Creciendo, de taller a fábrica
Daniel Rioboó – Gerente de APD Maqmaster
16/12/2020Es el caso de los sistemas logísticos. Porcentualmente, no son muchas las llamadas que recibimos de clientes queriendo mejorar en este aspecto, contactándonos normalmente buscando información sobre equipos tradicionales.
El desarrollo de un buen concepto logístico permite al cliente eliminar gran cantidad de tiempos intermedios y cargas a los trabajadores, con lo que se puede ocupar esta mano de obra en otras partes de proceso de fabricación de la ventana o su instalación, por no decir que eliminará las bajas que su plantilla pueda generar por la carga de pesos.
Cada vez es más habitual minimizar o eliminar la manipulación humana en el proceso de fabricación. Sin embargo, este extremo requiere de una fuerte inversión, pero no así la carga del producto durante su proceso de creación.
Hoy día contamos con sistemas logísticos, que conforman líneas completas de movimiento de marcos, hojas y vidrios, a lo largo y ancho de la fábrica, sin apenas carga por parte de los operarios, salvo en puntos muy concretos.
En APD Maqmaster, ofrecemos al cliente, no solo el equipamiento, sino también el asesoramiento, el conocimiento, y la fabricación propia del material y equipos que formarán este desarrollo logístico.
Como muchos de nuestros clientes ya conocen, la fábrica y marca Strong Bull es una empresa de la familia, con la que podemos ofrecer al cliente un producto adaptado a sus necesidades, y no un sistema cerrado.
El cliente, en una primera reunión, nos trasmite sus inquietudes y los puntos más importantes en su proceso productivo, nos facilita un plano de su nave y comenzamos a trabajar en una primera propuesta sobre la que empezar a dar forma al proyecto, teniendo en cuenta el espacio disponible, las máquinas actuales y futuras, el número de operarios y la producción que espera alcanzar.
Por supuesto, son sistemas que permiten el crecimiento del mismo, por lo que no siempre debe realizarse la implementación completa del proyecto. Pero ya desde el primer momento, el cliente contará con una visión general y realista de a dónde puede llegar logísticamente en su espacio de trabajo.
Aunque en este aspecto las opciones son ilimitadas y varían si el cliente fabrica solo aluminio, solo PVC o ambos, el ejemplo quizás más típico, podría ser una fábrica que contara con 3 líneas de trabajo, una para marco, una para hoja, y otra para especiales. Estas líneas derivan en una zona de ‘matrimonio’ entre hoja y marco, y pasando por diferentes puntos, llegaríamos a la zona de acristalado, si fuera el caso.
Normalmente el 100% de los equipos con los que cuenta el cliente, quedarán integrados en el diseño logístico, por supuesto, siempre que el cliente así lo requiera.
Y así es como un taller, se hace mayor, pasando de taller a fábrica, pasando de un espacio de trabajo, a un área de producción. Parecen la misma cosa, y quizás no hay tanta diferencia en equipos invertidos, pero entre uno y otro hay más capacidad de producción, hay menos mano de obra, hay menos peso cargado, hay mejor imagen y calidad de trabajo, minimizando los errores y maximizando la organización.
Para nosotros, muchas veces, no es tan fácil decirle a un cliente que nos recibe en su casa que podría mejorar su organización y el planteamiento del espacio de trabajo, y que un buen desarrollo del área logística es, si se me permite la analogía, como pasar de conducir un coche manual, a uno automático; y como si pudiéramos conducir ese coche en modo ‘eco’, pasarlo a modo sport’ y encima bajáramos el consumo. Ya, demasiadas ventajas, ¿no? Pues la buena noticia es que, al menos, en la producción de ventanas, no solo es posible, sino también muy recomendable.
Es la hora de crecer: haz de tu taller una fábrica.