Entrevista a Sandra Fresquet Corrales, ingeniera Técnico Agrícola del Departamento I+D+i de Artal Agronutrientes
Sandra Fresquet Corrales forma parte del Departamento I+D+i de la empresa Artal Agronutrientes, fundada en 1895 y dedicada a la formulación, elaboración y comercialización de fertilizantes y productos agronutrientes. Fresquet es ingeniera Técnico Agrícola desde 2008, Máster en Biotecnología Molecular y Celular de Plantas y Doctora en Biotecnología por la Universidad Politécnica de Valencia.
Mejorar la productividad de los cultivos, en este caso aquellos que basan su rentabilidad en el comercio de sus frutos, ya sea para su venta en fresco o en transformado: todo tipo de cítricos, vid, manzana, melocotón, albaricoque, tomate, berenjena, melón, sandía, calabacín, pepino, granado, kiwi, etc. es una de las exigencias y preocupación del agricultor.
Buscar soluciones naturales en el ámbito de la agronutrición y de los bioestimulantes agrícolas es una realidad y, como consecuencia, las empresas fabricantes de insumos, como son las pertenecientes a la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA) no sólo tienen presentes estas necesidades, sino que ponen sus departamentos de I+D+i a la búsqueda de la respuesta más eficiente.
Para saber más sobre este tema, hemos entrevistado a Sandra Fresquet Corrales del Departamento I+D+i de la empresa Artal Agronutrientes fundada en el año 1895 y dedicada a la formulación, elaboración y comercialización de fertilizantes y productos agronutrientes, siendo la primera empresa española fabricante de fertilizantes líquidos. Artal Agronutrientes forma parte de AEFA, además de ser empresa fundadora de la misma.
Sandra Fresquet es Ingeniera Técnico Agrícola desde el 2008, Máster en Biotecnología Molecular y Celular de Plantas y Doctora en Biotecnología por la Universidad Politécnica de Valencia.
¿Por qué es importante mejorar la floración y el cuajado de los frutos de forma natural?
¿En qué consiste el cuajado y desarrollo del fruto?
La mayoría de las especies vegetales tienen flores, siendo la flor el órgano que emplean éstas para reproducirse, y donde ocurren los dos procesos necesarios: la polinización y la fecundación. Durante la polinización, el grano de polen es transportado desde la antera hasta el estigma, donde germina, formando el tubo polínico que desciende por el estilo, penetra en el ovario y llega hasta el óvulo que fecunda. Tras la fecundación, la flor se convierte en fruto, dando lugar al proceso conocido como cuajado del fruto.
Cuando comienza el desarrollo del fruto después de la fecundación se inicia un crecimiento rápido de los tejidos del ovario. Se aprecia una primera fase que se caracteriza por numerosas divisiones celulares. Cuando disminuye la división celular, el fruto continúa el crecimiento a través de la expansión celular hasta que alcanza el tamaño final. En esta etapa es cuando empieza a acumularse almidón, ácidos orgánicos y otras sustancias. Finalmente ocurre la maduración, que se caracteriza por la generación de una elevada variedad de cambios químicos y estructurales que determinan el aroma, color, textura y composición bioquímica final de fruto. Superada esta fase, el fruto pierde turgencia, aumenta su sensibilidad a las condiciones del medio, pierde el control metabólico e inicia su senescencia. Aunque sus semillas, si las posee, sobreviven y perpetúan la especie. Ésta es la misión última de los frutos.
Esquema explicativo del proceso de cuajado de frutos.
Para que se produzca el cuajado, ¿qué requisitos son necesarios?
- La existencia de yemas florales maduras, bien formadas y nutridas.
- Una temperatura adecuada que asegure una buena polinización, el desarrollo del tubo polínico y la fecundación.
- Un aporte adecuado de elementos nutritivos para las plantas cuando el ovario inicie el desarrollo, ya que el desarrollo inicial de los frutos depende del aporte nutricional debido al gran gasto energético que se produce.
- Y una correcta regulación hormonal, ya que este proceso se realiza a través de un gran control multihormonal jerarquizado.
En caso de que alguno de estos requisitos no se cumpla, se produce como mecanismo natural de las plantas, la caída o abscisión de flores o frutos no cuajados. De este modo, las plantas seleccionan las mejores flores y, posteriormente, los mejores frutos para ser madurados.
En este punto, la aplicación de agronutrientes y biostimulantes desarrollados técnicamente para mejorar las condiciones de la planta en estos procesos, permiten, según los formulados, favorecer la producción de polen, su germinación y el desarrollo del tubo polínico, predisponiendo a la planta para que la floración y el cuajado sean más favorables.
A medida que avanza el crecimiento y desarrollo del fruto, ¿puede también producirse su caída?
En efecto, a medida que el fruto crece, comienzan a aparecer fenómenos de competencia por los fotoasimilados entre los frutos y con las partes vegetativas en crecimiento, por lo que también se produce una caída de frutos. Todo lo anterior dará lugar a un bajo porcentaje de cuajado de frutos que varía en cada especie. Por ejemplo, mientras que en mango cuaja sólo el 0,1% del total de flores, en naranjo el 0,5%, en aguacate el 1%, en manzano de 2 a 8%, en pera de 3 a 11%, en melocotonero de 15 a 20%, en papayo 33% y en cerezo de 20 a 60%.
