AEDyR presenta 12 razones por las que los recursos no convencionales son fundamentales para mitigar cambio climático
La eficiencia energética fue la gran protagonista de la jornada ‘Mitigación de los efectos del cambio climático sobre el abastecimiento y saneamiento. Recursos no convencionales’ que AEDyR organizó el pasado 12 de noviembre, conjuntamente con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el ICEX, España Exportación e Inversiones, en el marco de la COP25, la Cumbre Mundial del Clima que ha tenido lugar en Madrid.
Un evento que quiso poner el foco en la importancia que tienen actualmente y que tendrán en un futuro los conocidos como recursos de agua no convencionales para paliar los efectos del cambio climático. Los escenarios que dibujan de manera generalizada las previsiones de estos efectos en lo referente a los recursos hídricos es de mayor escasez, con sequías más frecuentes.
Y en estos escenarios parece evidente la necesidad de generar una gestión más eficiente de los recursos hídricos, combinando las soluciones que garantizan todos los recursos de agua: el ahorro y el consumo eficiente y los recursos convencionales y los no convencionales, entre los que destacan la desalación y la reutilización de agua.
En este contexto, y como conclusiones de ponentes y asistentes al evento, AEDyR presenta 12 medidas para avanzar en el impulso del uso de los recursos no convencionales de agua para mitigar los efectos del cambio climático sobre el abastecimiento y saneamiento de agua:
- La desalación y la reutilización de agua son ya imprescindibles para el abastecimiento de agua a la población y otros usos como la agricultura o industria, por tratarse un recurso cada vez más escaso.
- Es importante que estos recursos no convencionales sean cada vez más sostenibles, para lo que los avances tecnológicos y una regulación garantista, pero no disuasoria, es fundamental.
- La eficiencia energética en la producción de agua desalada ha aumentado drásticamente en los últimos años dada la mejora tecnológica en cada uno de los equipos que intervienen en la producción de agua.
- Las mejoras en eficiencia y reducción de consumo energético han conducido a que los precios de producción de estos recursos no convencionales de agua sean cada vez más próximos a la producción de fuentes de agua tradicionales.
- La producción de agua desalada lleva asociado un consumo energético que, dependiendo del modelo energético que suministre electricidad a la planta, puede tener mayor o menor impacto medioambiental. Pero resulta importante destacar que las plantas desaladoras nunca emiten CO2 directamente.
- Los impactos medioambientales no energéticos de la desalación son conocidos y pueden minimizarse mediante una buena elección del emplazamiento, evitando las comunidades sensibles, sobredimensionando las posibilidades de dilución en el proyecto, con captaciones de agua de mar previamente filtrada, haciendo un seguimiento con base científica y actuando sobre la demanda para promover un uso eficiente de los recursos.
- La importancia de la sensibilización de la población respecto a estos recursos no convencionales, así como la generalización de la terminología adecuada (agua purificada, concentrado…) logrará una mejor acogida de la opinión pública hacia estos recursos hídricos.
- El consumo responsable de agua es imprescindible, así como la concienciación sobre la escasez de los recursos del planeta.
- La calidad del agua es cada vez más exigente, algo que también debe influir en el precio que tiene el abastecimiento de este recurso garantizando la recuperación de costes, incluidos los ambientales.
- Se puede conseguir que la gestión urbana del agua sea prácticamente neutra en cuanto a consumo energético mediante la recuperación de las energías residuales generadas y debe trabajarse en esa dirección.
- La interconexión de todas las fuentes de agua, tanto las convencionales como las no convencionales, es fundamental para lograr el abastecimiento ante escenarios en los que alguno de los recursos falle.
- La lógica se impone y la sostenibilidad es, a día de hoy y será cada vez más, objetivo prioritario no sólo del sector del agua, sino de todos los sectores industriales.