Entrevista a Carlos Carreira, veterinario de Asaja Málaga
La Lengua Azul es una enfermedad vírica, no contagiosa, producida por un virus del género Orbivirus, que se transmite mediante mosquitos del género Culicoides. Hasta la fecha se han descrito 24 serotipos distintos este virus, que no afecta a los humanos, pero sí lo hace a rumiantes de diferentes especies. Por su situación geográfica como portal de entrada desde África, Andalucía es una de las regiones más afectadas. De ello habla en esta entrevista un experto en la materia: Carlos Carreira, veterinario de Asaja Málaga.
¿De dónde proviene la Lengua Azul?
Es una enfermedad de climas templados y subrtropicales, que tradicionalmente se extendía entre 40°N y 35°S, si bien durante los últimos años se han visto afectados territorios en hemisferio norte situados cerca del paralelo 60°N. Los distintos episodios que en los últimos años venimos teniendo en Europa se han producido fundamentalmente por el “salto” de los mosquitos transmisores desde el norte de África hasta la Península Ibérica, islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña y Península Itálica.
Dice que no se transmite de animal a humano, pero ¿y de animal a animal?
No, la trasmisión de la enfermedad no se produce directamente entre un animal infectado y otro sano. Es necesario el paso del virus por un vector intermedio (mosquito). El que se produzca la trasmisión depende de varios factores. Tiene que existir una población de hospedadores (rumiantes) que estén infectados y en fase virémica (el virus se encuentra circulando en la sangre). Esta fase virémica será más o menos prolongada dependiendo del hospedador, lo que condiciona la probabilidad de distribución del virus.
¿Qué otros factores son necesarios para la transmisión?
Los vectores (culicoides hembras) se alimentan de la sangre de estos hospedadores, con lo que el virus pasa a su interior, y tras una fase de incubación intrínseca (4-20 días) los virus se concentran fundamentalmente en las glándulas salivares del mosquito y ya pueden ser inyectados al picar a otro hospedador que quedaría contagiado. Además, la temperatura tiene que permitir que el mosquito sobreviva en el medio el tiempo suficiente para que se produzca la fase de incubación y alcance la capacidad de contagio. Esta forma de transmisión hace que en nuestra zona la enfermedad tenga un carácter estacional.
¿Qué puede llegar a ocasionar en el ganado?
La enfermedad se conoce como Fiebre Catarral Ovina, ya que podríamos asimilarla a “catarro” más o menos grave dependiendo de los distintos serotipos, si bien otros factores también influirán en la gravedad, como por ejemplo la edad del animal, el estado de carnes, la raza, el estrés, la densidad de mosquitos infectados, la presión viral en la zona, etc.
Cuadros bajo los que se presenta la Lengua Azul
Forma aguda (ovinos):
- Fiebre de hasta a 42 °C
- Inflamación, ulceración y necrosis de las mucosas de la boca
- Inflamación de la lengua, que a veces presenta una coloración azulada
- Descarga nasal y sialorrea
- Edema subcutáneo
- Cojera
- Aborto
- Complicaciones neumónicas
- Adelgazamiento
- Muerte en un plazo de 8-10 días o recuperación con alopecia, esterilidad y retraso de crecimiento.
Forma subaguda (bovinos y ovinos en zonas enzoóticas):
- Signos aislados como corderos o terneros débiles, aborto, anomalías congénitas (ataxia, hidroencefalia) en estudios con virus adaptados en laboratorio
- Artritis, mastitis, infertilidades
- Bajo índice de mortalidad.
Infección inaparente:
- Frecuente en otras especies
¿Qué efecto puede ocasionar en la cabaña?
La morbilidad (número de animales que se infectan en un colectivo) en ovejas puede alcanzar un 100%, variando la mortalidad entre un 0 a un 50%. Los animales que sobreviven se suelen recuperar en pocos días (hasta dos semanas). En bovino la morbilidad puede alcanzar un 5%, cursando generalmente de forma subclínica. Esto se traduce en pérdidas económicas directas en el ganadero por los abortos, infertilidad, disminución de producciones (leche) y muertes
¿Cómo se combate?
La Lengua Azul forma parte de la lista ‘A’ de la Oficina Internacional de Epizootías (OIE), por lo que su tratamiento está prohibido. Por lo que para luchar contra ellas se establecen medidas profilácticas, a través de varios programas.
