Innovación abierta para impulsar la construccion industrializada
Hace unos días, Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente del Clúster de la Edificación, junto con Enrique Martín, director asociado de AFI, Asesores Financieros Independientes, presentaron de modo oficial el estudio ‘Financiación para impulsar la Construcción Industrializada’ (información que ampliamos en este número de la revista). Asociados del Clúster de la Edificación como son Finsa, Kronos Homes, Culmia, ACR, Actia Group, ávita, Grupo Casais, Lignum Tech y Treehood pudieron ser patrocinadores de esta iniciativa y, por tanto, aportaron sus ideas al informe.
Uno de los primeros hitos más importantes que se aprecia en el informe es la creación de tres nuevos CNAE específicos para la Construcción Industrializada en madera, hormigón y acero. Recordemos que antes toda esta actividad quedaba englobada en el CNAE de la Vivienda. Esto dificultaba enormemente la visibilidad y seguimiento de la Construcción Industrializada,
La construcción tradicional tiene poca inversión y excesivamente repartida y, a su vez, se puede hipotecar. En su lugar, la Construcción Industrializada requiere de inversiones concentradas y tiene dificultades para hipotecar. El sector de la Construcción Industrializada está integrado por pequeñas y medianas empresas de componentes, que tienen dificultades para acceder a los instrumentos financieros públicos previstos en las etapas iniciales. Esta situación implica un fallo de mercado. Por ello, en el informe se nos presentan dos líneas financieras: Un instrumento para impulsar la capacidad instalada; y otro de apoyo a la capacidad de circulante.
El primer instrumento se crea para impulsar y aumentar la capacidad industrial instalada. Todo ello, a partir de créditos blandos ICO para invertir con los fabricantes que se inicien en modelos de negocio centrados en la industrialización. En este sentido, se financiarían únicamente aquellos proyectos que contemplen la fabricación de componentes de forma industrializada y estandarizada aplicando nuevos procesos industriales y, por tanto, no tradicionales. También se considera la formación de trabajadores especializados en industrialización y se pedirá destinar entre 300 y 600 millones en esta línea.
El segundo instrumento que comentábamos se centraría en apoyar la financiación del circulante del sector industrial, que se estima de unos 3.000 millones de euros en ventas en los próximos años. Todo ello, estaría vehiculado a través de fondos nacionales con el apoyo del BEI y el FEI.

Por otro lado, se buscan nuevas vías para facilitar los procesos industrializados en la construcción. Se busca, por tanto, el crecimiento de pequeñas y medianas empresas del sector. Es por ello que seguimos escuchando rumores de cómo se está estudiando modificar la ley de edificabilidad, para bonificar a ciertas promociones permitiendo aumentar la edificabilidad en el caso de utilizar sistemas industrializados. En la actualidad, la demanda de vivienda supera a la oferta. La creación de viviendas prevista por el INE se sitúa en el entorno de los 300.000 al año. Sin embargo, los visados de vivienda de nueva construcción apenas se sitúan por encima de las 100.000 unidades anuales. Esta tendencia parece ser que se mantendrá durante los próximos años si el sector de la construcción no es capaz de eliminar las barreras que lo limitan. Financiación, excesiva burocracia y falta de mano de obra especializada son temas clave a solucionar.
La lectura del informe nos ayuda a reflexionar y poder aportar nuevas ideas para esta transformación tan necesaria entre la construcción tradicional y la construcción industrializada. Son necesarias medidas financieras como las comentadas para apoyar e impulsar la Construcción Industrializada, pero sobre todo necesitamos un cambio de cultura a la hora de diseñar y construir. Precisamos también un cambio en la formación tanto en el sector de los estudios universitarios de arquitectura, como en el de la formación de trabajadores del sector de la construcción. Si miramos atrás en la historia, los grandes cambios en arquitectura e ingeniería civil han surgido con la aparición del uso de nuevos materiales constructivos. Recordemos el paso por la madera, piedra, metal hasta el hormigón. Ahora estaríamos hablando más bien de una transformación de los sistemas constructivos pensados en un inicio de la construcción no a pie de obra, sino en fábrica. Hablaríamos más de montaje y desmontaje, de ensamblaje y desembalaje. ¿Estaríamos hablando de prefabricación, de industrialización, o de ambos?
Necesitamos financiación, pero también un cambio de mentalidad. Aún tenemos mucho por aprender del sector automovilístico y, por eso, todo gira alrededor de la Innovación Abierta, promovida por Henry Chesbrough. Debemos, por tanto, crear ‘Ecosistemas Constructivos’ en los que empresa privada, Administración y universidades puedan propiciar el trabajo colaborativo, rompiendo la mentalidad de silo, potenciando así la cooperación y sinergias de empresas del sector de la construcción. Como diría ese famoso eslogan de Apple: ‘Think different’.