O que si comprábamos el bote de un lubricante por Internet, nos llegara a casa dentro de una caja – encintada - y que dentro de esta hubiese burbujas protectoras. E instrucciones en papel. Y que el bote viniese precintado, desde la base hasta la parte superior. Y tan solo eran 30cl.
"La cuestión es si estos valores están para conseguir un objetivo final o simplemente para vender."
Hace años, todos los fabricantes que vendían productos con espráis se vieron obligados a poner aquello de “Protege la capa de ozono” y luego demostrar que era cierto. Si a nadie le hubiese importado, seguiríamos comprando aerosoles y nunca se hubiese firmado, por ejemplo, el Protocolo de Montreal. Eso eran los años ochenta. Hace menos años, pudimos avanzar eliminando toneladas de bolsas de plástico que se generaban en los comercios. Seguro que todos teníamos cerca a algún cuñado que se quejaba de lo bien que le iban esas bolsas, y que luego él reutilizaba muchas veces y que luego le servían de bolsas de basura. Pero ahora, para ir al supermercado, seguramente usa bolsas reciclables y no pasa nada. Aprendió a renunciar.
Cada vez son más las marcas que deciden dar un paso adelante y realizar cambios sustanciales. Por ejemplo, Nutrisport saca un producto al mercado con un packaging del todo compostable. Otras marcas, como Trek o Jeanstrack han anunciado que su packaging utilizará materiales sostenibles. No son ni serán las únicas que se renuevan. Y desde Alemania suelen venir muchas de las grandes ideas para conservar el planeta. Por ello, no es de extrañar que la marca germana Riese & Müller haya creado un primer informe de Responsabilidad Social Empresarial, donde se ponen metas y objetivos a largo plazo.
Hace años, las marcas apostaban por lo que más pudiese gustar estéticamente al comprador. Ahora, en cambio saben que hay que vender - o demostrar - unos valores asociables con la marca. La cuestión es si estos valores están para conseguir un objetivo final o simplemente para vender. Es decir, que si lo que quieren es diferenciarse de las demás marcas o si quieren ir unidas. Aquí, sabe mal, pero las empresas deben olvidarse de iniciativas únicas. Que se copien todas, que empiecen a clonar las buenas propuestas de las demás y que entre todas borren las malditas huellas que estamos dejando en nuestro planeta. Renunciemos desde ya mismo o las próximas generaciones no tendrán nada que renunciar. Que el cuñado no nos acabe soltando aquello de “venga, que la Greta ya ha pasado de moda”. Renunciad y renunciad. Mil veces.