Programas de medidas profilácticas
Programa de vigilancia: Trata de detectar la circulación del virus mediante
1. Vigilancia serológica: mediante el empleo de animales centinelas que permitan la detección precoz del virus en la zona objeto de estudio.
2. Vigilancia entomológica. Es conveniente realizar los estudios entomológicos adecuados mediante la colocación de trampas que nos permitan conocer la distribución espacial y temporal de las especies de mosquitos que pueden transmitir la enfermedad.
3. Inspección clínica en ganado ovino: puede resultar de escasa eficacia en caso de cepas poco virulentas, pero permite analizar un elevado número de animales con escaso esfuerzo.
Control de los vectores: Desinsectación de instalaciones, colocación de mosquiteras en las instalaciones, fumigación de zonas donde se reproducen los mosquitos. Desinsectación de medios de transporte. Empleo de repelentes sobre los animales que se va a transportar, etc.
Control de movimientos de los animales. Estableciéndose zonas de restricción en la salida de los animales desde zonas afectadas a zonas libres e imponiéndose una serie de requisitos para permitir esas salidas
¿A qué especies puede afectar?
Puede afectar en mayor o menor medida a gran número de rumiantes. No obstante la especie más afectada es la ovina, ya que son los que con mayor intensidad clínica sufren la enfermedad y además hacen funciones de reservorio del virus. En bovinos la clínica es escasa, pero tiene un papel fundamental como portadores inaparentes y reservorio de la enfermedad. En la especie caprina la clínica suele ser menos intensa y, además, tiene un breve periodo de viremia, por lo que desempeñan un papel menos relevante en la trasmisión de la enfermedad, de ahí que cuando se establecen programas vacunales vayan dirigidos a ovinos y bovinos, quedando los caprinos al margen.
¿Se puede llegar a erradicar?
La erradicación completa es sumamente difícil y más en nuestra zona. Son varios los factores que lo complican. Por un lado, nuestra situación geográfica, que se caracteriza por una climatología templada, lo que favorece la actividad del mosquito durante gran parte del año, e incluso en determinadas zonas no se produce parada invernal. Además, nuestra proximidad al norte de África nos hace totalmente vulnerables a la evolución de la enfermedad en ese continente. A esto se suma la gran variedad de hospedadores, algunos de ellos especies silvestres que dificultan el control.
¿Y las vacunas no sirven de freno?
La vacunación ha demostrado ser una herramienta eficaz en el control de la evolución, pero encontramos una serie de hándicaps. Como decía, se han descrito 24 serotipos diferentes, sin que entre ellos exista inmunidad cruzada por lo que la vacunación frente a un determinado serotipo no impide la infección por otra cepa. Además, es utópico pensar que es posible la vacunación de todos los posibles hospedadores (incluidos las especies silvestres).
¿Entonces?
Las medidas deben ir encaminadas al control de la enfermedad, más que a una posible erradicación. Aplicando los protocolos de manera adecuada, podemos reducir la carga de virus en el medio, dificultando su expansión e incluso llegar a la declaración de zona libre, pero siempre estaremos baja la amenaza de nuevos brotes, por lo que los sistemas de alerta deben estar siempre activos para reaccionar de la manera más rápida y eficaz.
La expansión del virus en Andalucía
Andalucía, como puerta de entrada entre África y Europa, ha visto circular, desde que se declarasen los primeros focos, la práctica totalidad de los distintos serotipos que han afectado a la cabaña nacional, por lo que siempre ha estado en zona restringida frente a uno u otro serotipo. En la actualidad, se encuentra en zona restringida por serotipos 1 y 4.
Toda la península, permanecía como zona restringida por serotipo-1. Frente al serotipo 4 la comunidad fue declarado oficialmente libre en marzo de 2009, en octubre de 2010 se detectó nuevamente el serotipo 4 en explotaciones centinela en Cádiz, lo que volvió a situar a Andalucía como zona restringida frente a ambos serotipos. Desde esa fecha, hasta octubre de 2013 se detectaron algunos nuevos focos frente a serotipo 4 en explotaciones de Cádiz y Huelva, pero a partir de esa fecha se produjo un repunte de los focos, algunos de ellos en Málaga, lo que llevó la vacunación frente a serotipo 1 y 4 en toda la provincia de Málaga y otras zonas de Andalucía. Esta vacunación se realizó en la medida de lo posible antes del 1 de julio de 2014, fecha a partir de la cual era exigido que las explotaciones estuviesen vacunadas para permitir el movimiento de animales.
