La circularidad y la sostenibilidad, tendencias imperativas

Circularidad es un término ya habitual en la terminología actual de toda actividad industrial. Sin embargo, muchas empresas todavía no han tomado medidas para dar respuesta de manera adecuada a las exigencias que comporta. Durante el Congreso de la Ventana, la Fachada y la Protección Solar, promovido por Asefave y celebrado en Madrid los días 23 y 24 de noviembre, se analizó en qué punto el sector ha asimilado este concepto y qué medidas está tomando para cumplir con sus requerimientos.

En el marco del Congreso se convocó la mesa redonda ‘La nueva frontera: circularidad de producto’. Moderada por Miguel García, de la Confederación Española de Fabricantes de Productos de Construcción (Cepco), tuvo como participantes a Ainhoa Lizarbe, de Sigaus/Genci, María Isabel Sánchez Camacho, de Saint-Gobain España, Yolanda Villaseñor, de Aenor, y Till Schmiedeknecht, gerente de Salamander.

El primero en intervenir en esta mesa redonda fue el gerente de Salamander, quien explicó que, en Alemania la ventana de PVC cuenta ya con un largo recorrido y desde hace ya veinte años existe en el país un programa que permite recuperar el 80% del material en ventanas que ya han finalizado su ciclo de uso para reintroducirlo, como material reciclado, en el circuito de fabricación de nuevas ventanas. “Además, existe una iniciativa de EPA, Environmental Protection Agency, que tiene como objetivo recuperar, hasta 2025, 400.000 toneladas de material y reintroducirlo en procesos productivos. El objetivo es que el 100% del PVC procedente de ventanas antiguas se reintroduzca en la fabricación de nuevas unidades. Esta iniciativa también debería aplicarse en España, y todavía estamos a tiempo de montar una estructura de recuperación de material aquí, porque la ventana de PVC apenas tiene 30 años de vida en el país”.

Till Schmiedeknecht afirmó que “en la fabricación de ventanas, el reciclado de PVC aporta valor a la ventana. Reciclar debe tener un sentido económico, hay que tratar de crear un entorno para que el uso de elementos reciclados tenga un valor”. Finalizó su intervención advirtiendo del exceso de normativas que puede llegar a penalizar el desarrollo de la innovación. “Imponer reglas sobre reglas no supone ningún avance. Estamos aumentando el peso de la burocracia en Europa, en un grado que sale ya de lo normal”.

En lo que respecta al ámbito del vidrio, María Isabel Sánchez Camacho destacó que Saint-Gobain es muy responsable en lo que respecta a la sostenibilidad, basándose para ello en tres pilares: la circularidad, la reducción del consumo de agua y la descarbonización. Destacó la importancia de esta última y de “recuperar el material empleado en ventanas y fachadas para su reintroducción en la producción. Con la capacidad de retornar el material al proceso de fabricación, también somos capaces de reducir las emisiones de CO₂ en el propio producto resultante. Así entramos en una dinámica de economía circular que empieza a tener mucho sentido”.

La representante de Saint-Gobain aseguró que ya existen medios de recuperar el vidrio preconsumo, pero que el reto está en hacer lo propio con el procedente del potsconsumo. “El objetivo es conseguir recuperar ese material en ventanas y fachadas que ya han consumido su vida útil para obtener material de futuro. El concepto del que ahora se habla es el de minería urbana, considerar los edificios existentes como cantera de materiales”, afirmó Sánchez Camacho.

Asismo, indicó que “a medida que reducimos la huella de carbono de los materiales que forman parte de un edificio, también lo hacemos en la huella de este y mejoramos la circularidad. El ahorro energético ya está integrado en nuestro sector, porque el rendimiento de los productos ya excede las normativas existentes en el aspecto de circularidad, pero el objetivo es ir más allá”.

Miguel García, moderador de la mesa redonda, expresó que en estos procesos de circularidad es necesario buscar un equilibrio entre producción y gestión de residuos, para lo cual resultaba necesario verificar esos procesos para evitar el ‘green washing’, lavado de cara ecológico como operación de marketing sin asumir plenamente los compromisos que conlleva la sostenibilidad y circularidad.

