Aproximación al transporte de productos agroalimentarios

El sector agroalimentario en el transporte de productos, por su naturaleza, está en gran medida sometido a los principios que rigen el transporte a temperatura controlada. En este artículo hacemos una aproximación a este tipo de transporte y a los criterios que los transportistas y operadores logísticos deben tomar en consideración, pero que es conveniente que conozcan también los cargadores, los productores y otros agentes de la cadena logística agroalimentaria.

La gestión de la cadena logística a temperatura controlada es un proceso que tiene unas características propias que se diferencian de la cadena logística de productos a temperatura ambiente, tales como recursos materiales especiales y más caros, mayor especialización de los sistemas de gestión, mayor especialización del personal que trabaja en este sector, condiciones de trabajo diferentes, fechas de caducidad, etc., que afectan a fabricantes, operadores logísticos y a la distribución comercial.

La logística del frío, hasta el siglo XX, era sinónimo de logística del hielo. Es decir, no había hielo industrial por lo que se utilizaba hilo natural y nieve. Se comenzó a fabricar hielo industrial en 1884 (Charles Tellier), siendo la base de la logística de frío durante muchos años.

En los años 20 del pasado siglo, se empiezan a comercializar alimentos ultracongelados. En el año 1932, en Europa, se arranca un túnel de ultracongelación para alimentos en serie, proceso que se interrumpe durante la segunda guerra mundial, y que arranca con fuerza en los años 50, estableciéndose las primeras cadenas de distribución de productos congelados.

La logística es una palabra cargada de contenido. Y no todos hacen referencia a la producción, transporte y almacenamiento de mercancías.

Se impone en la actualidad una visión integradora de la logística, que implica a todos los procesos de la empresa. Frente a la parcelación tradicional de los objetivos por departamentos o áreas, la nueva logística nos habla de la necesidad de ejercer una visión global, de integrar todos los procedimientos, de observar el conjunto y coordinar todos los esfuerzos.

Así pues, ha llegado el momento del diálogo, la transparencia y la colaboración en todos los procesos de la empresa y también en el interfaz de fabricante y distribuidor. No basta con que el fabricante y el distribuidor hagan las cosas bien internamente, en sus respectivas casas, todos hemos de tener claro que la excelencia sólo vendrá dada por posiciones de colaboración a lo largo de toda la cadena para responder a los impulsos del consumidor.

La organización AECOC que agrupa a productores, transportistas y distribuidores ha elaborado, con el concurso de todas las partes implicadas, criterios de buenas prácticas logísticas, denominadas Recomendaciones AECOC para la Logística (RAL).

La racionalización de los procesos logísticos a través de mejores prácticas es un aspecto prioritario de estas buenas prácticas. En este sentido, las Recomendaciones AECOC para la Logística (RAL) juegan un papel fundamental cuando los protagonistas de la cadena de suministros apuestan por la integración y la productividad logística.

Así, las RAL aportan agilización en el flujo de mercancías y su uso constituye una de las fuentes de ahorro logístico más importante: alta productividad en las operaciones de la entrega y recepción, reducción de los errores, nivel de costes óptimo y mantenimiento de una buena relación entre las partes implicadas (distribuidor, proveedor, operador logísticos y transportista), imprescindible para generar una buena base para la colaboración.

Las Recomendaciones AECOC para la Logística (RAL) son un conjunto de especificaciones acordadas y consensuadas por proveedores, distribuidores, operadores logísticos y transportistas, que buscan la eficiencia de los procesos y sus actividades aportando valor y productividad en la globalidad de la cadena de suministros.

Las RAL en su desarrollo implican a tres ámbitos: las infraestructuras, los procesos y la organización. De los tres, la organización (o equipos de personas responsables implicadas en la logística de las empresas) se encarga de promover la implantación de estas mejores prácticas. Es indudable que ni las infraestructuras ni los procesos piensan; la clave está en la organización que es quien decide la planificación, la implementación y la práctica de la mejora continua.

El cumplimiento de las especificaciones pactadas es fundamental para lograr la máxima eficiencia logística. Por ello es importante que fabricantes, distribuidores, operadores logísticos y transportistas, analicen juntos los puntos débiles del proceso, que identifiquen las ineficiencias y apliquen las mejores prácticas RAL.

Mediante Grupos de Trabajo se proponen recomendaciones consensuadas, para mejorar el servicio, aumentar la eficiencia en los procesos (reducir costes) y aportar mayor valor añadido al consumidor, a través del análisis de las oportunidades de mejora a lo largo de la cadena de suministros.

Actualmente se han desarrollado en el seno de AECOC diversas Recomendaciones RAL Generales, pero también de específicas o sectoriales como son:

• Frutas y Hortalizas.
• Distribución de Productos Frescos.
• Distribución de Productos Congelados.

La aplicación de estas buenas prácticas suponen la colaboración necesaria de los diferentes agentes de la cadena para conseguir óptimos globales en su gestión que redundarán en mejoras de rentabilidad y competitividad. Para un adecuado cumplimiento de las buenas prácticas recogidas en estas recomendaciones RAL, es conveniente para las empresas contar con profesionales formados en operaciones logísticas o, en su defecto, recurrir a profesionales externos que les ayuden a su implantación.