DEHESA LA GUADAÑA: Un modelo sostenible para reconciliar la ganadería con la sociedad del siglo XXI
Una explotación ganadera y cinegética, volcada en un modelo de economía circular y sostenible, en la que conviven rebaños extensivos de vaca Parda y oveja Churra, ubicada en un paraje espectacular de la zona norte de la presa de Ricobayo (Zamora) que ya los monjes Benedictinos escogieron hace más de mil años para situar el monasterio de Moreruela.
Vista aérea de la granja y de los encinares y zonas de cultivo que la componen, con la presa de Ricobayo al fondo.
La Finca Dehesa La Guadaña es un modelo innovador de producción ganadera, que se puso en marcha hace poco más de una década en la ribera del río Esla, en la provincia de Zamora, con el propósito de encontrar una fórmula que encaje con las demandas actuales de los consumidores: no basta con garantizar la calidad y seguridad de los alimentos de origen animal, hay que tener en cuenta también el incremento constante de la sensibilización social en relación con la conservación del medio ambiente, de la biodiversidad y del bienestar animal.
Para ello, se eligió una ubicación singular, se creó un equipo motivado en cuya formación se realiza un esfuerzo permanente, y se optó por ir creando rebaños de animales de razas autóctonas, resilientes y con producciones de alta calidad, que asegurarán una imagen sólida con la que salir al mercado.
La actividad de la finca se concreta desde el inicio en la producción de ganado vacuno de carne, de ovejas de leche y de la gestión de un coto intensivo de caza
El ganado ovino de leche es de raza Churra, con un total de 1400 ovejas adultas que inicialmente se dedicó a la producción exclusiva de carne (lechazos) y posteriormente ha evolucionado hacia la producción de leche de esta misma raza. El objetivo es desarrollar un modelo productivo multifuncional de uso racional del territorio en base a la sostenibilidad integral (económica, social y ambiental).
El ganado vacuno de la explotación es de raza Parda de Montaña, con un total de 250 vacas adultas a partir de un núcleo inicial de 70 vacas adquiridas en el Pirineo. Desde el inicio de la actividad ganadera se asoció a la Federación Española de la Raza Parda de Montaña, estando todos los animales incluidos en el Libro Genealógico de la raza. La elección de esta raza se fundamentó en su capacidad de adaptación, su buena aptitud maternal y producción de leche que permite alcanzar buenos pesos al destete, su facilidad de manejo y la infiltración de grasa de la carne determinante de su calidad.
Vista de un grupo de vacas pardas pastando en uno de los recintos de la finca.
Paraje idílico lleno de historia
La suma de los terrenos de la Dehesa La Guadaña y de la finca La Abadía ha permitido crear una explotación de notable valor paisajístico y de excelentes cualidades productivas, llena además de connotaciones históricas. Esta finca formó parte del Monasterio Cisterciense de Santa María de Moreruela (siglo XII), cuyos restos se encuentran enclavados en la propia granja y son propiedad de la Junta de Castilla y Léon. La finalidad primaría de la finca fue servir de aprovisionamiento al propio Monasterio. La superficie total de la explotación actualmente es de 680 ha (400ha de dehesa, 200 ha de siembra para forrajes y 40ha prado).
Desde un punto de vista geográfico, las instalaciones están ubicadas en las coordenadas 41°48’55’’ N de latitud y 05°46’47’’ W de longitud, a una altitud de 700 m, en el Ayuntamiento de Granja de Moreruela, dentro de la comarca zamorana de Benavente y Los Valles. La finca linda con el río Esla y el Embalse de Ricobayo (Presa de Santa Eulalia). La zona se puede clasificar como de clima Oceánico con veranos cortos, secos, calurosos y mayormente despejados y los inviernos fríos y parcialmente nublados. Durante el transcurso del año, la temperatura generalmente varía de 0 ºC a 29 ºC y rara vez baja a menos de -5 ºC o sube a más de 34 °C.
En el año 2010 comienza la etapa actual bajo la titularidad de la empresa “Dehesa La Guadaña y la Abadía S.L.” y el apoyo de la “Fundación Dehesa La Guadaña”. Esta Fundación tiene, entre otras, la finalidad de preservar y difundir el entorno de la Dehesa de la Guadaña de Granja de Moreruela (Zamora) en lo que respecta a la conservación de sus hábitats, sus especies autóctonas y usos tradicionales, y el mantenimiento y gestión de una explotación agropecuaria que contribuya a crear riqueza y empleo en la zona apoyándose en la investigación y difusión de nuevas técnicas de producción y transformación agropecuarias que sean respetuosas con el medio natural y el bienestar animal, así como el desarrollo de la innovación en la elaboración de nuevos productos agropecuarios y de nuevas formas de presentación y consumo. Para alcanzar estos fines se está llevando a cabo un proyecto en colaboración con el Instituto de Ganadería de Montaña del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para la mejora de la sostenibilidad integral de La Dehesa La Guadaña teniendo en cuenta el cálculo de emisiones de las actividades ganaderas, así como el balance de carbono, la actividad de la mano de obra como sostenibilidad social y la productividad y bienestar animal como elementos fundamentales de su permanencia en el tiempo.