Recientemente, apunta Carlos Carreira, veterinario de Asaja Málaga, el serotipo 4 se ha ido extendiendo a zonas fuera del área de vacunación (Campiñas de Córdoba y Sevilla, zonas de Sierra Morena Extremadura y Castilla La Mancha). Por otra parte, hace unos días se detectó un foco de de Serotipo 1 en Tarifa, que afecta a la zona occidental de la provincia de Málaga.
Desde hace unas semanas los ganaderos de la provincia están vacunando a sus cabañas de ovino y bovino. ¿Cuántas cabezas?
Entre ovino y vacuno en la provincia podemos hablar de unas 180.000 cabezas. En esta ocasión, se va a realizar la vacunación con vacuna monovalente frente al serotipo 1 para tratar de impedir la expansión del brote detectado en Tarifa.
¿Quién ha sufragado los gastos?
El gran pagador siempre resulta ser el ganadero. Aunque en la anterior campaña de vacunación, serotipos 1-4, el ministerio adquirió las vacunas y ahora la Junta de Andalucía ha anunciado la adquisición de las dosis para el serotipo 1, los costes de aplicación de éstas, que pueden estar en el entorno de los 30 céntimos para cada actuación (hay que vacunar y revacunar) en el caso del ovino y de un euro para el bovino, corren a cargo del ganadero, aunque una parte de estos puedan retornar vía ayudas a las ADSG. A estos costes hay que añadir los costes indirectos derivados del manejo del ganado, las posibles consecuencias del propio acto de la vacunación (apilamiento y estrés en los animales) y los posibles efectos secundarios de la vacuna.
¿Qué ha supuesto para el sector en Málaga este nuevo brote?
En principio preocupación, algo de indignación e impotencia. A las pérdidas económicas que pueden derivar de la propia enfermedad (disminución de producciones, abortos, muertes…) se añaden los costes y pérdidas que acabo de mencionar, así como las restricciones al mercado impuestas por la inmovilización de las explotaciones. El ganadero ve que a pesar de su sacrificio y esfuerzo es víctima de una situación que le es impuesta y que hace aún más difícil el poder continuar con su actividad.
¿Sienten desde la asociación que se está abordando convenientemente el problema desde las diferentes administraciones?
Comprendemos que la situación económica de las administraciones no es la mejor y ésta es una enfermedad de carácter puramente económico, pero precisamente por ello consideramos que deberían destinar más fondos para luchar contra ella y evitar que la carga de esta lucha recaiga sobre el ganadero.
Entiendo…
El mantenimiento de la actividad ganadera en nuestra zona es fundamental, pero su viabilidad se ve francamente comprometida cuando a los gastos propios de la cría del ganado se le suman los derivados de la lucha contra la Lengua Azul. Esto sitúa a nuestros productores en clara desventaja respecto a los situados en otras áreas, y lo que es más importante, el sacrificio y esfuerzo de nuestros ganaderos redunda directamente en beneficio del resto de productores, ya que por nuestra ubicación geográfica actuamos de colchón amortiguador evitando la propagación de esta y otras enfermedades hacia latitudes situadas más al norte.
¿Y qué opinan nuestros vecinos europeos?
Europa debe tomar conciencia de esto y compensar el servicio que desde aquí estamos prestando al resto del continente. El hecho de ser ganadero en Andalucía o en Málaga no debe suponer una desventaja con respecto al resto de productores. Nos consta que tanto la Administración Andaluza como Central coinciden con nosotros en este planteamiento y así se lo hacen saber a la Comisión Europea, pero en tanto la UE no se haga cargo de la situación corresponde a ellos velar por nuestra ganadería.
¿Cómo cree que se debería proceder a partir de ahora?
Por nuestra situación geográfica tenemos muchísimas probabilidades de vernos afectados recurrentemente por brotes de uno u otro serotipo. Debemos tener la vista puesta en las zonas del norte de África para ver cómo evoluciona la enfermedad al otro lado del Estrecho y estar preparados. Es fundamental contar con una dotación económica adecuada que permita una rápida reacción ante la eventual llegada de la enfermedad a nuestro territorio. La vacunación se ha demostrado como una herramienta eficaz en el control de la enfermedad y ésta debe efectuarse a la mayor brevedad posible.