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ACTAS FORO OVINO 2024 – Seminario: La sanidad del futuro

Medidas de control de la fiebre Q en ovino y caprino con perspectiva One Health

Ángel Gómez Martín

Investigador Ramón y Cajal de la Universidad CEU Cardenal Herrera
“Ministerio de Ciencia e Innovación de España (RYC2021-032245-I)”

07/11/2024

-El Grupo de Investigación ‘Agentes Microbiológicos asociados a la reproducción animal’ (ProVaginBio) de la Universidad CEU Cardenal Herrera trabaja en varios aspectos relacionados con pequeños rumiantes e investigación aplicada en el sector. Además de enfermedades como la agalaxia contagiosa, también trabaja con zoonosis abortivas, especialmente con la fiebre Q.

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En relación a la fiebre Q, el objetivo de nuestro grupo de investigación es impulsar nuevos avances científicos orientados hacia el conocimiento epidemiológico de la enfermedad y la lucha frente a esta patología en pequeños rumiantes. Lo primero que hicimos al respecto, fue adquirir una importante experiencia epidemiológica a pie de campo en brotes clínicos de la enfermedad y conocer las necesidades de los ganaderos, técnicos y administraciones públicas.
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Características de la fiebre Q

La fiebre Q es una zoonosis de gran relevancia que a menudo se vincula al sector ovino y caprino. Es uno de los patógenos abortivos más frecuentemente reportados en este sector.

Se trata de una enfermedad compleja, tanto por el amplio espectro de hospedadores que pueden albergar a su agente etiológico, Coxiella burnetii, como por sus formas de transmisión. Este patógeno tiene dos formas celulares, una de ellas esporulada, muy resistente al calor y a la desecación, pudiendo ser transportada por el viento a varios kilómetros de distancia desde el foco de la infección.

Coxiella burnetii es capaz de infectar a multitud de especies animales, al ser humano e incluso a garrapatas, que pueden actuar como vectores de la infección. Es necesario considerar que la bacteria circula tanto en animales domésticos como en fauna silvestre, en donde se han descrito considerables seroprevalencias en determinadas zonas de España, como Asturias o País Vasco, según las investigaciones realizadas por Neiker. La circulación en fauna silvestre es relevante, ya que al ganado ovino y caprino se le atribuye la responsabilidad de los focos que circulan en humana. La seroprevalencia en rumiantes domésticos en España se ha reportado en niveles entre el 6% y el 76%. En efecto, es consensuado internacionalmente que los pequeños rumiantes son el principal foco de contagio para la especie humana pero su contagio a través del contacto con la fauna silvestre (ungulados silvestres, lepóridos, roedores, aves, etc) debería de ser también contemplado. Especialmente en casos humanos de colectivos con una estrecha interacción con fauna silvestre y/o cinegética (científicos, agentes medioambientales, SEPRONA, etc).

La fiebre Q tiene dos ciclos epidemiológicos. Uno de ellos es el paradoméstico, que ocurre en la vida silvestre, con un papel importante de las garrapatas en la transmisión a los animales. Sin embargo, en el caso del ciclo doméstico, que afecta al ganado doméstico y al ser humano, hay una escasa participación de las garrapatas (aunque posible), siendo la transmisión aerógena la más relevante.

Coxiella burnetii se puede excretar por numerosas vías: leche, nasal, orina y heces, secreciones vaginales, abortos… Cuando la bacteria entra en un hospedador, tiene especial tropismo por el tracto reproductor y, a partir de ahí, es capaz de excretarse en grandes cantidades.

La sintomatología consta de infertilidad, principalmente en ganado vacuno, y abortos. Además de los abortos, no debemos obviar otros síntomas como decaimiento, anorexia, rinitis, pérdida de peso, fiebre, nacimiento de crías débiles…

Para el diagnóstico, se utilizan la serología y PCR.

El control y prevención de fiebre Q se puede afrontar con dos estrategias, al margen de la bioseguridad. Una de ellas es la antibioterapia, con la utilización de tetraciclina, y la segunda es la vacunación. No obstante, es necesario considerar que tal y como sugiere el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la antibioterapia no consigue eliminar la excreción de Coxiella burnetii (aunque sí la incidencia de abortos), por lo que no se aconseja su empleo como estrategia de control frente a brotes de fiebre Q.

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¿Qué ocurre en un brote clínico?

En esta conferencia, se exponen las dinámicas de excreción observadas en dos rebaños de ovino lechero que tenían abortos entre un 5% y un 30%. Además, estos rebaños tenían el problema añadido de que tenían muestras de tanque de leche positivas a PCR y querían elaborar quesos crudos sin pasteurizar. Dicha comunidad autónoma, ha terminado por obligar a realizar PCR de aquellos tanques de leche que quieran destinarse a consumo de leche cruda.

Se tomaron muestras en el momento del brote, en torno a 7-8 días tras el parto o aborto, para posteriormente implementar una vacunación en todo el rebaño (abortadas, no abortadas y moruecos), con dos dosis separadas por tres semanas (siguiendo la pauta vacunal del fabricante). Después, se volvieron a tomar muestras seis meses después de esa pauta vacunal. También se cuenta con datos de la siguiente paridera. Se han tomado en total muestras de hisopos vaginales, heces, leche e hisopos nasales para qPCR, así como muestras de sangre para serología. Fueron tomadas muestras en ovejas abortadas, con parto normal y moruecos.