Para evitar estos problemas, la certificación tiene un papel crucial y Yolanda Villaseñor, de Aenor, ratificó plenamente esta afirmación. “Desde Aenor facilitamos soluciones a las organizaciones para que puedan hacer constar a terceros que sus productos son sostenibles y cuentan con material reciclado en su contenido. Esto lo demostramos mediante procesos de verificación a través de auditores que comprueban que se cumplen los requisitos previamente definidos para cumplir con tales fines”.

Un instante de la mesa redonda 'La nueva frontera: circularidad de producto’.

En este sentido, Aenor ha desarrollado algunas estrategias y una de ellas es “la marca N Sostenible (NS), evolución de la histórica marca N de certificación de producto, que acredita que los productos cumplen y se han fabricado atendiendo a los tres ámbitos que se demandan en este sentido: ambiental, social y de gobernanza.

En cuanto a la gestión de residuos, la actualización del año 2022 de la Ley de Residuos establece que para todo producto que tenga un envase, su residuo debe ser gestionado y la responsabilidad es del productor. Ainhoa Lizarge, de Sigaus/Genci, una Scrap (Sistemas colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor) que lleva trabajando desde hace más de quince años, indicó en su intervención que la “circularidad en los flujos de residuos es una obligación que viene de la Unión Europea. Desde el pasado 28 de diciembre, el ordenamiento español decidió aplicar la responsabilidad del residuo de envases comerciales e industriales al productor. Para el sector de la ventana no debería cambiar nada a lo que ya se viene haciendo”.

Durante las sesiones de ponencias del área temática 2, correspondiente al ámbito ‘Producto: Economía circular, sostenibilidad y residuos’, se presentaron varias ponencias.

Una de ellas fue la titulada ‘Circularidad en sistemas de aluminio’, a cargo de Àlex Peral, de Reynaers. En su intervención destacó el papel que tiene el aluminio dentro de la construcción de edificios, particularmente en fachadas y elementos de carpintería, debido a sus características de ligereza y resistencia. Además, atendiendo a cuestiones como la circularidad, indicó que es un material “infinitamente reciclable, tiene una vida útil infinita, es adaptable y desmontable”.

Sin embargo, para obtener aluminio primario se necesita generar mucha energía, con una muy alta huella de CO₂. En cambio, el uso de aluminio reciclado reduce de manera drástica esa huella. “Las ventanas de aluminio tienen un ciclo de vida de entre 40 y 50 años y el 95% del aluminio utilizado en edificación se recicla. En la actualidad, en lo que respecta a la producción mundial del aluminio, el primario está descendiendo, mientras que el reciclado aumenta”. Para el año 2030, se prevé que un 56% del aluminio empleado sea reciclado y tan solo un 4% primario, con un 40% de aluminio bajo en carbono.

La industria del aluminio se enfrenta a varios retos en cuanto a su circularidad, como el aumento del uso de material reciclado, la inclusión de profesionales formados en impacto ambiental, la descarbonización en el ciclo de vida, la estandarización de productos y la información del valor de CO2 de cada proyecto o producto.

Asimismo, otros retos serán conseguir un diseño sostenible para facilitar su reciclaje y circularidad. Entre otras medidas habrá que tener en cuenta la reducción de la variedad de materiales y componentes en su composición, el uso de materiales reciclables o reutilizables no contaminantes, que sea fácil de reciclar, la reducción de emisiones en el proceso de producción y el ciclo de vida y que su montaje y desmontaje sea fácil, con fijaciones visibles y evitando, en lo posible, adhesivos o colas.

Susana Santamaría, de Tecnalia, trató en su ponencia cuáles eran los restos en la caracterización de la tecnología fotovoltaica integrada (BIPV) y cumplimiento de requisitos.

En su intervención resaltó la presencia progresiva y al alza de la tecnología fotovoltaica en la edificación y de sistemas BIPV. Sin embargo, a pesar de que se trata de una tendencia creciente en la que ya se ha empezado a trabajar, existe un vacío normativo y de requisitos.

Un módulo BIPV es un material constructivo que, además, genera electricidad. Su funcionalidad principal es constructiva, por lo que debe cumplir requisitos equivalentes a los del sistema tradicional que reemplaza. De forma secundaria, tiene la capacidad de generar electricidad in-situ, por lo que cobra mayor importancia en el contexto de edificios energéticamente casi nulos.

