Mejorar la percepción social para lograr la supervivencia del pastoreo tradicional
El estudio, elaborado por F. Javier Pérez-Barbería, investigador del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Oviedo y de la Universidad de Castilla-La Mancha, se basó en un cuestionario dirigido a pastores entre mayo y agosto de 2022, según recoge Rfeagas.
Los resultados revelan que, aunque los pastores muestran un alto grado de satisfacción con su profesión, gracias a aspectos como la independencia, el contacto con la naturaleza y el crecimiento de su ganado, perciben un bajo nivel de reconocimiento social, especialmente desde el ámbito urbano. En las zonas rurales, el nivel de apreciación es moderado, aunque también existen conflictos.
El informe destaca como preocupante que los pastores sientan desaprobación incluso de sus vecinos rurales, quienes critican externalidades como las molestias del ganado, el miedo a los perros pastores, las interferencias con las actividades agrícolas o el uso de pastizales comunales. Este rechazo también se observa en los visitantes urbanos, lo que, según el autor, refleja un deterioro de la identidad social de las comunidades rurales.
El pastoreo tradicional enfrenta importantes desafíos, como la alta dedicación que requiere, la burocracia excesiva y la dependencia de subvenciones en lugar de precios justos para sus productos. Además, muchos pastores sienten que su profesión está menos valorada que en el pasado, especialmente por las generaciones más jóvenes. De hecho, la mitad de los encuestados no desea que sus hijos continúen con esta actividad.
El estudio subraya que garantizar la supervivencia del pastoreo tradicional pasa por hacerlo más rentable y menos dependiente de jornadas extenuantes. También se necesitan mejores canales de comunicación entre los pastores y la sociedad, para que su labor sea más valorada. Solo así se podrá revertir la desconexión actual y preservar una profesión que es vital para los ecosistemas rurales.