Al igual que en el caso anterior, cuando la caída de frutos no corresponde a su naturaleza, el aporte de estos bioestimulantes especiales puede paliar este problema.
¿Existe alguna práctica agrícola que disminuya la competencia de nutrientes entre los frutos? ¿Qué beneficios tiene?
Cuando se da un exceso de producción y en busca del interés por obtener una cantidad adecuada de frutos de calidad, una técnica que se utiliza con la finalidad de disminuir la competencia entre los frutos es el aclareo. Esta técnica consiste en eliminar algunos de los frutos durante su desarrollo, y así favorecer el crecimiento del fruto generando frutos de mayor tamaño y calidad.
En caso contrario, para disminuir una excesiva caída de frutos no deseada, es cuando la aplicación de estos productos juega un papel vital en la rentabilidad de la producción.
Observando este porcentaje tan bajo del cuajado de frutos, nos hace pensar que el programa de fertilización tradicional mediante los NPK no es suficiente.
Los fertilizantes complejos NPK son productos que contienen dos o tres nutrientes primarios: nitrógeno, fósforo y potasio y, además, pueden contener nutrientes secundarios y micronutrientes. Estos elementos también están involucrados en mejorar el cuajado de frutos, sin embargo, no se logra un alto porcentaje. Es muy importante poder lograr un mayor rendimiento de este proceso fisiológico. Para ello, conocer los diferentes eventos fisiológicos y ambientales que inducen, retardan o inhiben el cuajado de frutos es fundamental, y de este modo, poder realizar nuevos formulados para este fin.
¿Hay campos de investigación para el desarrollo de estos formulados?
Efectivamente, los esfuerzos constantes en I+D+i en el sector agrícola permiten descubrir nuevas aplicaciones y nuevas materias activas, invirtiéndose cada vez más en investigar sus efectos. Así es como los bioestimulantes han cogido fuerza, mediante su exhaustivo estudio para conocer en que funciones fisiológicas participan cada uno de ellos y cómo lo hace de manera específica cada uno de sus componentes; además, pudiendo conocer cuáles son sus efectos beneficiosos.
Por otra parte, muchas de las empresas asociadas en AEFA, además de los trabajos de investigación desarrollados en nuestras propias empresas, establecemos cada vez más colaboraciones con empresas privadas, universidades y centros de investigación para la investigación y desarrollo de productos en esta línea.
¿Cuáles son las bases de estos productos?
Podemos encontrar innovaciones en cuanto a los productos bioestimulantes enfocados a estimular y fortalecer la floración y el cuajado de frutos. Por ejemplo, el uso de una combinación de distintos monómeros que actúan como precursores hormonales naturales para aumentar la producción endógena de determinadas hormonas, realizando un papel específico para promover la floración y el cuajado de frutos.
Es importante destacar que las plantas sintetizan este tipo de monómeros, de este modo, los efectos que producen esta combinación son similares o afines a los que desarrollan y efectúan de forma natural estos mismos monómeros en la fisiología vegetal, sin generar ningún tipo de estrés ni fitotoxicidad. Además, la adición de los elementos involucrados en dichos procesos fisiológicos anteriormente mencionados da lugar a un producto con un gran incremento en la producción de frutos. Es decir, aumenta el porcentaje de frutos cuajados.
¿Están teniendo un buen recibimiento estos productos por parte de los agricultores?
Sandra Fresquet es una contrastada experta en Biotecnología.
¿Esta innovación en productos bioestimulantes está pensada para la agricultura española?
Esta innovación va mucho más allá. Las empresas que formamos AEFA tenemos gran parte de nuestro mercado a nivel internacional y contamos con un merecido reconocimiento mundial por innovación y por calidad; por ello, los productos que desarrollamos son exportados con éxito a cualquier parte del mundo.
Recordemos que nos encontramos en un entorno globalizado en el que gran parte de las frutas y hortalizas que consumimos están disponibles los 365 días del año en cualquier punto del planeta y que cada día hay nuevas variedades a disposición del cliente, con lo que se enriquece el catálogo vegetal ofrecido al consumidor. En este contexto, nuestras empresas también se ven obligadas a ampliar sus esfuerzos en I+D+i sobre todo tipo de cultivo.
¿Y por qué ahora una mayor demanda de estos productos bioestimulantes?
Son muchos los factores que darían respuesta a esta pregunta, como, por ejemplo, la industrialización de la agricultura con la aplicación de nuevas técnicas productivas, pero manteniendo una producción sana y natural; o el cambio climático que hace más extremas las condiciones de cultivo en lugares tradicionalmente productores y la consecuente necesidad de 'ayudar a la planta' a mantener e incluso mejorar su rentabilidad para el agricultor. Por otro lado, se habilitan nuevas zonas geográficas de producción en el mundo que, con la disponibilidad de estas especialidades, permiten crear riqueza a una sociedad que, de otra forma, lo tendría mucho más difícil.