"El polo químico de Tarragona quiere ser referente en su proceso de descabornización"
Entrevista a Maria Mas, directora gerente de la Associació Empresarial Química de Tarragona, AEQT
Interempresas Industria Química cumple 100 ediciones impresas. Para conmemorar tal efeméride, publicamos en nuestras páginas un dossier especial en el que presentamos empresas de renombre en el mercado nacional e internacional. Además de destacar productos y servicios, publicamos un especial con importantes entidades del sector químico quienes nos ofrecen una radiografía de la industria química en la actualidad. Tal y como señalan desde la Associació Empresarial Química de Tarragona, AEQT, todo un referente de la industria química, esta está altamente comprometida con la sostenibilidad y la economía circular.
El sector químico continúa liderando la inversión industrial en I+D+i, es gran generador de puestos de trabajo y uno de los motores económicos en España. ¿Cree que está suficientemente reconocido en la sociedad, que ha sabido transmitir la importancia de esta actividad en el bienestar de una sociedad?
Maria Mas, directora gerente de la AEQT. Imagen: David Oliete.
Pero hay más: la presencia de una industria química potente es buena para el territorio que la acoge, como es el caso de Tarragona. Desde el punto de vista económico, porque genera mucho empleo estable y de calidad, y que además se ha demostrado resiliente, porque durante la pandemia ha soportado el envite y se han mantenido e incluso incrementado los puestos de trabajo; genera además actividad indirecta e inducida para cientos de empresas de la zona, etc. Y también desde otros puntos de vista: actúa como polo de atracción de grandes infraestructuras (puertos, autopistas y autovías, vías férreas…), de talento (en Tarragona contamos con una universidad que es referente mundial en el ámbito de la Química) y de investigación (Tarragona cuenta con centros de investigación vinculados a la Química, como el ICIQ o el Eurecat, de prestigio mundial).
El sector químico es claramente exportador. Las últimas cifras publicadas apuntan a que las cifras han crecido el último año (un 21%), ¿qué nos diferencia de nuestros competidores en el extranjero?
Objetivos de descarbonización, economía circular. ¿cuáles son las tendencias actuales?
El polo químico de Tarragona quiere ser referente en su proceso de descabornización. Y para ello necesita un suministro seguro, contar con precios competitivos, y garantizar la sostenibilidad dentro del contexto RePowerEU.
En este aspecto, hay que tener claro que el futuro será un mix de energías. Hay una larga lista de alternativas. Desde luego, el hidrógeno verde será una de ellas. Por eso la AEQT forma parte activa e impulsora de la Vall de l’Hidrogen de Catalunya, un proyecto transformador no sólo de la industria, sino de todo el territorio, que apuesta por Catalunya en general, y Tarragona en particular, como emplazamiento idóneo para convertirse en el principal hub de hidrógeno del Mediterráneo.
Pero deben considerarse las demás alternativas también para encarar un proceso de transición energética realista. En este sentido, debe considerarse el uso del hidrógeno bajo en carbono vía circuitos de captura y almacenamiento de CO2 (conocido como CCUS), así como también los combustibles renovables, los combustibles sintéticos, e-fueles o biogás.
Cuando hablamos de circularidad, de economía circular, debemos entenderla en sentido amplio, no sólo centrada en la circularidad de materiales. También a nivel energético, considerando fuentes como los e-fueles o el biogás. No puede desvincularse la economía circular de la transición energética. Son un “pack”.
Tampoco olvidamos otro pilar de la descarbonización, que pasa por mejorar nuestra eficiencia energética a partir de la digitalización y la electrificación procedente de renovables. Y ahí tenemos por supuesto responsabilidad las empresas, en cuanto a impulsar la digitalización y mejorar la eficiencia, pero también la Administración, potenciando la generación de renovables para que éstas estén disponibles en las magnitudes que se van a necesitar.
En materia de economía circular, cabe destacar también que nuestro polo es una referencia mundial, en especial gracias a su proyecto de agua regenerada. Desde 2012, la industria química de Tarragona reutiliza aguas residuales urbanas, que se tratan en una planta de regeneración, para uso industrial. En 2021, el porcentaje de agua reutilizada por el sector fue ya del 18%. La idea es seguir ampliando la capacidad de esa planta para alcanzar el 25% en dos años.