En el momento del brote, los datos de estos dos rebaños indican que hay un 53,6% de animales seropositivos, aunque hay que tener en cuenta también que casi la mitad son seronegativos… y son animales que también están excretando o se detecta la bacteria por Q PCR en alguna muestra de las analizadas. La serología no indica que un animal esté libre de la infección, por tanto. Además, otra conclusión es que la detección de Coxiella burnetii tuvo lugar tanto en animales abortados como no abortados. En base a ello, las estrategias de control y prevención que se quieran adoptar no pueden focalizarse exclusivamente en los animales abortados. Por otro lado, la frecuencia de detección fue de un 85,7% en heces, 75% en hisopo nasal, 58,3 % en leche individual y 50% en hisopo vaginal o prepucio. Esto corrobora la importancia de la vía de excreción por heces reportada por otros estudios y su importancia a la hora de contaminar las camas. También evidencia la eficacia de la muestra de hisopo nasal para detectar la infección y un posible tropismo respiratorio infravalorado. Recientemente, ya hemos reportado algún caso de cabras muertas en brotes clínicos que eran positivas en hisopo nasal y pulmón.

Seis meses después de la pauta vacunal, no se detectaron animales positivos a q PCR (se eliminó la excreción al 100%) y se observaron tasas de seroconversión del 96,4%. Es de destacar que también muestreamos los tanques de leche para diagnóstico por qPCR, siendo negativos tras implementar la pauta vacunal. En la siguiente paridera, tampoco hemos detectado hasta ahora animales positivos a qPCR aunque todavía nos quedan algunos animales por muestrear.

También se tomaron muestras ambientales , siendo corroborada la contaminación tanto en las camas como los comederos. Gracias a estudios de Neiker, sabemos que Coxiella burnetii logra persistir viable durante años en el ambiente de las explotaciones.

Debido a que hay excreción en animales con y sin clínica, se deben tomar las medidas de control y prevención en todo el rebaño, incluyendo los sementales, que también pueden actuar como fuente de infección. Otros autores ya reportaron con anterioridad la eficacia de la vacunación en la eliminación de la excreción. No obstante, cuando no se vacuna al rebaño por completo, la infección permanece activa al año siguiente del brote. Vacunando únicamente a la recría, se ha comprobado que la infección persiste, habiendo sido destacado además el consiguiente riesgo de infección para humanos. La vacunación debe considerarse como una estrategia a medio y largo plazo.

Aunque se sale del tema de este foro, quisiéramos mencionar algunos datos interesantes vinculados a nuestra experiencia epidemiológica en brotes de fiebre Q caprina. Hemos podido corroborar que existen diferentes tipos de brotes, con más o menos porcentajes de abortos e incluso con o sin la presencia de nacimiento de crías débiles e incluso animales muertos. Así, hemos podido observar una mayor tasa de excreción y frecuencia de detección de Coxiella burnetii en aquellos brotes clínicos más severos. Además, la detección en leche individual ha sido anedótica en los rebaños caprinos muestreados. Ello podría explicar por qué hay escasos brotes de humana vinculados al consumo de leche. Así, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) señala que no hay evidencia concluyente de que el consumo de leche y productos lácteos que contengan Coxiella burnetii haya ocasionado fiebre Q clínica en humanos. No obstante, en mi opinión y experiencia, la excreción por leche existe y el riesgo por tanto no puede ser obviado.

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Fiebre Q en humanos

En humanos, la fiebre Q es una enfermedad asociada a las personas que trabajan con animales. Produce neumonías, fiebres altas, abortos, endocarditis…

El 60% de las personas suelen tener la infección de forma asintomática, mientras que el 40% tienen síntomas. Un 4% requiere hospitalización, mientras que un 2% tienen secuelas crónicas, como endocarditis, hepatitis crónica y un síndrome de fatiga crónica.

En un estudio realizado entre 1998 y 2015, hubo un total de 4.214 pacientes y 117 fallecidos en España por fiebre Q. Se trata de personas con una edad media de unos 50 años y con cuadros de neumonía.

La vía de infección es la aerógena, aunque no se debe descartar la transmisión por vectores como las garrapatas y el consumo de productos alimentarios crudos.

Los últimos datos en España indican que en 2022 hubo 440 casos, por lo que es el país de la Unión Europea que está reportando más casos de fiebre Q. La tasa de incidencia anual en España es de 0,92 por cada 100.000 habitantes (la UE 0,17), con edades comprendidas entre 30 y 70 años más frecuentemente.

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Programas de control

Ante el aumento del número de casos en humana, diferentes administraciones han puesto en marcha, o están en fase de hacerlo, planes de vigilancia y control de fiebre Q, como es el caso de País Vasco, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Islas Baleares, Comunidad de Madrid, Cataluña… El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) actualizó su programa de control en el año 2023.

Los programas de vigilancia y control se fundamental en la toma de muestras cuando hay casos de abortos (vigilancia pasiva) o hay casos de humana asociados (vigilancia activa). - Una vez que se declara un brote, es imprescindible avisar rápidamente a la industria lechera para que no se destine la leche cruda a consumo. A su vez, es fundamental implementar medidas como: establecer medidas de gestión del estiércol, aislamiento de animales en la época de preparto y el parto, destrucción de placentas y fetos abortados, limpieza y desinfección de todas las instalaciones, evitar la entrada de perros y gatos en las zonas de aislamiento, lucha contra los roedores y otros animales transmisores de la enfermedad, evitar la entrada de fauna silvestre, establecer medidas de bioseguridad en las personas que trabajan en las parideras, limitar la entrada de personal ajeno, protocolos de bioseguridad y manejo, tratamiento periódico con antiparasitarios, limitar los movimientos de animales e implementar un protocolo de vacunación. En este sentido, será muy importante combinar la vacunación con las medidas de manejo y bioseguridad antes mencionadas.

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