Kellogg’s reivindica el origen español de sus cereales
Los estudios de mercado llevan ya algunos años observando la tendencia de que los consumidores apoyan la producción alimentaria local, ya que los alimentos cultivados y producidos localmente se perciben como de mayor calidad y más sostenibles, a la vez que se reconoce su impacto positivo en la economía del país.
Kellogg’s, la reconocida marca de cereales de desayuno reivindica que la mayoría de sus cereales comercializados en España están “hechos en nuestra tierra”, ya que el 72% de los cereales de desayuno Kellogg’s vendidos en España se producen en su planta de producción en Valls (Tarragona). Desde principios de los años 80, aquí se elaboran los famosos Choco Krispies, Special K o Corn Flakes de Kellogg’s, entre otros, superando los 200 millones de paquetes de cereales al año que se distribuyen en más de 20 países de Europa y Oriente Medio.
Y para ello, Kellogg’s se abastece parcialmente de cereales que se cultivan en campos españoles. Por ejemplo, el 100% del arroz de Choco Krispies se cultiva en arrozales españoles; como el Delta del Ebro, a menos de 100 km de Valls.
Tanto el cultivo como la elaboración de los cereales tienen un impacto considerable en la economía y la sociedad españolas, ya que genera cientos de empleos directos e indirectos. Susana Entero, directora general de Kellanova Iberia, afirma: “Valoramos la dedicación de cientos de personas que cada día ponen su conocimiento y su cariño en nuestros alimentos. Al cuidar de los cultivos de cereal, de los procesos de cocinado, de la calidad y seguridad de nuestros alimentos, están cuidando el desayuno de millones de familias cada mañana”.
Para lograr este abastecimiento responsable, Kellogg’s colabora con agricultores y técnicos a través de su programa Origins, promoviendo la agricultura sostenible a nivel económico, social y medioambiental. En este programa participa desde hace una década David Vila, productor de arroz en el Delta del Ebro, que reconoce que “gracias a la colaboración con Kellogg’s hemos conseguido aumentar la rentabilidad de los cultivos, a la vez que protegemos la biodiversidad y reducimos el impacto medioambiental en nuestro entorno. Solo así podremos garantizar el relevo generacional en el campo”.