Vacunar la reposición y eliminar positivos para controlar la tuberculosis caprina
Investigadores del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA), del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), han realizado un estudio de la vacunación durante tres años de rebaños de cabras en explotaciones con una alta prevalencia de tuberculosis. Según la investigadora del IRTA-CReSA, Claudia Arrieta-Villegas, "los resultados muestran que la vacunación sistemática de la reposición y la eliminación de los positivos no vacunados, contribuye a reducir la prevalencia”.
La tuberculosis es una enfermedad que tiene como huésped tanto a los humanos como a diferentes especies animales domésticas y salvajes. En este contexto, los rebaños de cabras infectados pueden actuar como fuentes de la enfermedad. En la producción caprina, la tuberculosis tiene importantes repercusiones económicas debidas a las pérdidas en la producción de leche, a las restricciones comerciales y los costes derivados de la despoblación de los rebaños infectados.
El estudio ha evaluado la eficacia de la vacunación durante tres años con BCG (Mycobacterium bovis Bacilo Calmette-Guérin) frente la tuberculosis, en cinco granjas de cabras en Cataluña, y ha tratado de identificar los factores de riesgo que pueden influir en la eficacia de un programa de vacunación para el control de la tuberculosis en cabras.
En cuando a los factores que potencialmente influencian la incidencia de la tuberculosis en los animales vacunados, se ha visto que el número de animales no vacunados positivos que se mantienen en el rebaño y el número de cabras vacunadas en edad adulta y que se han infectado, son factores de riesgo de infección significativos. Por lo tanto, la práctica de descartar los animales no vacunados de forma progresiva del rebaño contribuiría a la disminución del riesgo de infección para los animales vacunados. Además, la vacunación de animales adultos parecería ser poco eficaz, ya que es probable que estos animales hayan sido infectados previamente a la vacunación pero que tengan agotada la respuesta inmunitaria, y no ser detectados como infectados mediante las técnicas de diagnóstico inmunitario habituales (IDTB, IFN-g). También sería posible que el contacto con otras micobacterias no patógenas, previamente a la vacunación, haya reducido la eficacia de la BCG y que, al infectarse, no controlen la infección, pudiendo propagarse en el rebaño.
Los resultados apuntan a que la vacunación sistemática con BCG de los animales para la reposición contribuye a la reducción progresiva de la transmisión de la tuberculosis y, por tanto, a una reducción gradual de la prevalencia de la enfermedad en el rebaño, aunque la eficacia de la vacuna parece disminuir un año después de la vacunación. Además de la vacunación, otras medidas de manejo, tales como descartar los animales positivos del rebaño, son altamente recomendables. En este contexto, estos resultados proporcionan datos alentadores para evaluar el coste-beneficio de un programa de vacunación contra la tuberculosis a largo plazo que permita el control de la enfermedad en los rebaños de cabras.