UPA recuerda las repercusiones directas de los incendios forestales en el ganado
Los incendios forestales tienen repercusiones directas sobre las poblaciones de animales domésticos, no sólo en muertes de animales, sino también en la reducción de los pastos que aprovechan. El secretario de Ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Román Santalla, señala que “afortunadamente” son pocas las cabezas de ganado que fallecen en los incendios, porque siempre se procura “tenerlos lo más resguardado posible”. Sin embargo, existen excepciones como las ovejas muertas el pasado mes de junio durante el incendio que asoló a la zamorana Sierra de la Culebra.
Además, los fuegos siempre acaban afectando al ganado, porque arde el pasto natural del que alimentan vacas, ovejas o cabras, a lo que se suma que las administraciones les impiden pastorear durante unos años en las zonas que han ardido. “Ahí es donde tenemos el gran problema”, recalca Santalla.
“Además de perder los pastos, nos ponen cincuenta mil trabas para recuperarlos por la creencia de que son los ganaderos los que queman los montes para generar zonas de pasto. Es una doble contracción, perdemos mucho dinero y, además, lejos de ser el problema somos la solución, pues donde pastorean las vacas puede arder, pero el fuego se puede apagar, pero allí donde no hay ganado y prolifera el matorral arde todo”, advierte el responsable de UPA.
Otro problema que afrontan las zonas rurales tras un incendio es que la fauna salvaje que ha escapado del fuego, como jabalíes, ciervos, corzos, zorros o lobos, se acercan a las poblaciones en busca de alimento y refugio. En el caso de los herbívoros, destrozan los cultivos en busca de alimento, mientras que los depredadores ponen en jaque al ganado. “Las administraciones deben tomar cartas en el asunto porque, si por ejemplo, antes de un fuego aportábamos la mitad del alimento a los lobos con nuestros animales, ahora que se han quedado sin la otra mitad, vendrán a por ellos”, apunta.