Entrevista a José Luis Cuadrado Peña, de Aluminios Pemar

Aluminios Pemar es uno más de los talleres que, tras trabajar durante años exclusivamente el aluminio, decidió diversificar su oferta y fabricar también ventanas de PVC, empleando para ello los sistemas Salamander y Brügmann bluEvolution. Hemos visitado a José Luis Cuadrado Peña, uno de los socios de Aluminios Pemar, en sus instalaciones en Foz, Lugo, y hemos mantenido con él esta interesante conversación.

Antes de crear Aluminios Pemar estábamos trabajando en una empresa que hace dieciocho años cesó su actividad. Creamos, pues, la empresa tres socios, junto a mi hermano y otro compañero, que es casi también como un hermano, pues hace treinta y tres años que nos conocemos. Emprendimos la actividad como una manera de ir adelante después de salir de aquella empresa, sin un rumbo prefijado, y hemos ido progresando hasta hoy, después de mucho esfuerzo.

Estos años de crisis también los hemos notado, obviamente. Parece que hay una cierta recuperación, pero persiste una incertidumbre muy grande. Aunque 2016 ha empezado bien, noto muchas dudas en la gente, todavía hay miedo a hacer inversiones. En mi opinión todavía nos quedan un par de años para volver a vivir una situación de confianza. Si ahora en la grandes ciudades como Madrid y Barcelona se dice que las cosas repuntan, aquí empezaremos a notarlo en dos años. Lo mismo ocurrió cuando se inició la crisis, aquí no notamos sus efectos hasta dos años más tarde: mientras en el resto del país se iban cerrando empresas, aquí estábamos trabajando casi a pleno rendimiento. Fue a partir del final del verano de 2008, y sobre todo, principios de 2009, cuando empezamos a acusar realmente los efectos de la crisis, con impagos, falta de trabajo, etc.

Fachada de Aluminios Pemar.

Nosotros, desde el principio, nos hemos dedicado a la rehabilitación y nunca la hemos abandonado. Éramos una empresa pequeña y nuestra capacidad de trabajo se adecuaba a los trabajos de renovación. Luego trabajamos también para grandes promociones, pero sin abandonar la rehabilitación.

Hoy en día hacemos de todo, aunque la gran obra es casi inexistente. Trabajamos obra nueva particular, pequeñas promociones, grandes cuando es posible y contamos con nuestros propios instaladores.

Como he dicho, estamos en disposición de trabajar cualquier tipo de obra. Hace cinco años podíamos trabajar 700 viviendas al mismo tiempo, en distintas promociones, pero siempre sin olvidar al cliente particular. Cuando trabajábamos con grandes promociones, siempre nos reservábamos un día a la semana, preferentemente el viernes, para dedicarlo a particulares. Y eso nos aguantó hasta el día de hoy, ese contacto con el cliente singular nos ha mantenido a flote. Otras empresas de la competencia descartaron totalmente el particular y han sufrido las consecuencias de esa decisión. En zonas dispersas como ésta, que no es una capital, donde no hay grandes poblaciones, si no atiendes al particular pierdes muchas oportunidades.

Nuestro ámbito principal de actuación es la provincia de Lugo, pero podemos trabajar desde Cangas de Onís, en Asturias, hasta Ferrol o Coruña, por poner un ejemplo. Pero si nos llega una obra desde cualquier parte, estamos en disposición de atenderla allí donde se nos requiera y donde podamos ofrecer un buen servicio, porque nuestra forma de trabajar es estricta.

Por ejemplo, si cogemos una obra en Oviedo, aparte de fabricar e instalar las ventanas, debemos estar en disposición de prestar el servicio de atención de esa obra. En la zona de Asturias contamos con la colaboración de autónomos que se encargan de los trabajos sobre el terreno, como la medición, instalación y servicio técnico, mientras que Aluminios Pemar nos encargamos de la fabricación y el traslado.

Vista de las dependencias de producción de Aluminios Pemar.

La misma estructura mantenemos en Ponferrada (León) con otro taller, que toma las medidas, instala y se encarga de que todo funcione bien una vez instaladas las ventanas. Nunca dejamos al cliente sin ese servicio técnico tras la instalación, por muy lejos que esté. Para ello contamos con una pequeña red de instaladores que tenemos intención de aumentar para abrirnos un poco.

Esta idea ya la aplicamos durante los años de crisis para llegar a más mercados y nuestra intención es seguir por ese camino, pero siempre con instaladores que podamos tener a nuestro alcance. Queremos expandirnos, pero paulatinamente.

