Una jornada de Tecnifuego analiza nuevas estrategias de prevención y respuesta ante incendios forestales
La VI Jornada Técnica de Lucha contra Incendios Forestales, organizada por Tecnifuego el pasado 22 de octubre en colaboración con el Ministerio para la Transición Ecológica y asociaciones de bomberos como APTB y ASELF, reunió a expertos para abordar el impacto creciente de los incendios forestales debido al cambio climático y los retos sociales emergentes. La jornada destacó el papel crucial de la prevención y la coordinación en la mitigación de estos siniestros, cuyas consecuencias afectan cada vez más a comunidades enteras y al ecosistema.
Antonio Tortosa, vicepresidente de Tecnifuego, y María Torres, subdirectora adjunta de Política Forestal del Ministerio, inauguraron el evento subrayando la importancia de estos encuentros para compartir conocimientos y fomentar una mayor conciencia social sobre los incendios forestales, que representan uno de los desafíos ambientales más complejos del siglo XXI.
Rafael Gómez del Álamo, jefe del Área de Defensa contra Incendios Forestales del Ministerio, presentó un balance positivo de la campaña de incendios de 2024, informando que este año se han registrado 5.778 incendios frente a los 8.649 de media de la última década, con una superficie quemada de 48.364 hectáreas en comparación con las 89.649 hectáreas promedio. Este descenso se atribuye a una mayor concienciación social, condiciones climáticas favorables y un incremento en los recursos asignados. Además, destacó la necesidad de mantener activos los dispositivos de prevención durante todo el año, así como la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra estos incendios.
David Caballero, ingeniero de montes y consultor internacional, expuso los riesgos asociados al cambio climático, señalando que el aumento de la temperatura terrestre y de los océanos genera condiciones que facilitan incendios de alta intensidad y propagación, como los recientes casos en el Mediterráneo y el Ártico. Caballero enfatizó la necesidad de integrar medidas de protección tanto activas como pasivas en las áreas urbanas próximas a zonas forestales, donde el riesgo se incrementa considerablemente.
Durante la jornada, se analizaron dos estudios de caso. El primero fue el incendio en el parque de Collserola, Barcelona, presentado por Pascale Vacca, ingeniera de PCI del Centro de Estudios del Riesgo Tecnológico de la UPC, quien detalló cómo proyectos como WUICOM y FIREPRIME permiten diagnosticar la vulnerabilidad en la interfaz urbano-forestal. Vacca explicó que en cinco barrios de Barcelona la vulnerabilidad ante incendios es “muy alta”, un indicador obtenido a partir de la cantidad de combustible disponible, la topografía y la proximidad de infraestructuras sensibles como escuelas y hospitales.
El segundo caso práctico abordó los incendios ocurridos en Chile a principios de 2024, en los que fallecieron 135 personas y se destruyeron 9.600 viviendas. Moisés Galán, inspector de Bomberos de Cataluña, explicó que estos incendios superaron la capacidad de extinción y subrayó la necesidad de un mando técnico unificado y herramientas de evacuación efectivas. Galán señaló que, tras esta experiencia, se ha reforzado la importancia de la prevención y la preparación en situaciones de emergencia.
Finalmente, Fernando Chico, de la Unidad de Análisis y Planificación de la Junta de Castilla la Mancha, analizó los patrones meteorológicos extremos que facilitan los incendios forestales. Utilizando algoritmos y modelos predictivos, se puede anticipar el comportamiento del fuego y mejorar la respuesta ante siniestros.
Conclusiones
Las conclusiones de la VI Jornada Técnica de Lucha contra Incendios Forestales subrayan que el cambio climático actúa como el principal desencadenante de incendios de alta intensidad. En contextos de sequía estructural, condiciones meteorológicas extremas y simultaneidad de focos, los incendios alcanzan la interfaz urbano-forestal (IUF), donde las viviendas vulnerables incrementan el riesgo de expansión del fuego. Un ejemplo de la magnitud de este peligro es el incendio de Chile, donde la potencia alcanzada fue de hasta 90.000 kW/m, muy por encima del límite de 5.000 kW/m que define la capacidad de extinción. En dicho evento, fallecieron 135 personas y se destruyeron miles de viviendas, lo que pone de manifiesto la necesidad urgente de adaptar las zonas de la IUF para reducir su vulnerabilidad.
En este sentido, herramientas de modelado del riesgo, junto a indicadores de vulnerabilidad para parcelas y comunidades, resultan esenciales para prever y gestionar incendios de manera eficaz. Estas herramientas permiten anticipar la intensidad y dirección del fuego, identificar áreas de alto riesgo y tomar medidas preventivas basadas en patrones meteorológicos cada vez más frecuentes y extremos. La sensibilización pública es otro aspecto fundamental, especialmente en comunidades dentro de la IUF, mediante reuniones informativas y la creación de materiales educativos.
Finalmente, se hizo especial énfasis en la importancia de la planificación preventiva y de la infraestructura adecuada, como franjas perimetrales, accesos despejados y materiales de construcción resistentes al fuego en zonas vulnerables. Se sugirió que los servicios de emergencia deben estar equipados con las tecnologías más avanzadas y que los residentes de zonas de alto riesgo deben contar con planes de autoprotección. Cumplir con la normativa urbanística y evitar edificaciones ilegales también son elementos clave para mitigar el riesgo de incendios forestales y garantizar una protección efectiva de personas y bienes.