La necesidad de garantizar una nutrición sostenible

En un mundo con una población en constante crecimiento y en el que la malnutrición sigue siendo uno de los problemas más graves en muchas partes del mundo, la producción agroalimentaria se ha vuelto más crucial que nunca. Los alimentos son bienes de primera necesidad, cuya producción es necesario garantizar, especialmente en momentos de crisis. En este sentido, todos los actores de la cadena agroalimentaria deben ser especialmente protegidos, comenzando desde sus primeros eslabones, tales como los fertilizantes, como inputs necesarios para la producción de los alimentos.

La relación entre la seguridad alimentaria y la nutrición de los cultivos es indiscutible. Para que los cultivos crezcan fuertes y sanos, es esencial fertilizarlos, aportándoles de manera adecuada los nutrientes esenciales que necesitan en cada momento de su desarrollo. Los cultivos bien nutridos son más resistentes a plagas y enfermedades y dan lugar a mayores rendimientos y a productos de más calidad, capaces de resistir condiciones climáticas adversas.

Los fertilizantes son una herramienta crucial y desde que se comenzaron a utilizar de manera intensiva se ha logrado un incremento exponencial en la producción de alimentos. Pero, además, son fundamentales para preservar la salud del suelo, uno de los recursos más valiosos en la agricultura, al proporcionar el soporte estructural para el crecimiento de las plantas.

La fertilización debe ser vista como parte de una estrategia integral para garantizar una producción agrícola sostenible a largo plazo, en la que las nuevas tecnologías están permitiendo abrir un camino hacia una nutrición más precisa y eficiente. Innovaciones, tales como los bioestimulantes, los fertilizantes de liberación controlada, la agricultura regenerativa y el uso de técnicas para controlar las necesidades específicas de los cultivos, no solo mejoran la productividad, sino que también reducen el posible impacto ambiental de la agricultura.

Los fabricantes españoles de fertilizantes continúan desarrollando nuevos proyectos en línea con estas prioridades, colaborando con las universidades y los centros de investigación y poniendo a disposición de los agricultores los resultados obtenidos. En este sentido, la colaboración entre el mundo científico y el empresarial es esencial para que se puedan lograr avances significativos en innovación sobre nutrición vegetal y en el desarrollo de nuevas tecnologías. Esto se está viendo reflejado en la creación de diversas cátedras sobre nutrición sostenible en varias universidades españolas de gran prestigio.

Además, la formación, la transferencia de tecnología y el acceso a la información son fundamentales para que los agricultores puedan adoptar las soluciones tecnológicas más eficaces y que favorezcan la sostenibilidad. Por su parte, los fabricantes de fertilizantes tienen el fuerte compromiso de seguir prestando todo su apoyo a los agricultores, contribuyendo de esa manera a la competitividad y la supervivencia de un sector agroalimentario, que es estratégico para los intereses de la UE.

Tras dos años de importantes caídas del consumo de fertilizantes en España, causadas fundamentalmente por un desajuste en los precios (especialmente a causa de un incremento elevado de los costes de las materias primas para fabricar los fertilizantes, principalmente del gas natural) y a aspectos climáticos, durante este pasado año 2024 el consumo se ha ido recuperando. Pero desafortunadamente, aún no se han podido llegar a los niveles habituales de consumo de fertilizantes en nuestro país, que suelen rondar los 5 millones de toneladas de producto.

Aunque la UE ha logrado reducir su dependencia del gas ruso, en la actualidad se están importando en Europa de manera creciente fertilizantes procedentes de ese país, lo que le permite compensar la bajada de sus exportaciones de gas con las de los fertilizantes. Los productores rusos, que se benefician de un precio del gas muy bajo, han adoptado una agresiva estrategia de reducción de precios, que está amenazando muy seriamente la sostenibilidad a medio y largo plazo de la industria europea de fertilizantes. Si esta situación continúa, el uso de fertilizantes rusos en la agricultura europea puede convertirse en una dependencia estructural, amenazando la independencia estratégica y, en última instancia, la seguridad alimentaria de Europa.

Para evitarlo, es necesario implementar urgentemente medidas que permitan frenar este incremento continuado de las importaciones de fertilizantes a la UE. Dichas medidas traerían numerosos beneficios: reduciría la capacidad de Rusia para financiar la guerra en Ucrania; aumentaría la autonomía estratégica de Europa en materia de fertilizantes y alimentos; permitiría que Rusia pierda la capacidad de influir en los precios; limitaría la dependencia de los productos importados, que en muchas ocasiones no cumplen los altos estándares y requisitos europeos, destinados a reducir las emisiones y promover alternativas más respetuosas con el medio ambiente.

Hoy en día existe suficiente capacidad de producción de fertilizantes en Europa, por lo que dichas medidas no afectarían al futuro abastecimiento de fertilizantes. Por el contrario, proporcionarían un incentivo a los productores europeos para aumentar la producción local, pudiéndose recuperar los niveles normales de producción. Esto permitiría asegurar el suministro local de fertilizantes de gran calidad y con una menor huella ambiental. Además, los agricultores europeos podrían importar productos de suministradores alternativos.

Frente a un mundo cada vez más vulnerable a crisis globales, poder contar con capacidades nacionales de producción de fertilizantes se convierte en un componente esencial para asegurar la disponibilidad de alimentos, el bienestar de los ciudadanos y la estabilidad del sector agrícola. En consecuencia, garantizar una industria de fertilizantes en Europa no solo fortalece la seguridad alimentaria, sino que también promueve la autosuficiencia, la sostenibilidad y la resiliencia económica y medioambiental.