Pero la idea es ir más allá: el sector planea construir una nueva planta de regeneración, para tratar también sus propias aguas residuales. De manera que pasaría a reutilizar no sólo aguas residuales urbanas, como ya hace desde 2012, sino también aguas residuales industriales. Eso le permitiría llegar a un 40% de agua regenerada, respecto al total consumido, lo cual por un lado reduciría casi a cero el vertido a mar, y por otro lado reduciría también la demanda de agua del sector de otras fuentes, liberando ese caudal para otros usos que el territorio pueda necesitar.
¿Qué papel ha jugado la industria Química en la pandemia del COVID-19?
El sector también ha sido esencial desde el punto de vista económico: se ha vuelto a demostrar que la industria en general, y la Química en particular, resisten mejor y se recuperan más rápido de las crisis, y eso aporta solidez y resiliencia a las economías en las que está fuertemente presente, como es el caso de la de Tarragona.
¿A qué retos se enfrenta la industria en la actualidad?
Los retos a los que nos enfrentamos son múltiples y los tenemos muy identificados. En primer lugar, las limitaciones existentes en la actualidad a las opciones de reciclaje, como consecuencia de una visión parcial de la circularidad, que como hemos comentado debería entenderse en su sentido más amplio. Deben considerarse alternativas como el reciclaje químico, y también debe considerarse la posible captura y almacenamiento de CO2 para su posterior uso como materia prima.
En materia energética, el actual coste es un auténtico reto a nuestra competitividad, que se suma a otros como la ausencia, todavía, de redes cerradas en España, que nos sitúan en desventaja respecto al resto de Europa, donde llevan años en marcha. También el alto coste de los derechos de emisión de CO2 suponen un reto para el sector.
En cuanto a la transición energética, los objetivos de mejora de la eficiencia que nos marca la prospectiva PROENCAT elaborada por la Generalitat son poco viables teniendo en cuenta las tecnologías disponibles. También cabe destacar que el despliegue de producción de energías renovables es insuficiente para producir hidrógeno verde. Y a ello se une que tenemos un claro déficit de infraestructura de red eléctrica teniendo en cuenta el objetivo requerido de electrificación.
Por otro lado, los proyectos de inversión de las empresas están sometidos a trámites administrativos lentos y farragosos que representan otra barrera a nuestra competitividad, lo mismo que el exceso de regulación en relación con el resto de la Unión Europea. Tenemos ejemplos recientes a nivel de Catalunya, como la prohibición de los procesos de incineración o el nuevo impuesto anunciado al CO2.
Finalmente, nuestras infraestructuras, como las viarias o ferroviarias, están notablemente retrasadas en relación a nuestra competencia europea y del resto del mundo.
Ustedes llevan muchos años trabajando en la industria química, ¿Cómo ha sido la evolución en los últimos años en materia de sostenibilidad y economía circular?
En este sentido amplio de la palabra, nuestro sector y sus empresas estamos comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, y precisamente los ODS fueron una de las tres grandes fuentes de inspiración en las que se basó la AEQT para confeccionar el Plan Estratégico que estamos desplegando. De algún modo u otro, los 17 objetivos nos interpelan, y el Plan contiene acciones encaminadas directa o indirectamente a todos ellos. Por citar algunos ejemplos: el fomento de la salud y el bienestar (ODS 3) de la sociedad a través de nuestros productos y también de la minimización de nuestro impacto para garantizar la salud y seguridad de trabajadores y sociedad; promover el reciclaje del agua que se manifiesta en nuestro proyecto global de agua regenerada (ODS 6); el fomento de la energía asequible y no contaminante (ODS 7); el empleo de calidad y el crecimiento económico (ODS 8); trabajar en una ordenación del territorio que permita el desarrollo compartido de ciudades e industrias (ODS 11); la mejora de la eficiencia y el fomento de la economía circular (ODS 12); la transición energética hacia la neutralidad climática (ODS 13); nuestros proyectos para minimizar nuestro impacto sobre el mar, tanto a través de mejorar la calidad de las aguas residuales que se vierten, como también minimizando la pérdida de otros productos (ODS 13); iniciativas encaminadas a mejorar la calidad del aire (ODS 14); y todo ello desde el trabajo colaborativo que siempre nos ha caracterizado como sector (ODS 17). Sin olvidar las acciones en pro de la igualdad (ODS 5) y de reducción de las desigualdades sociales (ODS 10).