Grupo de animales con las ruinas del Monasterio de Santa María de Moreruela al fondo.
Una explotación modélica de vacuno
La finca cuenta actualmente con 250 vacas adultas, aunque el trabajo de mejora es constante y se espera seguir ampliando ese número y convertirse en un proveedor de genética de calidad para otras explotaciones. La tasa de reposición media anual es de 35 hembras.
En el manejo del rebaño, teniendo en cuenta las particularidades edafológicas de la finca se han establecido un total de 24 parcelas-cuarteles con cerramientos de malla y pasos canadienses y disponibilidad de bebederos, en todos los casos. El uso de las distintas parcelas se establece para reducir al máximo la suplementación de los animales aprovechando las siembras de cereales para la producción de forraje que puede ser utilizado o no a diente en función de la disponibilidad de materia vegetal. También se tiene en cuenta en el uso de las parcelas las distintas necesidades de las vacas en su ciclo productivo y la complementariedad en el comportamiento pastoril del ganado vacuno y ovino. El rebaño de vacas/novillas y terneras de reposición son gestionadas en condiciones extensivas de pastoreo permanente, sin estabulación en ningún momento del año.
En cuanto a la alimentación, a medida que avanza la estación de pastoreo y aumenta el contenido fibroso de los forrajes las vacas disponen de una mezcla de melaza-urea en lamederos a libre disposición para optimizar la relación energía/proteína a nivel ruminal y mejorar la utilización digestiva de la materia vegetal disponible y, en consecuencia, aumentar la ingestión.
Cuando la disponibilidad de pasto no es suficiente se realiza la suplementación diferenciando el estado fisiológico de las vacas (secas vs criando). En el caso de las vacas secas se utiliza heno de avena y paja de cebada y melaza. En el caso de las vacas con cría a la mezcla anterior se le añade un tercio de ensilado de maíz adquirido en el entorno de la finca. En ambos casos para mezclar y distribuir la comida en comederos en el campo se utiliza un carro mezclador.
Los terneros permanecen con sus madres en lactancia natural hasta los 5 meses en que se realiza el destete con peso medio de 180 kg. En este momento, los animales que no se dedican a la reposición pasan a la unidad de cebo. Esta unidad está dividida en dos naves, con 12 corrales de 20 plazas/corral, en cada una de ellas (480 plazas de cebo disponibles), lo que permite llegar a una producción media de 600 terneros/año teniendo en cuenta los periodos necesarios de vacío sanitario. Cada una de las naves dispone de una manga de manejo-pasillo central con báscula para el control mensual del peso de los animales. La alimentación en el periodo de cebo se realiza con paja de cebada/heno de avena picados en carro mezclador y pienso concentrado (crecimiento, cebo y diferenciación en la alimentación de machos y hembras) en tolva, ambos ofrecidos a voluntad. La ganancia media desde el destete al sacrificio es de 1,4 kg/animal.día y un valor medio de rendimiento a la canal de 57,2%.
Teniendo en cuenta el tamaño del rebaño de vacas y las plazas de cebo disponibles se adquieren terneros pasteros de fuera de la ganadería (+/- 400) a ganaderos de raza Parda de Montaña, optimizando de esta forma las instalaciones disponibles.
El plan reproductivo de la ganadería de vacuno se establece con 5 parideras (cubriciones) a lo largo del año con una duración de 45 días/cubrición. Esta planificación permite una entrada escalonada de los terneros en las unidades de cebo para romper con la estacionalidad productiva en la producción de carne. Se dispone de 4 sementales de raza Parda de Montaña. El método utilizado generalmente es la monta natural controlada. También se utiliza la inseminación artificial en lotes de 50 vacas-novillas/año, consideradas como futuras madres de la reposición de la ganadería, se utiliza el semen de la Asociación de Criadores. También se ha utilizado la transferencia de embriones para lograr reposición de las mejores vacas de la ganadería que por avanzada edad podría perderse esta genética. Se han realizado un total de 3 actuaciones de transferencia en los dos últimos años utilizando un total de 6 vacas donantes obteniendo un total de 38 embriones válidos, teniendo 5 crías vivas y una `parte de los embriones están congelados pendientes de implantar en receptoras. La edad media al primer parto ha sido de 30 meses y el valor medio del intervalo entre partos de 360 días. Se realiza el control mediante ecografía en todas las cubriciones pasando las vacas vacías al siguiente lote de cubrición y después de 2 fallos reproductivos se procede a la exploración y tomar la decisión de tratar o pasar a desvieje productivo.
Vaca Parda con su cría en una zona de pasto.