Santamaría explicó que la tecnología BIPV se enfrenta a los retos de “desarrollar soluciones que respondan a las necesidades del mercado de manera global, en el binomio rendimiento-estética, variedad de formatos y coste. Además, es necesario desarrollar un marco normativo específico para esta tecnología, simplificando y armonizando el proceso de marcado CE y de certificación”.

Aunque se ha intentado regular con diferentes normativas que hacían referencia a los módulos y/o sistemas fotovoltaicos integrados en edificios, “no hay respuesta para la mayor parte de los productos, más aún si se trata de sistemas constructivos con fotovoltaica integrada, por lo que nos encontramos ante un déficit de guías para su evaluación”, manifestó Susana Santamaría. Sin embargo, contar con un marco normativo propio es necesario porque los requisitos electro-técnicos y constructivos necesitan evaluarse de forma conjunta y no independiente.

La responsable de Tecnalia indicó que para diseñar nuevos procedimientos de ensayos a módulos BIPV es necesario definir el enfoque para incluir y mejorar metodologías de ensayo para evaluar sus requisitos, teniendo en cuenta los requerimientos básicos de las obras de construcción: seguridad en caso de incendio, seguridad y accesibilidad de utilización, ahorro de energía y aislamiento térmico y seguridad eléctrica en condiciones de operación.

Durante su exposición, Susana Santamaría presentó tres casos prácticos donde se daba respuesta a las exigencias, tanto desde el punto de vista fotovoltaico como desde la edificación, para poder instalar las soluciones en el edificio. Sin embargo, no se trabajó en la interrelación entre ambas por la carencia de una normativa específica, que es la dirección en la que deben evolucionar las normas.

Agustí Bulbena, de BB Vidre i Arquitectura, arquitecto y consultor especializado en vidrio, intervino con su ponencia ‘El vidrio: recorrido y futuro’, que versó sobre cuál ha sido la evolución del vidrio en la arquitectura, poniendo el foco en el vidrio aislante.

El concepto del virio aislante no ha cambiado, pero sí ha tenido una gran evolución. “No es suficiente hablar de vidrio aislante -explicó Bulbena-, siempre debe ir acompañado de una serie de valores que definen sus prestaciones para responder a las solicitaciones. El vidrio aislante ‘personalizado’ será el ‘actual vidrio aislante’ y no solo un concepto”.

En lo que respecta a la sostenibilidad, Agustí Bulbena, admitió que “no podemos hablar del futuro de un material, producto o solución constructiva sin considerar y analizar su sostenibilidad. Para la fabricación de vidrio float se necesita mucha energía, 1.500º centígrados. La evolución vendrá con la mejora de procesos y tecnológicas para obtener menos pérdidas y reducir el consumo energético. Lo mismo se puede argumentar en la reutilización de los residuos. Para la fabricación de un vidrio float se emplea, aproximadamente, un 18% de vidrio reciclado. Además, un 25% de las toneladas de vidrio empleadas en la industria de la transformación son residuo y se procede a su recogida selectiva para reciclaje. Por lo tanto, aunque de un modo diferente, la circularidad en nuestra industria hace más de 30 años que existe”.

En cuanto al futuro del vidrio, Bulbena afirmó que “hablar de futuro es hablar de ahora. El futuro inmediato del vidrio debe pasar por aprovechar mucho mejor los vidrios que ya tenemos, mejorar e innovar los procesos de transformación y desarrollar nuevas y mejores soluciones constructivas. Las capas seguirán configurando el futuro del vidrio y tendremos que aplicar mejor el uso correcto de los vidrios de altas prestaciones. Para ello será determinante hacer una prescripción inicial correcta del vidrio”.

Como conclusiones, se expuso que la participación del vidrio cada vez es más alta, tanto en cantidad como en calidad, por lo que su futuro está asegurado y seguirá siendo el elemento básico del cerramiento de un hueco y en el día a día cotidiano. Además, debido a la evolución tecnológica, también será un material más sostenible en todo su proceso.

Para finalizar su intervención, Agustí Bulbena aseveró: “No podemos llegar a imaginar lo que podrá hacer el vidrio en un futuro más o menos próximo. Lo que sí podemos y debemos hacer es conocer y participar de esta evolución. El vidrio continuará evolucionado, pero lo que no variará es que el mejor vidrio no es ni el más nuevo, ni el más caro, sino el más adecuado para cada caso”.