Entrevista a Luis Mateo, director general de Andimat
El pasado mes de octubre, el sector de la edificación recibía con alegría el anuncio de la ampliación de las ayudas para la rehabilitación de viviendas hasta finales de 2024. Las subvenciones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia durarán un año más de lo previsto e insuflan aire a un sector de la rehabilitación, que cada año cobra más fuerza. Sobre estas ayudas, lo que suponen para las rehabilitaciones energéticas de viviendas y cómo influye el aislamiento en la descarbonización de edificios y ciudades, hemos conversado con Luis Mateo, director general de Andimat.
Un poco aliviados por el anuncio de nuevas ayudas, ¿qué datos manejan desde Andimat del número de expedientes que se han tramitado?
No tenemos datos completos, ya que son las propias comunidades autónomas las que van publicando su información. Algunas ya han cerrado sus plazos, otras los están ampliando, por lo que no contamos con números homogéneos que nos permitan realizar estadísticas y establecer una tendencia a nivel nacional.
Precisamente, en Andimat se fue crítico ante la falta de recursos de las comunidades autónomas para diligenciar estas subvenciones. ¿Por qué?
Nuestra crítica era por el retraso y la sensación que tienen las comunidades de vecinos de que las ayudas no llegan y los expedientes se retrasan, lo que paraliza muchas posibles actuaciones.
Desde un principio se detectó la formación de tapones en la gestión de expedientes, que han tardado mucho en disolverse. Esto se ha debido a una falta de recursos humanos y materiales, que no ha permitido que la concesión de ayudas haya cogido ritmo hasta muy entrado el segundo trimestre. En Madrid, por ejemplo, desde junio o julio del año pasado, con la llegada del Programa Tres, la tramitación de expedientes fue mucho más rápida. Sin embargo, de nuevo con el Programa Cuatro (cambio de ventanas), han vuelto a tener dificultades, las resoluciones van mucho más lentas y algunos expedientes se quedarán fuera de plazo.
A nivel estatal, ha habido comunidades más diligentes que otras y hay algunas que ya están abriendo nuevas convocatorias.
Será complicado un escenario sin subvenciones. Después de tanto insistir a los ciudadanos en que aprovechen esta oportunidad, ¿cómo se les convence ahora de que sigan rehabilitando?
Está claro que las ayudas para cubrir hasta el 80% de las intervenciones se van a acabar. Al fin y al cabo, estuvieron motivadas por la pandemia para reactivar una coyuntura económica muy perjudicada. Pero, seguramente, haya otro tipo de ayudas. Volviendo al ejemplo de la capital, el Plan Rehabilita Madrid se va a seguir ejecutando y hace poco que se ha aprobado una nueva convocatoria.
Pero pese a ello, los ciudadanos deben de saber que, por sí solas, las actuaciones en rehabilitación de edificios son rentables y tienen un retorno de la inversión en forma de ahorros de energía.
Y en este panorama de ayudas, ¿qué papel van a jugar los Certificados de Ahorro de Energía o CAES?
Los CAES han llegado para quedarse. Aunque es un mercado incipiente, también es más complejo que la concesión de unas simples ayudas. A partir de ahora, las empresas sujetas a cuota anual de ahorro energético podrán sustituir voluntariamente un porcentaje de sus pagos al Fondo Nacional de Eficiencia Energética (FNEE) por un ahorro energético certificado, proveniente de las inversiones en eficiencia energética. Es un sistema que ha funcionado muy bien en otros países de nuestro entorno y que permitirá avanzar firmemente en el proceso de descarbonización.
Pero, ¿no le convence cómo estos CAES valoran al aislamiento?
No es que no pongan en valor el aislamiento, sino que no lo consideran a lo largo de toda su vida útil, que es una de sus grandes ventajas. Esta durabilidad que garantiza una vida útil igual a la del edificio que se aísla, sin requerir mantenimiento, debe ser considerada para que haya equidad con otras intervenciones en eficiencia energética, que también son eficaces y ahorran energía, pero no son tan duraderas y tienen que ser sustituidas con el paso del tiempo. Es absurdo.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Estamos trabajando en ello. El Ministerio es consciente y también trabaja para que los criterios se cambien y cumplamos, entre todos, los objetivos marcados por Bruselas. Pero va a requerir modificaciones normativas y legislativas complejas, que esperamos que lleguen lo antes posible para que todas las medidas de ahorro energético, incluido el aislamiento, jueguen el mismo juego y con las mismas condiciones.
Quiero destacar la buena comunicación que hemos mantenido en todo momento con el Ministerio de Transición Ecológica. Se ha escuchado a los sectores y ha sido un proceso muy abierto y transparente, con reuniones continuas que han fructificado en consideraciones y propuestas novedosas.
¿Cómo valora la creación del Ministerio de Vivienda? ¿Qué le pides como entidad?
En principio nos parece bien. La vivienda es un tema lo suficientemente importante para que se le dote de las máximas herramientas de gestión. Esperamos que en los próximos años ayude al sector de la edificación a ser lo que siempre ha sido, uno de los mayores pilares de nuestra economía y que lo guíen hacia ese ansiado proceso de descarbonización, que permita a nuestros edificios luchar contra el cambio climático y el despilfarro de energía.
¿Cuál sería su listado de deseos más inmediato para este el Ministerio de Vivienda?
Toca la revisión del Código Técnico, porque ya han pasado cinco años desde que se introdujeron las últimas modificaciones. Pedimos que se afronte, con la colaboración de todos los agentes del sector y desde una perspectiva de ahorro de energía, eficiencia y minimización de la huella medioambiental del parque edificado. Para ello, hay que ir al fondo del asunto y potenciar la medida más eficaz, duradera y con mayor retorno de la inversión como es el aislamiento.
Pero no es nuestro único deseo. También, volviendo al tema de las ayudas, nos gustaría que hubiera más información pública de la que están facilitando las comunidades autónomas, el número de obras rehabilitadas, los ahorros que se han producido, un poco más de trazabilidad de todas las obras. Este año nos dijeron que lo estaban habilitando desde el Ministerio, pero no lo hemos llegado a ver.
Por último, el fomento de los CAES en las condiciones que hemos hablado.
¿Qué tendencias o perspectivas se espera para el sector de la rehabilitación de edificios durante este año?
Pues esperamos que poco a poco vaya afianzándose el sector. Todavía no conocemos los datos globales de 2023, pero confiamos en que sean números similares a los de 2022 en los que la rehabilitación de edificios creció cerca de un 15%, gracias al apoyo de las ayudas europeas.
Tenemos grandes expectativas y pronósticos optimistas que, año tras año, se están viendo respaldados por los datos del sector.
¿Y en el del aislamiento?
Pues, indudablemente, si crece el sector de la rehabilitación de edificios, también lo hará en la misma medida el del aislamiento que es el gran reto al que nos enfrentamos.
La obra nueva ya no se concibe sin aislamiento adecuado que garantice la sostenibilidad ambiental y el buen comportamiento energético del edificio, pero en el parque edificado son necesarios millones de metros cuadrados de aislamiento, para que mejore la eficiencia de los espacios que habitamos.
