Mercado de maquinaria de recolección
Esta influencia de los mercados, sin embargo, no parece que tuviera correlación con el grupo de maquinaria automotriz de recolección, especialmente cosechadoras de cereales, mercado que mantuvo en 2008 una línea desconocida hasta el momento y que ya en septiembre de ese año había inscrito en los Registros Oficiales de maquinaria agrícola casi tantos vehículos como el total del mercado anual en los dos años anteriores. Pese a las caídas pronunciadas en los últimos meses (motivadas por el fin de la campaña y la crisis económica), el crecimiento final de mercado superó el 11%, cifra que ha crecido el primer cuatrimestre de 2009, sobre todo en el mercado de cosechadoras con un 18%, hasta abril. Quizá sea este uno de los mercados más profesionalizados ya que pese a la presión financiera y el alto valor monetario de este tipo de maquinaria de recolección, el mercado sigue creciendo en un mercado cada vez más copado por empresas de servicios, cooperativas y otros grupos de uso comunitario de la maquinaria. En cosechadoras las cifras de inscripciones en este comienzo del año, comparando porcentajes de variación han resultado positivas, con un repunte especialmente importante en el mes de marzo, aunque posteriormente han descendido como ocurre en otro tipo de mercados de maquinaria.
La producción de cereales (incluyendo trigos duros y blandos, cebada, avena maíz y arroz) había mantenido una producción cercana a los cinco millones y medio de toneladas, hasta el crecimiento en 2008 en un 4,57% gracias al crecimiento en superficie (19,5%), de las campañas anteriores por la liberalización del uso de barbechos debido a los problemas de desabastecimiento mundial. El buen precio de los cereales de años anteriores junto al aumento de superficie hizo necesario la inversión en todo tipo de maquinaria y especialmente en equipos arrastrados y suspendidos y cosechadoras cuyo mercado se concentra en las grandes zonas cerealistas: Castilla y León, que absorbe el mercado nacional (casi el 50% del total), Castilla La Mancha, Aragón y en menor medida Cataluña.
Este análisis se puede extender sobre el resto de maquinaria destinada a la recolección ya sea automotriz, arrastrada o suspendida, como el caso de las vendimiadoras o cosechadoras de forraje, por poner algunos ejemplos. En ambos casos se observó una tendencia al crecimiento en el primero como parte del crecimiento de la profesionalización de este sector y en el segundo, vinculados a otros aspectos referidos a la rentabilidad como el acceso a subvenciones sobre este tipo de cultivos.
La situación se podría extrapolar a otros mercados europeos de maquinaria agrícola que han evolucionado en el mismo sentido que el español, no tanto en el aspecto referido a la financiación, pero si en cuanto a los movimientos de mercado por tipos de máquinas. Los casos más representativos se observan en el mercado alemán y francés que también han mostrado un tono positivo en 2008 respecto a la maquinaria de recolección y especialmente en el mercado de cosechadoras de cereales. El caso francés sin embargo destacaría por el aumento del mercado de este grupo de maquinaria en años anteriores (especialmente en 2007), observándose también la inversión en maquinaria más eficiente y con un alto nivel de equipamiento.
El análisis del grupo de trabajo que sobre maquinaria de recolección existe en Ansemat, muestra que las empresas asociadas que comercializan este tipo de maquinaria de recolección y cosecha destacaron la estabilidad, con tendencia al crecimiento, del mercado de este tipo de maquinaria y especialmente en algunos grupos, con un repunte en el mercado de cosechadoras de cereales, junto a la inestabilidad en el de manipuladoras telescópicas pese a la diferenciación entre el mercado industrial y el agrícola. Asimismo los miembros de esta comisión de trabajo, destacaron que se comienza a observar un fenómeno creciente que pasa por la reducción de los parques de muchos tipos de máquinas al que dejan de acceder agricultores a título personal para ser copados por empresas de servicios, cooperativasy otros grupos de uso comunitario, con un consecuente descenso de los mercados.
Esta tendencia, además, está dirigiendo la tendencia del mercado hacía la compra, y por tanto su comercialización, de máquinas más versátiles, de mayor tamaño y mejores prestaciones con los que se obtiene una mayor rentabilidad al mejorar las capacidades de trabajo con la aplicación de mejoras tecnológicas.
Con un presente marcado por las dificultades económicas, la incertidumbre de los mercados de algunos cultivos y la recesión económica, debemos tener, pese a todo, un moderado optimismo aunque no se tenga claro el alcance real de la recesión. Las esperanzas están cifradas en el trabajo de todos los sectores productivos y en especial en el fuerte carácter intrínseco de la agricultura y la alimentación y carácter estratégico y su peso en la balanza de pagos nacional.
Con una creciente profesionalización y adecuación de la tecnología que aporta la mecanización al medio agrario se están consiguiendo cotas de rentabilidad mayores y si se ha frenado la inversión en maquinaria agrícola ha sido por la disminución del acceso a la financiación. Las empresas del sector están midiendo su esfuerzo en el apoyo tecnológico y económico, siempre comprendiendo las necesidades y vías de desarrollo, sobre todo en estos momentos de contracción económica y caídas de algunas producciones y precios, de los agricultores.