El sector citrícola español y europeo exigen que se refuerce la protección fitosanitaria de las plantaciones comunitarias
Las organizaciones que representan al sector citrícola español (Cooperativas Agro-Alimentarias de España, COAG, UPA, Asaja, Comité de Gestión de Cítricos y Ailimpo) —producción, cooperativas y comercio privado— acompañadas de sus homólogos del resto de países productores participaron el jueves 23 de junio en el Grupo de Previsión de Mercados de Cítricos, con los responsables de la Comisión.
Durante la reunión protestaron unánimemente por la iniciativa de la Comisión presentada a los Estados miembro en la sección de Sanidad Vegetal del Scopaff, que abre el debate sobre la modificación de los Anejos de la Directiva 2000/ 29 de sanidad vegetal. Explicaron que dentro del documento circulado por la Comisión se plantean cambios que son un paso atrás en el camino de la seguridad fitosanitaria de los cítricos europeos y agravan el riesgo de que nuevas y peligrosas plagas se establezcan en la Unión ocasionando gravísimos perjuicios sobre las plantaciones.
El cuestionamiento del sector citrícola se centró en este caso en dos puntos:
- La Comisión puso el acento en la introducción dentro de la Directiva 2000/ 29 de la False Codling Moth o Thaumatotibia leucotreta, tal y como venía reclamando desde hace años el sector citrícola español (tras haberse registrado solo desde Sudáfrica, solo en 2015 y 2014, casi 40 interceptaciones). Para el sector de nada sirve esa inclusión si no se impone la exigencia de Cold Treatment (‘tratamiento de frío’), sino que se permite que sea el importador el que elija el 'tratamiento efectivo'. Los expertos españoles precisaron que el ‘Cold Treatment’ es el único tratamiento eficaz y ajustado al riesgo existente y el que están exigiendo ya otros países, como EE UU o Japón a las importaciones de países con presencia de la plaga, como Sudáfrica. Y manifestaron su oposición a que la UE sea menos exigente.
- En el caso de las plagas del ‘Citrus Cancer’ y de ‘la Mancha Negra’, la Comisión plantea introducir en el Anejo de la Directiva una consideración excepcional para los cítricos destinados a su transformación en zumo, que podrían beneficiarse de un menor nivel de control. Una vía que se abrió ya recientemente, con carácter temporal, y en contra del criterio de expertos y del sector español, mediante la aprobación de la Decisión de Ejecución de la Comisión (UE) 2016/ 715, y que ahora se querría consolidar. A los ojos de los productores, comercio y cooperativas europeas, esta propuesta es también inaceptable: reincide en una vía insegura, científicamente infundada y que ya fue rechazada en el pasado, dado que el riesgo de que esos cítricos —una vez introducidos en la UE— se desvíen al mercado en fresco (atraídos por los mejores precios) es inasumible.
El sector critica esta iniciativa que, de seguir adelante, resultaría inexplicable y sería incoherente con el acuerdo recientemente alcanzado entre Consejo de Ministros y el Parlamento Europeo a favor del refuerzo de la protección fitosanitaria de la UE frente al riesgo de contagio de plagas de países terceros, en el marco de la tramitación del Reglamento Protección fitosanitaria en frontera. Así lo denunciaron varios eurodiputados en el Parlamento Europeo, tanto mediante la pregunta escrita que formuló a la Comisión, como en su intervención en la sesión de la Comagri celebrada el lunes 20 de junio.
Por otra parte, se reprochó a la Comisión que abra este tipo de debates en vez de ceñirse a las conclusiones de la AESA, Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, quien, precisamente acaba de publicar su evaluación de las nuevas evidencias científicas aparecidos desde 2014, llegando a ratificar su opinión, ya publicada en 2014, sobre los riesgos de contagio de la Mancha Negra en la UE. Un informe que debería invitar a que las administraciones refuercen y no relajen los sistemas de protección en frontera instaurados en 2014.
Los participantes en la reunión declararon que confían en que la Comisión descarte ese tipo de opciones, retome y fortalezca la estrategia marcada en 2014, y no ceda a las presiones de importadores, comercio o industriales, sacrificando la seguridad de 600.000 hectáreas de plantaciones citrícolas europeas y todo de lo que depende de ellas, en términos medioambientales, de empleo, de economía agraria y de la industria asociada y de actividad exportadora. A corto plazo, se le pidió que trabaje en la coordinación y armonización de los servicios de inspección en frontera del resto de EEMM, principalmente en los puertos de Holanda y Reino Unido, y que establezca una estrategia de protección coordinada desde Bruselas.
Finalmente reclamaron —como ya hicieron mediante la carta dirigida en mayo al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker— que se prepare desde ya una reacción automática para 2016, de forma que, a la primera interceptación de fruta contaminada en la campaña de importación de cítricos incipiente, se decrete el cierre cautelar de la frontera de la Unión.