FIMA supera un duro examen
Prueba superada. La cuadragésimo tercera edición de la Feria Internacional de la Maquinaria Agrícola (FIMA) dejó satisfechos a buena parte de los expositores, muchos de los cuales han anunciado ya su interés por repetir en la próxima edición, programada para 2026.
El reto de ofrecer una feria atrayente para el profesional no era nada sencillo este año. En contra de la organización jugó la ausencia de casi todas las grandes multinacionales dominantes en el sector que precisamente da nombre al certamen (maquinaria agrícola). A ella se unió el escenario de protestas que desde primeros de febrero protagonizan los agricultores y ganaderos españoles, cuya principal prioridad es hacerse oír ante las Administraciones y obtener respuestas a sus más que merecidas reivindicaciones.
En este sentido, me gustaría destacar y elogiar precisamente la postura que adoptaron con relación a FIMA 2024. Tan solo protagonizaron algún pequeño corte matinal en la vía de acceso al recinto ferial y ya dentro de él realizaron protestas de forma pacífica que apenas afectaron al desarrollo de la muestra.
Quizá condicionados por estas circunstancias, el escepticismo se instaló entre los expositores en los prolegómenos. Las dos primeras jornadas vinieron a confirmar esos presagios, con una afluencia baja aunque con un perfil de visitante muy profesional, lo que dejaba un sabor agridulce.
El ánimo cambió el jueves cuando los nueve pabellones que conformaron la exposición se llenaron de un público muy variopinto en el que tampoco faltaron los agricultores y ganaderos, especialmente de Aragón y comunidades próximas.
Eso sí, aunque FIMA 2024 puede haber ‘salvado los muebles’, a la hora del balance conviene hacerlo con enfoque autocrítico y realista, porque el escenario ferial ha cambiado. En líneas generales, las multinacionales solo están dispuestas a afrontar en Alemania e Italia las grandes inversiones que supone su presencia en un salón europeo ‘indoor’. Francia y España han quedado fuera de la ecuación.
Esto no quiere decir que nuestro país no pueda, y seguramente deba, tener una feria del impacto de FIMA, que obviamente también se alimenta de muchas otras pymes y micropymes, además de otras multinacionales pertenecientes a otros sectores (neumáticos, fertilización, financiación, etc.). Pero Feria de Zaragoza debe ponerse manos a la obra desde ya si quiere ofrecer en 2026 una 44ª edición con alicientes suficientes para que la podamos seguir considerando el gran punto de encuentro del sector. Tiene mucha tarea por delante.
"Feria de Zaragoza debe ponerse manos a la obra desde ya si quiere ofrecer en 2026 una 44ª edición con alicientes suficientes"