Seguridad alimentaria y para el trabajador
Inspección no destructiva, la gran ventaja del inspector de tapones modelo 2100 de Vibrac
Analizar el torque del tapón es fundamental en el proceso de control de calidad de la industria embotelladora. Esta prueba de torsión ayuda a evitar problemas posteriores como son la dificultad de abrir una botella, las fugas de producto o el deterioro por tapones durante el transporte. Con el modelo 2100, Vibrac (marca distribuida en España por Barnigrado) ofrece un inspector de torque robusto, automático y fiable que permite realizar pruebas no destructivas y, además, evita las lesiones en los técnicos de calidad.
Como los tapones se utilizan en industrias muy dispares (bebidas, lácteos, farmacéutica, cuidado personal, cosmética, productos de consumo, automotriz y química), la prueba de torque está ampliamente extendida. Vibrac, como fabricante referente de equipos especializados en pruebas de movimiento y de precisión, desarrolla soluciones avanzadas para estas pruebas industriales.
Aunque el uso de modelos de sobremesa pequeños y manuales está muy extendido, se ha demostrado que estos inspectores de tapones son inconsistentes: cuando se utilizan estos equipos manuales, un técnico de calidad instala una botella en un dispositivo de prueba de torsión y gira el tapón con la mano en la dirección de apertura mientras obtiene una lectura de torsión analógica y/o digital. Esto significa que una mano humana ejerce la fuerza motriz de rotación del tapón y, a la vez, sirve como localizador de la muestra.
Así, los resultados son muy variables según el tamaño físico y la fuerza del operador que trabaja con ellos. Estos dos factores son los máximos responsables de deformar el tapón y de aplicar un par variable durante la prueba de torque, lo que se traduce en resultados inexactos e imprecisos.
El inspector de tapones modelo 2100 de Vibrac nace de los amplios conocimientos de la empresa en lo que a sistemas líderes en el mercado se refiere. El 2100 es el analizador de par de tapones del futuro, un ‘next generation’ por excelencia.
Ventajas de las pruebas de torque no destructivas
Realizar las pruebas de torque de forma manual implica destruir la integridad del sellado entre el tapón y la botella, lo que hará que sea necesario deshacerse de la botella, del tapón, de la etiqueta, del CO2 y del propio producto cuando se haya completado la prueba.
El coste de este tipo de pruebas supone un gasto operativo que los embotelladores tienen que asumir, por lo que los nuevos sistemas motorizados de Vibrac, al estar controlados por ordenador y accionados por motores automáticos, garantizan una medición mucho más precisa del par con una resolución de hasta 36.000 líneas por revolución.
Este método de medición es tan preciso que cuando el tapón está girando en la dirección de apertura, el sensor de par del ordenador “siente” el primer punto de liberación del tapón e inmediatamente se detiene, invierte la dirección y vuelve a poner el tapón en el par preestablecido, por lo que no compromete la integridad de sello de la botella.
La medición del par máximo del tapón se establece en su punto de liberación (liberación (lectura del par máximo tomado), por lo que cuando el tapón experimenta este punto de liberación, el par va disminuyendo a medida que el tapón gira en la dirección de apertura. Invertir la dirección del tapón inmediatamente después del punto de liberación permite tomar la medición exacta y facilita que la junta permanezca intacta y no se vea comprometida.
Sea como fuere, los inspectores de torque de tapón no destructivos permiten ahorrar mucho dinero al productor ya que las muestras analizadas vuelven a la línea de producción.
Beneficios para el embotellador y para el trabajador: adiós al Síndrome del túnel carpiano
Cuando las pruebas de extracción de tapones/cierres se realiza manualmente, el operario, con el tiempo, puede sufrir dolorosas lesiones debidas al esfuerzo repetitivo en la mano/muñeca. Entre estas lesiones, la más común es la conocida como el Síndrome del túnel carpiano (STC), con efectos dolorosos y difíciles de curar que en muchas ocasiones no permiten al trabajador realizar sus tareas habituales.
Dado que los sistemas de Vibrac son automáticos, no hay intervención manual durante las pruebas y, por lo tanto, se elimina por completo cualquier riesgo de lesión, convirtiendo un proceso potencialmente peligroso en uno seguro.