Nosotros empezamos a trabajar exclusivamente con aluminio y el PVC llegó más tarde. Un proveedor de PVC llegó a contactar con nosotros en su día y cuando ya teníamos el acuerdo casi cerrado, hace unos doce años, en una visita a Veteco vi el sistema de hoja redonda de Salamander y me gustó, al igual que el resto de sus sistemas los servicios que ofrecía la empresa. Luego supe que Salamander estaba en Lugo, con lo que los motivos por inclinarme por sus productos se ampliaron. Posteriormente, visité Salamander, conocí a Pedro Posada y ya nos entendimos para empezar a colaborar.

A partir de ahí ya empezamos a trabajar ventanas de PVC. Por aquel entonces, la infraestructura que teníamos no servía y las instalaciones se nos quedaron pequeñas. Ocupábamos tres locales pequeños, uno de 200 metros, otro enfrente de ese como almacén y luego, para trabajar el PVC, tuvimos otra nave donde estuvimos dos años. Finalmente, optamos por reunir toda nuestra infraestructura en un solo lugar, este taller en el que nos encontramos actualmente, en el que entramos en diciembre de 2005.

Aluminios Pemar elabora ventanas de PVC con perfiles Salamander y Brügmann bluEvolution.

La fabricación del PVC es muy meticulosa. Empezamos aprendiendo a utilizar la maquinaria nueva y nos adaptamos bien. Luego surgieron problemas, normales cuando empiezas a trabajar en una nueva línea de producto. Al principio crees el proceso es sencillo, montar, soldar y ya lo tienes todo hecho, pero luego ves que no es así.

Estábamos muy habituados a trabajar con el aluminio y prácticamente trabajábamos con los ojos cerrados. Conocíamos los problemas que podían surgir en nuestra labor, pero también sabíamos cómo solucionarlos. Con el PVC, sin embargo, empezábamos de cero. Aunque teníamos los mismos problemas que pueden surgir con la carpintería de aluminio si no lo haces bien, al principio no sabíamos resolver los problemas aplicando las mismas soluciones.

Son fabricaciones totalmente distintas. Como quien dice, en el PVC el proceso de fabricación está más automatizado, pero es necesario programar y ajustar las máquinas para hacer bien ese proceso.

La fabricación de una ventana de PVC requiere mucha más precisión que una de aluminio. Pero en cuanto te acostumbras y ves las soluciones que se pueden emplear a los posibles contratiempos, ya es más sencillo.

Realmente nos convenció el diseño de la carpintería. Vimos la ventana en la feria y nos gustó. La hoja redonda de Salamander fue durante mucho tiempo nuestra enseña. A partir de ahí ya empezamos a trabajar con ellos. Además, la colaboración que encontramos con Pedro Posada fue esencial, poniendo a nuestra disposición todas las facilidades para empezar a trabajar con su producto.

El mercado estaba demandando PVC y este sistema de hoja redonda nos proporcionaba algo distinto, no era hoja recta, que era lo que ofrecía toda nuestra competencia. Podíamos distinguirnos con algo diferente. La hoja redonda no la tenía nadie, así que quien quería algo distinto tenía que recurrir a nosotros.

Ahora estamos trabajando mucho con el sistema Brügmann bluEvolution 73 y también con la hoja redonda de Salamander.

La relación con Salamander ha sido siempre buena. Estamos muy satisfechos con la asistencia técnica y con su servicio. Si hay alguna incidencia la solventan rápidamente.

Como decía antes, noto que hay incertidumbre. Hay meses que parece que las cosas funcionan, en cambio al mes siguiente la situación es la contraria. Esto nos genera una situación de confusión, de paralización de expectativas. No estamos ahora en épocas de grandes proyectos, aunque sí de varios pequeños que pueden acabar transformándose en uno grande.

Uno de nuestros proyectos era dedicar toda esta nave exclusivamente para el PVC. Hace un tiempo compramos la finca colindante, de 3.400 metro cuadrados, con lo que en el futuro podríamos contar con 4.000 metros más de nave, si fuera necesario.

Hoy estamos fabricando algo más las ventanas de PVC que las de aluminio, aunque en porcentajes parecidos. Hoy, para conseguir los resultados de aislamiento y eficiencia energética de una ventana de PVC, necesitamos un perfil de aluminio de una gama superior y su precio es más caro. Por consiguiente, la relación calidad-precio del PVC es más favorable para el usuario.

El resto de nuestra facturación lo obtenemos de la fabricación de cortinas de cristal, cubiertas, rejas, pasamanos, trabajos de soldadura, etc.