Nuevo proyecto para producir energía a partir de estiércol en Salamanca
Juan Carlos Martín, alcalde de Cantaracillo, junto a Bernat Chuliá, director de Estudios y Análisis de Genia Bionergy, compañía independiente que promueve soluciones de energías renovables, y Ángel José Martín CEO de Tecnia, compañía salamantina enfocada en soluciones para el sector de la ganadería, han presentado en Cantaracillo (Salamanca) el proyecto para levantar una planta que transformará los estiércoles de las ganaderías locales en biometano y enmiendas orgánicas de uso agrícola.
Esto se ha convertido en una alternativa para gestionar los residuos que hace más sostenible su actividad y les proporcionará enmiendas orgánicas de proximidad para mejorar sus cultivos. De hecho, los residuos que se procesen en la planta llegarán de ganaderías situadas en un radio de apenas 20 km. alrededor de la planta, que se ubicará alejada de los centros de población y cercana a la autovía A-50.
Se trata de una inversión de entre 20 y 25 millones de euros que podrá generar más de 15 empleos entre directos e indirectos en ambas localidades y activará la economía local al crear una cadena de valor en torno a la gestión de los residuos y su valorización. La iniciativa supone también un modelo de colaboración entre ayuntamientos, ya que en Paradinas, la localidad con mayor número de ganaderías, los terrenos disponibles estaban afectados por restricciones mediombientales, por lo que Cantaracillo acogerá la planta.
Juan Carlos Martín, alcalde de Canrtaracillo, ha afirmado que “este tipo de proyectos sustentan el desarrollo económico en áreas rurales, fomentan el tejido empresarial y ayudan a fijar población de manera sostenible y protegiendo el medio ambiente”.
Por su parte, Bernat Chuliá, director de Genia Bionergy, compañía que desarrollará el proyecto, ha destacado que la digestión anaerobia de los residuos orgánicos es un proceso con múltiples ventajas, pues a nivel medioambiental evita emisiones de gases de efecto invernadero y olores o proliferación de insectos molestos para las poblaciones, evita también la nitrificación de suelos y acuíferos y aporta una energía proveniente de fuentes renovables que impulsa la descarbonización de la economía. En un plano social, genera empleos cualificados en entornos rurales y activa un ecosistema económico local en torno al residuo como transporte y servicios auxiliares. Por último, ha afirmado que “convierte el estiércol en energía, contribuyendo a la independencia energética del exterior y enmiendas orgánicas, reduciendo la dependencia de los fertilizantes químicos y haciendo más sostenible la actividad ganadera”.