¿Qué cambios tecnológicos puede destacar como más representativos del sector en la actualidad?
¿En qué ámbitos se está invirtiendo más I+D+i?
El sector químico, como hemos comentado, está altamente comprometido con la sostenibilidad y la economía circular, desde la convicción que tenemos las propias personas que lo formamos de que el futuro será sostenible, o no será. Sabemos que el momento actual es de emergencia, que no tenemos Planeta B, y por lo tanto, ser sostenibles y apostar por la economía circular no es una elección.
En este sentido, el sector trabaja de forma incansable por ser sostenible en sus propios procesos y operativa: descarbonización, mejora de eficiencia, reducción del impacto, reaprovechamiento de agua, gestión de residuos…
Pero, sobre todo, desde su vocación innovadora e investigadora, la Química está trabajando para desarrollar las soluciones que harán posible un futuro sostenible y circular para el resto de los sectores. Será la Química quien dará respuesta a cuestiones cruciales como el desarrollo de nuevos materiales compostables o biodegradables, la captura y el reaprovechamiento del CO2 como materia prima, la generación y el almacenaje de energía… O, por supuesto, el futuro del hidrógeno como vector energético que debe hacer posible la transición hacia la neutralidad climática.
¿Qué papel desempeña su entidad en el sector químico?
La AEQT es un foro donde las empresas asociadas comparten mejores prácticas, casos de éxito, problemáticas… en el cual unas aprenden de otras y eso se traduce en una mejora continua generalizada. Además, la AEQT se dedica a coordinar proyectos conjuntos y a explorar sinergias entre sus asociadas, a defender sus intereses comunes, y ejerce también como representante y portavoz del sector ante el territorio y los agentes públicos y privados que lo conforman. Esa suma de fuerzas es lo que hace al sector químico de Tarragona único y competitivo, pese a los déficits y obstáculos a los que tiene que hacer frente en otros ámbitos.
Previsiones de futuro
Desde la AEQT estamos convencidos de que existe un futuro para el polígono químico de Tarragona. Un futuro próspero y competitivo en el que el sector continúa generando valor y contribuyendo al territorio con impacto económico, dinamización del talento y la innovación, atracción de infraestructuras… ¿Tenemos industria química para rato? La respuesta a la pregunta dependerá de dos áreas de acción. Una interna, que depende del propio sector. El clúster químico de Tarragona tiene de antemano muchos retos que debe resolver, y que se recogen tanto en el citado Plan Estratégico de la AEQT que se puso en marcha el pasado año, así como en la estrategia global del clúster ChemMed, que en estos momentos estamos trabajando para darle un impulso.
Y, a nivel externo, cuestiones que hemos comentado reiteradamente, y que configuran nuestra competitividad como territorio, pero que no dependen de las empresas o de la AEQT, sino de los poderes públicos, y de sus decisiones en cuanto a inversiones y también de regulación que ya hemos mencionado: desde las redes cerradas hasta el nuevo impuesto al CO2, pasando por el Corredor Mediterráneo o la Autovía A-27.
No podemos olvidar aquí el necesario impulso a la transición energética a través de líneas como los fondos Next Generation, tanto a proyectos vinculados al hidrógeno como también a otras áreas de necesaria transformación. Volvemos a repetir que estamos en un contexto en el que las decisiones sobre dónde invertir se toman a escala global. No disponer en nuestro país de las facilidades para favorecer esta transición que sí que se puedan ofrecer en otros lugares naturalmente puede poner en riesgo la supervivencia de nuestro sector.