Claves para crear un ecosistema efectivo para minimizar riesgos alimentarios
La seguridad alimentaria es un concepto dinámico, un objetivo ideal, referencia deseable, que en ocasiones no se alcanza. Hoy en día, gracias a los esfuerzos que como sociedad hemos hecho, y a las medidas que habitualmente mantenemos activas, vivimos en un estado de equilibrio desplazado hacia el aseguramiento de nuestra salud. Pero en ocasiones perdemos el equilibrio, desencadenándose situaciones de alarma.
Listeria monocytogenes es un microorganismo conocido en el sector alimentario, disponemos de reglamentaciones destinadas a reducir al máximo su repercusión sobre la salud de los consumidores. La literatura sobre cómo evitar su presencia en alimentos es abundante, y contamos con procesos para gestionar su incidencia en la cadena de valor alimentaria. Y, sin embargo, el microorganismo despunta periódicamente, repercutiendo negativamente sobre la confianza de los consumidores, y poniendo en entredicho el entramado legal y tecnológico sobre el que sustentamos nuestra confianza en la salubridad de los alimentos.
Los pasados días 4 y 5 de noviembre Azti organizó, en colaboración con Bioser e Itram Higiene, una Masterclass sobre seguridad alimentaria mediante la cual quería ofrecer una visión 360º sobre algunas de las herramientas disponibles para mantener un alto grado de confianza en la seguridad de los productos alimentarios, destinadas a evaluar y verificar los procesos tecnológicos que para tal fin despliegan las empresas del sector.
También se analizaron diversos procedimientos y tecnologías destinadas a asegurar y potenciar la debida seguridad alimentaria. “Nuestro objetivo ha sido el de responder a la necesidad empresarial de mantener los estándares de calidad y seguridad requeridos, diferenciar sus productos y mejorar su posicionamiento en los mercados más exigentes a través de seguridad alimentaria, teniendo siempre como regla de validación el bienestar y la salud de los consumidores”, explican desde Azti.