Robótica colaborativa en el sector cárnico
La industria cárnica es uno de los sectores productivos más automatizados. Desde los años 70 se ha ido incorporando tecnología a los procesos de producción como sustituto de la mano de obra humana. Con la llegada de la Revolución 4.0 se está cambiando la naturaleza y el sentido de su presencia en el ámbito industrial.
De sustitución a convivencia
Las épocas de los grandes robots industriales encerrados en jaulas y lejos de los trabajadores, en parcelas separadas, ha quedado atrás. Hoy en día, los avances tecnológicos permiten la convivencia de la máquina con el ser humano, ambos comparten espacios de trabajo, tareas y objetivos. Hemos pasado de los robots a los cobots. ¡Bienvenidos a la industria híbrida!
Pero, ¿qué es un cobot?
Sencillamente, se trata de un co-robot, es decir, un robot diseñado para interactuar físicamente con humanos en un entorno colaborativo de trabajo. Hablamos pues, de robótica colaborativa. Su gran versatilidad convierte a estos cobots en una herramienta imprescindible porque:
- Trabajan en condiciones de temperaturas extremas.
- No se aburren con las tareas repetitivas.
- Afrontan los trabajos pesados y peligrosos sin riesgos de lesiones.
Además:
- Mejoran la uniformidad de los procesos.
- Su rendimiento es constante.
- Garantizan los controles de calidad.
- Reducen el desperdicio de materias primas.
Aplicaciones en el sector cárnico
No todos los cobots son aptos para trabajar en este sector. Es necesario que estén tratados sus materiales para reducir el riesgo de acumulación de polvo y suciedad. De esta manera es fácil visitar una planta cárnica y pasear junto a cobots que se dedican a labores como:
- Recogida y colocación de productos.
- Empaquetado y paletizado.
- Carga y descarga de mercancía.
Siempre en un ambiente de coexistencia (zona común de trabajo) y con un espíritu de colaboración humano-tecnología.
Caso práctico: COVAP
Hace unos meses se dio a conocer la brillante experiencia de la empresa COVAP con este tipo de rotots colaborativos. Su incorporación en la sala blanca para incorporar bandejas de plástico en la línea de envasado supuso una reducción de los ciclos de 8 a 5 por minuto y una integración plena con los trabajadores gracias a avances como el cercado virtual, que garantiza la seguridad de las personas que comparten espacio con el cobot.
Línea de envasado de COVAP donde colaboran cobot y humano.
¿El fin del trabajo humano?
La implantación de la robótica industrial no es igual en todos los países. Corea del Sur es el país con mayor número de robots por trabajadores, 710 robots por cada 10.000 trabajadores. ¿Cómo influye esta realidad en la cifra de desempleo surcoreano? El paro en Corea del Sur es de 3,2%. Es decir, el aumento de la eficacia, gracias a la tecnología, beneficia la cantidad y la calidad del trabajo que realiza el ser humano.
Finalmente, lo más importante de la robótica colaborativa es que permite que el trabajador deje las tareas que no aportan valor para dedicarse a otras propias de su inteligencia humana, mejor pagadas, de menor esfuerzo físico y más gratificantes.