Nuevos retos y oportunidades en el sector del agua

España ha sido la sede de importantes congresos sobre reutilización este año, tanto la Regional Conference on Water Reuse and Salinity Management organizado por la IWA (International Water Association) en Murcia, como la IDA (International Desalination Association) International Conference on Water Reuse and Recycling: Making Every Drop Count (organizada por IDA y AEDyR en Valencia), lo cual resalta la importancia de nuestro país en el campo de la reutilización a nivel internacional. Esto no debería extrañarnos dado que España representa cerca de la mitad de toda la reutilización europea, con regiones que reutilizan prácticamente la totalidad de sus aguas residuales y quizá si debería animarnos a organizar algún evento internacional periódico (quizá algo similar a la Water Week de Singapur) para seguir vendiendo nuestra ‘marca España’ del agua. Esto podría verse favorecido por la celebración de una gran feria del agua, pero no lo facilita el hecho de que en la actualidad haya varias compitiendo entre si en lugar de crear un gran evento conjunto, aunque celebrado en varias ciudades.

En este sentido, la conferencia organizada por IDA y AEDyR sobre reutilización en Valencia el pasado mes de junio fue un éxito de público y crítica; con unos 200 inscritos de todo el mundo se trataron temas de gestión, planificación, tecnología, legislación, economía, etc, en distintos formatos; mesas redondas, debates, presentaciones y ponencias invitadas.

A pesar de este liderazgo internacional, es difícil, sin embargo, contar con datos precisos de reutilización en España; hay datos que se manejan hace años sin ser contrastados (se habla siempre de algo entre 400 y 500 Hm³/año) y a menudo se confunden reutilización directa e indirecta. Cosa similar ocurre en el campo de la desalación, donde hay estimaciones del número de desaladoras y la capacidad instalada (también en un rango muy amplio entre 3,5 y 5 millones de m³ al día), pero es difícil identificar la gran cantidad de instalaciones de tamaño pequeño y mediano que quedan fuera de la lista de las más evidentes grandes instalaciones públicas y asimismo la capacidad real de producción de éstas es casi un secreto de estado.

Respecto a la nueva legislación europea sobre reutilización parece que tampoco acaba de llegar a escena; seguimos manejando borradores que nunca acaban de confirmarse de forma definitiva. Esperemos que esto ocurra pronto, eliminando las incertidumbres y temores no solo del sector sino también de los usuarios afectados.

Hablemos ahora de desalación. La aplicación de estas tecnologías en España tiene más de 50 años, desde la construcción de la primera desaladora en Lanzarote, una pequeña instalación de evaporación. Como es bien sabido, en este largo periodo desde entonces, la industria española se ha convertido en el primer nivel mundial del sector, con referencias por todo el mundo y es raro encontrar una licitación internacional donde no haya al menos 2 o 3 empresas españolas participando.

Este año es también de celebración para nuestra asociación de desalación, AEDyR. Tras el primer congreso de IDA (Asociación Internacional de Desalación) celebrado en Madrid se estableció esta asociación como la primera afiliada a IDA perteneciente a un único país (no regional), hace ahora 20 años. La influencia de AEDyR en IDA ha ido creciendo con el tiempo y en la actualidad es tal, que contamos con 7 miembros en el Board of Directors, incluido su presidente.

Precisamente coincidiendo con este 20 aniversario, la asociación está preparando materiales (folletos, videos, entrevistas) sobre la historia de la desalación en España, que serán presentados durante el próximo congreso internacional bienal que se celebrará el próximo mes de octubre en Toledo. Dada la importancia de nuestro sector a nivel mundial, se ha considerado procedente dar una mirada hacia atrás para explorar los orígenes de esta industria, sus empresas, sus proyectos y los actores principales. Estos materiales estarán disponibles en breve y se difundirán en redes sociales (YouTube, LinkedIn, etc.).

Imagen de la desaladora de Aguilas-Guadalentin, que produce agua para la agricultura.

Curiosamente y a pesar de esta fortaleza a nivel internacional, sigue dándose en España en la actualidad la paradoja de las situaciones de sequía e importantes necesidades de agua en el sur y sureste de la península por un lado y por otro el hecho de tener algunas desaladoras paradas o infrautilizadas. Desde el sector no sabemos muy bien la causa; puede ser una combinación de factores políticos, económicos, predominancia de la estrategia de trasvases, etc., pero lo cierto es que es una situación que consideramos no sostenible y por la que la Unión Europea podría incluso sancionarnos. El nuevo gobierno de España ha expresado diversas opiniones sobre la política de trasvases y desalación diferentes a la del gobierno anterior, pero queda por ver si se realizan actuaciones efectivas al respecto y desde luego lo que sería muy importante es despolitizar la desalación y olvidar las posiciones maniqueas entre desalación y trasvases. Y seguiremos como siempre reclamando a todos los gobiernos desde el sector una regulación del precio del agua, mayores inversiones en redes y plantas de tratamiento y mayores inversiones en innovación.

Por otro lado, el sector agrícola más afectado por la falta de agua ha entendido que no se puede depender para su supervivencia solo de los trasvases, que están sujetos a la climatología, tensiones territoriales y decisiones políticas, y frente a posiciones anteriores en contra, se están organizando para el estudio de grandes proyectos de desalación dedicados exclusivamente a esta actividad. Este hecho desmiente asimismo el viejo ‘mantra’ de que el agua desalada es muy cara y su coste inasumible para la agricultura.

Las nuevas tendencias de promover el consumo del agua del grifo, que creo son muy positivas, se verían favorecidas asimismo si se incrementara la calidad del agua suministrada, a lo que puede contribuir la desalación; estando de acuerdo en que cualquier agua que sale de nuestros grifos en España cumple con la legislación y es muy segura, es innegable que no siempre el sabor de la misma (a menudo por alta dureza) anima a su consumo.

Para terminar, y volviendo al futuro, me gustaría hablar de las actuales tendencias de digitalización y los conceptos Smart que están en todo momento en los medios de comunicación del sector y a cuyo ‘carro’ nos hemos subido todos. La realidad es que las instalaciones de tratamiento de aguas han estado siempre incorporando estas tecnologías a medida que iban desarrollándose y aunque les cambiemos de nombre, han estado ahí. Lo más importante es que, aunque la digitalización sin duda supone una mejora de las instalaciones y servicios, no debemos olvidarnos de las personas a las que van dirigidos nuestros trabajos.

Algo similar pasa con el concepto de Economía Circular; no se trata de nada que no hayamos practicado en el sector del agua y del sector medioambiental en general aunque no lo llamáramos así hasta muy recientemente. Veremos que nuevas palabras (especialmente si son en inglés) nos traen los próximos años para hacernos parecer más modernos; mientras tanto, disfrutemos de la 'Happy Hour' en nuestro congreso, donde probablemente estén leyendo estas líneas.