The Silent Route: la previa particular
Con esta premisa, los tres participantes de la Ruta del Cerramiento procedentes de Cataluña no tuvimos otra mejor y feliz idea que arrancar las motos esa misma mañana, eso sí, bien despejados y sin prácticamente resaca, pues ya se tuvo en cuenta ese detalle, para lanzarnos a la carretera y abordar una etapa previa el sábado 24, con el fin de ir entrando en materia, y una etapa prólogo el domingo 25, para llegar al punto de reunión en Andorra.
¿Y por dónde podrían discurrir estos dos tramos antes de llegar al lugar de encuentro con los demás participantes de la Ruta? Pues el primero hacia el sur para disfrutar de la ‘Ruta del Silencio’ en pleno corazón de la provincia de Teruel; y el segundo, por aquello de jugar con las coincidencias, desde Andorra pueblo hasta Andorra país.
La Ruta del Silencio, o más conocida internacionalmente como ‘The Silent Route’ (aquí el marketing juega lo suyo) transcurre por la A-1702 a lo largo de unos 65 km y une las turolenses comarcas del Maestrazgo y Andorra-Sierra de Arcos. Este recorrido se ha hecho muy popular, sobre todo, entre la comunidad motera por su serpenteante trazado, pero también por la espectacularidad del paisaje: barrancos, acantilados, pueblos, formaciones naturales y, como no, la gastronomía con sus migas, calderetas de pastor, cordero, truchas, etc, que añaden excelentes ingredientes a una ruta que hay que realizar, sí o sí.
Andreas Pum, de Aptec, con una BMW 1200 RT; Xavier Garcia, de Percoter, con su 1250 GS; y un servidor, Xavier Bohigas, como cronista de la Ruta del Cerramiento y a lomos de una llamativa sport touring R1250RS cedida por BMW Motorrad, iniciamos nuestro particular periplo después de más de 300 km, en Cantavieja, la capital del Maestrazgo. Este pueblo es una joya fortificada en lo alto de un peñasco, que ya impresiona cuando se ve desde abajo con un interesantísimo centro medieval, que le ha valido el título de Conjunto Histórico Artístico y su inclusión en el listado de Pueblos Más Bonitos de España. Motivos no le faltan.
La carretera, muy bien asfaltada, empieza a subir hasta el puerto del Cuarto Pelado para seguir hacia los estrechos de Cañada de Benatanduz, donde la calzada discurre entre altos despeñaderos para llegar después a Villarluengo, otro pueblecito con encanto. Unos kilómetros más adelante se pasa por el mirador del río Pitarque, con unas excelentes vistas, aunque si se desea visitar su nacimiento hay que desviarse a la izquierda, cosa que evitamos con la verdadera excusa de la falta de tiempo.
Siguiendo ruta se llega al declarado monumento natural de los Órganos de Montoro, unas fastuosas formaciones verticales de roca caliza de unos 200 m de altura, que se dan un aire parecido a los tubos del conocido instrumento musical. Pero vamos a por la parada obligada: el mirador y monumento ‘The Silent Route’, la imagen icónica de esta ruta a tamaño real. Una larga sesión de fotos y charla con un vecino de Villarluengo que nos invita a recordar cómo era la vida en esta particular zona antes de hacerse famosa. Reanudamos la marcha para cruzar un poco más allá Ejulve, otro conjunto arquitectónico de interés, ya en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, con el que damos por superado nuestro objetivo de esta previa.
Se nos ha ido el día, que ha sido harto caluroso (hemos rodado en algunos momentos a 35 grados) y seguimos hasta Alcorisa, punto de descanso y para reponer fuerzas donde llegamos a la hora de cenar.
La 1250 RS, en su justa medida. El año pasado disfrutamos con la R, la juguetona ‘nacked’ de BMW. Esta edición con la sport touring nos cuesta un poco más entenderla como touring que como sport. ¡Pero lo iremos viendo!