Desde el punto de vista sanitario, el plan vacunal está en función del sistema extensivo garantizando la trazabilidad de la carne desde su origen de la finca, con la vacunación de enterotoxemias, síndrome respiratorio y control de carga parasitaria previo a cualquier desparasitación, de ser necesaria. El control de los animales adquiridos de otras ganaderías se realiza de manera individual con el control del estado general y temperatura en los primeros días de llegada al cebadero y sólo aplicando antibioterapia en los terneros en que sea imprescindible; de esta manera se ajusta el manejo a la reducción en el uso de antimicrobianos establecido por las autoridades sanitarias y evitando la aparición de residuos en los productos obtenidos.
La importancia de garantizar el bienestar de los animales en las explotaciones va más allá de una cuestión ética o por exigencias debido a las numerosas implicaciones que tiene por su efecto sobre la producción, la calidad de los productos, la seguridad alimentaria, el medioambiente, así como en las condiciones de vida de las personas que trabajan con los animales. “La granja “Dehesa La Guadaña y La Abadía SL.” obtuvo la certificación AENOR de Bienestar Animal para el ganado vacuno de engorde en el año 2015, y para las vacas reproductoras en el año 2016.
Al tratarse de un sistema de producción extensivo en sentido estricto las instalaciones para el manejo de las vacas se reducen a mangas de manejo y corrales portátiles. Otras instalaciones como almacenes de forraje y maquinaria (tractores, carro mezclador, pala cargadora telescópica, etc.) son compartidas por la ganadería de vacuno y ovino.
Un elemento fundamental en la sostenibilidad de la ganadería es la mano de obra, en la ganadería de vacuno tienen dedicación 3 UTH (Unidades de Trabajo Hombre), compartiendo las actividades administrativas y técnicas con las otras actividades de la finca.
Imagen de una de las unidades de cebo con los corrales en los que se alojan los animales.
Economía circular y protección frente al cambio climático
En los doce años transcurridos desde que se inició la actividad en la Finca “Dehesa La Guadaña” ha estado siempre presente el concepto de economía circular, tratando de optimizar el reciclado y la reutilización de la mayor cantidad de materiales posible, así como de racionalizar el consumo de energía y de otros insumos.
Entre todos los materiales gestionados, tiene una especial importancia el uso del estiércol, dado su efecto directo sobre las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y su incidencia positiva sobre la fertilidad de los suelos, tanto por las deyecciones de los animales en pastoreo como por el estiércol generado en las unidades de cebo. La optimización en el uso del estiércol ha permitido la reducción del empleo de fertilizantes químicos, prácticamente en su totalidad, y el incremento en el contenido en materia orgánica de los suelos de la finca de manera significativa, estimación que se realiza mediante el análisis bianual de las distintas parcelas.
Los responsable de la granja son muy conscientes del reto que plantea el cambio climático para los sistemas ganaderos, que deben ir adaptándose a las nuevas condiciones, más aun teniendo en cuenta las advertencias del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) respecto al arco mediterráneo, que lo sitúan como uno de los ecosistemas del mundo más vulnerable en los próximos años por el aumento de temperaturas, el descenso de precipitaciones, el incremento de fenómenos climatológicos adversos y la duración de la temporada de incendios. Una situación que parece que se está acelerando y que ya se ha comenzado a sufrir, lo que repercute directamente en las explotaciones ganaderas y afecta tanto al bienestar de los animales y sus producciones como al de las personas que los manejan, así como a la aparición de nuevas enfermedades.
Los sistemas más extensivos, como el de Dehesa La Guadaña, están especialmente expuestos a todos esos cambios, por su dependencia directa de las condiciones climatológicas, y es necesario implementar en ellos dos frentes de actuación de forma conjunta, mediante la mitigación (con el compromiso de desarrollar prácticas que permitan disminuir la producción de GEI a lo largo del tiempo) y mediante la adaptación, aplicando prácticas según las condiciones peculiares de cada explotación para reducir la vulnerabilidad de los animales al cambio climático, basadas todas ellas en la observación, el conocimiento, la innovación y la formación.
Imagen de animales en una de las zonas de cultivo de la explotación, que se fertilizan en su totalidad con el estiércol que produce el propio rebaño.
De la granja a la mesa
Las innovaciones del proyecto de Dehesa La Guadaña no solo afectan a la gestión del territorio o de los rebaños y a la organización del equipo humano de la explotación, sino que plantean también una solución innovadora Para poder revalorizar la producción de carne de ternera o de lechazo de producción propia, una vez sacrificados los animales se obtienen los distintos formatos de piezas para su comercialización directa a través de la marca PETRA MORA, fundamentalmente a través del comercio electrónico, cumpliendo con el principio de: “de la granja a la mesa”, y buscando adaptarse a las nuevas formas de compra de los consumidores, abriendo un abanico más amplio de potenciales clientes para productos de alta calidad.
Página de inicio de la tienda online en que se comercializan los productos de la explotación.