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Transformando la industria alimentaria: el auge de los robots colaborativos

Jordi Pelegrí, director de Negocio para España y Portugal de Universal Robots21/03/2016
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La automatización se está adaptando a la industria de la alimentación que ya cuenta casi con tantas aplicaciones de robótica como variedad de comida encontramos en nuestros supermercados. Desde la próxima puesta en marcha en 2017 en Japón del primer invernadero operado exclusivamente con robots, capaz de producir 30.000 lechugas al día, hasta sistemas robóticos para la recolecta de fruta que pueden ser configurados para distinguir entre diferentes productos, por ejemplo, entre manzanas y naranjas, la productividad a lo largo de la cadena alimentaria se está optimizando con la revolución en la robótica industrial que otros sectores llevan experimentando desde hace casi una década. Ahora está alcanzando también el trabajo en plantas de procesado y de empaquetado de carne, por ejemplo (una industria clasificada por la Oficina de Estadísticas Laborales de los EE UU como una de las más peligrosas). La multitud de tareas repetitivas, físicamente duras y agotadoras no son únicamente un reto para los trabajadores del sector cárnico sino para toda la industria alimentaria en general.

Los últimos avances en la tecnología de robótica y la miniaturización de los componentes electrónicos y procesadores, que tanto han beneficiado a industrias como las de la informática y las telecomunicaciones, han permitido el nacimiento de una nueva era en la automatización industrial: la de los robots colaborativos o ‘cobots’.

Caracterizados por ser ligeros, flexibles y fáciles de instalar, los cobots están diseñados especialmente para interactuar con humanos en un espacio de trabajo compartido sin necesidad de instalar vallas de seguridad. Su reducido tamaño, su flexibilidad y su precio asequible los diferencian de los robots industriales tradicionales y los hacen idóneos para la automatización de procesos que, en muchos casos, era impensable hasta ahora.

Tanto si es para el escaneando de códigos de barras, el empaquetado de productos delicados como los huevos, la pulverización de agua en hornos de pan o el envasado de alimentos en cajas de cartón, los cobots están a la vanguardia de la transformación de la industria alimentaria. Se convierten en la tercera mano de ayuda en la producción, que se hace cargo de tareas repetitivas o físicamente exigentes y proporciona al personal de la planta el tiempo y el espacio necesario para realizar tareas de mayor valor dentro del proceso productivo. De este modo pueden centrarse más en el ámbito de la optimización de procesos como por ejemplo las modificaciones en los trabajos repetitivos de los cobots, flexibilizando el proceso de producción y adaptándolo a las necesidades cambiantes en cada momento.

Los pequeños y medianos fabricantes son los que más se benefician de la robótica colaborativa y representan un mercado con un gran potencial. Brazos robóticos ligeros que se adaptan fácilmente a diferentes tareas o a cambios en la planificación de producción son los que se necesitan para optimizar y automatizar procesos que tradicionalmente consumen mucho tiempo, y, así, eliminar puntos de atasco en su flujo de producción. En el sector de la alimentación y bebidas, donde un 96% de las empresas son pymes según el Ministerio de Industria, los cobots ofrecen numerosas ventajas no solo en procesos de embalaje y ‘pick-and-place’ al final de la línea si no en otros puntos de las líneas de producción que permiten a las empresas preservar su carácter local y su competitividad.

En la industria alimentaria, la calidad de los productos y su posterior tratamiento y manipulación son especialmente importantes. El manejo de los alimentos ya envasados y su preparación para el transporte es una cuestión de cuidado en el manipulado y de precisión - criterios que cumplen fácilmente los cobots ligeros. Otras ventajas suelen ser mejoras en los tiempos de producción además de la calidad y uniformidad de los productos, la cual reduce, a su vez, el desperdicio de materias primas. Mejoran, además, la seguridad alimentaria evitando el riesgo de contaminación del producto por parte de los trabajadores en la línea de producción y aumentan la productividad de las líneas al realizar tareas repetitivas o tediosas.

La aplicación de cobots también ha demostrado ser útil en entornos con condiciones climáticas o higiénicas especiales. Son capaces de operar en temperaturas ambientales entre 0 y 50 grados centígrados o en entornos con poco oxígeno que requerirían el uso de equipos de protección complejos para el personal humano. Los brazos robóticos están sellados herméticamente y revestidos con una carcasa exterior lisa que no recoge casi nada de polvo o depósitos, proporcionando, por tanto, todas las características necesarias para cumplir con normativas específicas de la industria.

Lo más importante es que el coste de estas soluciones de automatización ya no representa una barrera para las pequeñas o medianas empresas dado que un cobot se puede adquirir por menos de 17.00 euros, con un ROI de menos de 12 meses en la mayoría de los casos. La posibilidad, además, de mover y reubicar un cobot dentro de la planta en función de las necesidades productivas no solo ha despertado el interés en las pymes sino también en grandes empresas, que buscan soluciones más flexibles para sus líneas de producción.

La nueva era de la automatización industrial ya ha comenzado, y ha llegado al sector alimenticio. La robótica colaborativa es una nueva forma de automatización industrial que complementa la oferta actual y a medida que las empresas de alimentación adopten cada vez más esta tecnología, y se beneficiaran de la sencillez, flexibilidad y rápido ROI que los cobots les ofrecen, es seguro que se verán más robots de este tipo en los procesos de producción.

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