Entrevista a Paqui Cano, directora general de Fuentes de Lebanza
18 de enero de 2010
¿Qué les ha llevado a investigar en el desarrollo de una botella biodegradable?
La empresa está muy sensibilizada con el medio ambiente. Desde que iniciamos el proyecto hemos estado investigando los diferentes tipos de plástico del mercado. El PET es un buen polímero que conserva muy bien los alimentos, pero es un derivado del petróleo. Nosotros buscábamos algo más ecológico y respetuoso con el entorno. Los biopolímeros son plásticos biodegradables que existen en la naturaleza, son abundantes y tienen una durabilidad menor.
¿Y con qué material estará fabricado tanto el nuevo envase como su tapón?
Todavía no lo sabemos. Justamente, estamos investigando para averiguar qué bioplástico se adapta mejor a nuestras necesidades, cuál es el más viable desde el punto de vista técnico y comercial.
Y una vez diseñadas las botellas, ¿quién las producirá?
Podríamos hacerlo nosotros mismos pero nos encontramos en un parque natural y queremos ocasionar el mínimo impacto ambiental posible en este entorno. Las producirá una empresa especializada en la fabricación de preformas. Nosotros soplaremos esas preformas en nuestra planta y las introduciremos en una sala estéril, donde se rellenarán de agua.
¿Cómo será el nuevo envase?
Tendrá un diseño que minimice la cantidad de bioplástico a utilizar, pero que a la vez garantice el transporte y la calidad del agua. Su aspecto será el de una botella de plástico convencional. En cuanto al color, está por decidir. Uno de los objetivos que tenemos es conseguir que el bioplástico sea lo suficientemente transparente para que permita ver el agua en su interior.
¿El hecho de que el envase sea biodegradable afectará al sabor y a las propiedades del agua?
No, ese es uno de los desafíos de la investigación. No puede migrar nada del biopolímero al agua ya que ésta debe mantenerse en su estado natural. Se realizarán los ensayos necesarios para garantizar que el paso del tiempo y las condiciones ambientales no alteran ni el sabor ni las propiedades del agua.
“Fuentes de Lebanza es un agua especial, equilibrada y de baja mineralización y sodio, que sirve para todas las edades, desde bebés hasta personas mayores”, asegura Cano.
¿Cuánto tardará en descomponerse esta nueva botella?
Es difícil de precisar, pero en unas condiciones óptimas de luz y humedad podría degradarse en pocos meses.
¿Y no hay riesgo de que se degrade en los almacenes y supermercados o en las propias casas de los usuarios finales que reúnan esas condiciones?
Este es uno de los retos más importantes. Hay que pensar el agua es el disolvente universal. Ya hemos descartado el PLA (polímero de ácido poliláctico), un biopolímero de degradabilidad excelente, pero que no ofrece la cantidad de tiempo suficiente para que el agua pueda consumirse. En seis meses este bioplástico comienza a degradarse, por tanto, su ciclo de consumo es demasiado corto.
Estamos barajando la posibilidad de modificar la estructura del biopolímero para conseguir que su degradabilidad se inicie más tarde. Es probable también que la fecha de caducidad del agua que embotellemos con el nuevo envase sea más corta.
¿Encarecerá el producto el nuevo envase?
No lo sabemos con exactitud, pero todo apunta a que será algo más caro. No creemos que esto sea un problema, ya que el consumidor está cada día más sensibilizado con el medio ambiente. Esperamos que sepa valorar nuestra iniciativa y, por tanto, esté dispuesto a pagar un poco más.
¿Cuándo se comercializarán las nuevas botellas?
Esperamos poder producirlas e introducirlas en el mercado una vez se hayan superado todos los trámites legales. En estos momentos es difícil precisar cuándo. Sabremos más según vayamos avanzando en las investigaciones y los ensayos.
¿Qué impacto cree que tendrá esta iniciativa?
El desarrollo de este envase es de interés general. Hemos recibido el apoyo tanto del sector como de los consumidores, por tanto, yo creo que la nueva botella verá la luz bendecida ya por la opinión pública.
Agua ‘ecológica’ de contenido y continente
“Buscábamos un agua especial, de baja mineralización y sodio, que fuese equilibrada y que sirviera para todas las edades, desde bebés hasta personas mayores. Fuentes de Lebanza aporta la limpieza e hidratación que nuestro organismo necesita. El PH de 7,55 es un PH alcalino ideal para el equilibrio interno”, explica Paqui Cano, directora general de la compañía.
Para dar con ella, la empresa buscó aguas por toda la montaña palentina, ya que, según afirma Cano, “todos los manantiales de la zona son estupendos”. Finalmente, se decantó por las propiedades del agua que emana de un manantial natural en Lebanza, un pequeño pueblo al norte del municipio de La Pernía. La planta de envasado se encuentra ubicada en San Salvador de Cantamuda, a poco más de dos kilómetros. Por tanto, el agua discurre por una tubería más de cuatro kilómetros de longitud hasta llegar a la zona de envasado. “Embotellamos el agua de manera sostenible, cuidando el entorno. Para ello, ponemos en práctica las mejores acciones para minimizar el impacto de la actividad y optimizar los recursos”.
El agua de Fuentes de Lebanza se distribuye en prácticamente todas las provincias españolas, además de países como China, India, Japón, México, Estados Unidos y algunos países de África.